FOTOS DE LA PRENSA/Carlos Dada/enviado
LA TENSIÓN AUMENTA. Carlos Dada conversó con el líder musulmán Mukhtada al Sadr, quien insta a miles de chiitas a no permitir que su país sea manipulado por extranjeros. La atmósfera política es cada vez más asfixiante. Al Sadr exige a los salvadoreños no colaborar con la coalición.

Amenazan a soldados salvadoreños

Carlos Dada / Enviado especial

La instauración de un gobierno cien por ciento iraquí es la plataforma sobre la cual el líder musulmán Mukhtada al Sadr se basa para reclamar la salida de las tropas salvadoreña, española y estadounidense.

   


Iraq, Nayaf. El líder musulmán Mukhtada al Sadr advirtió ayer a las tropas salvadoreñas dejar de apoyar a la coalición encabezada por Estados Unidos, apenas día y medio después del incidente en que sus milicias se vieron enfrentadas con el batallón Cuscatlán.

Sadr negó a LA PRENSA GRÁFICA que sus hombres tuvieran responsabilidad en los hechos. “No me gusta la violencia. Odio la violencia y quiero hablar de paz. Mis hombres no han hecho nada. Pero le advierto a los soldados salvadoreños y españoles que no continúen ligados a las fuerzas americanas”, dijo.

El clérigo brindó ayer una conferencia de prensa en su residencia, en Nayaf, para explicar el lanzamiento de su propio gobierno, mientras a pocos kilómetros, en Karbala, sus fuerzas y las del asesinado ayatola Mohamed Hakim Al Baqer terminaban un enfrentamiento armado que duró toda la noche y dejó al menos seis muertos y más de 50 heridos.

Sadr dijo que su gobierno no será impuesto, sino aprobado por el pueblo iraquí. “La gente decidirá entre el consejo iraquí impuesto por Estados Unidos y nosotros, y lo decidirá manifestándose. Si la coalición se enfrenta a los iraquíes, habrá un gran baño de sangre”, advirtió.

El diablo, grande y pequeño

Rodeado de decenas de hombres armados pertenecientes a las milicias Mehdi de su partido, el joven imán chiita continuó ayer con el doble discurso de las advertencias y los llamamientos a la paz, pero no ocultó hasta adonde piensa llegar.

“Estoy listo para morir, y ése tal vez es mi destino.” Consultado por LA PRENSA GRÁFICA sobre quién es su enemigo, el clérigo se limitó a responder: “El diablo. El gran diablo y el pequeño diablo”. Después insistió: “No queremos que ningún judío o americano se quede con nuestro país”.

Mukhtada Al Sadr se ha convertido en uno de los personajes más importantes del nuevo panorama iraquí, a pesar de los esfuerzos de la coalición por desestimar sus acciones y palabras. Pero sus seguidores, que son muchos en Bagdad y Kufa, han llevado a cabo varias acciones de desestabilización en los últimos días.

Sadr intentó ayer disipar los problemas entre los líderes religiosos chiitas, diciendo que todos estaban en principio de acuerdo en hacer cualquier cosa por el pueblo iraquí, “pero sin violencia”, y anuncio que tenía ya pensados nueve ministerios para iniciar la propuesta gubernamental. “Nuestro gobierno es un gobierno del Islam”, puntualizó, y la ley debería ser la “sharia” o ley musulmana basada en el Corán. Sadr es hijo del líder religioso Mohammed Sadiq al Sadr, asesinado en 1999 por las fuerzas de Sadam Husein.

En alerta roja

Las amenazas de los manifestantes y las declaraciones de Mukhtada al Sadr tienen en alertaal contingente cuscatleco.

La señal de alarma sonó ayer por la mañana en Camp Baker, tras recibirse información de algunas amenazas locales y de los violentos incidentes reportados desde Karbala, adonde militantes chiitas seguidores de dos líderes religiosos se enfrascaron en violentos enfrentamientos que dejaron varios muertos y heridos.

Decenas de soldados salvadoreños y estadounidenses salieron a patrullar las calles, tras haber recibido información de un supuesto cochebomba en Kufa y la posible toma de varios edificios locales por parte de los seguidores de Mukhtada al Sadr.

Varias versiones

Desde la calle que une a Kufa con Nayaf era posible ver a soldados salvadoreños inspeccionando los techos del aledaño Hospital de Nayaf, y las entradas a ambas ciudades estaban cerradas por puestos de control. El ambiente es tenso.

El nivel de alerta en el campamento subió de amarillo a rojo, y los civiles iraquíes que trabajan en la localidad militar fueron evacuados a sus casas.

Adentro, los soldados que permanecían en guardia mantenían el equipo a la mano y estaban listos para una emergencia.

Según informes preliminares, las fuerzas de la coalición recibieron reportes de que hombres armados y seguidores de Al Sadr planeaban tomarse el edificio del gobierno local y algunas otras entidades importantes, tal como lo hicieron en días anteriores en Sadr City, un populoso barrio ubicado en el centro de Bagdad.

Algunos oficiales salvadoreños reportaron haber estado buscando una camioneta amarilla en la que estaría la supuesta bomba, pero al final de la jornada todo quedó en una falsa alarma.

Los edificios que albergan a las instituciones locales permanecían custodiados hasta el cierre de esta edición, con patrullas apostadas en las entradas y fuertes barricadas. Algunas versiones indicaban que las fuerzas estadounidenses tenían también información de que el campamento estaba siendo observado desde hace algunos días por desconocidos, aunque nadie del comando salvadoreño confirmó la especie.

Al Sadr, un controvertido clérigo chiita contrario a la ocupación, ha rechazado la autoridad del consejo de gobierno iraquí designado por Estados Unidos, y amenazado con proclamar su propio gobierno con Nayaf como sede.

Ayer, en Kerbala, sus milicias se enfrentaron contra seguidores de Ali Sistani, el mayor líder religioso chiita, en el primer choque de este tipo desde el fin de la guerra.

El domingo por la noche, las brigadas de Al Sadr rodearon a una patrulla salvadoreña que se detuvo frente a su casa en Nayaf, y la situación estuvo a punto de degenerar en un fuerte intercambio de fuego.

Al final de la jornada, Camp Baker bajo nuevamente el nivel de alarma a amarillo.


 

ACAC