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El primer ministro Junichiro
Koizumi anunció ayer que su gobierno enviará unos 1,000 soldados
para ayudar en la reconstrucción de Iraq, siendo el mayor contingente
de tropas japonesas que se haya enviado al extranjero desde la Segunda Guerra
Mundial.
En una conferencia de prensa transmitida por televisión,
Koizumi explicó su decisión ante el público, que se
ha opuesto al envío de tropas y que teme por la vida de sus soldados
y por la posibilidad de que Japón sea otro objetivo de terroristas.
La oposición argumenta por otra parte que
la Constitución, promulgada en 1946, impide, en principio, la participación
nipona en operaciones bélicas.
Koizumi sostiene que “las tropas no van a la guerra,
no utilizarán la fuerza”.
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