Foto de LA PRENSA, por Carlos Dada/ Enviado Especial
RECUENTO. Ciudadanos de Mishkab, cerca de Nayaf, asisten al recuento de votos tras las elecciones del concejo local que se efectuaron ayer. Esta elección es una de las primeras que se llevan a cabo en Iraq tras la dictadura de Sadam Husein y la intervención militar de la coalición.

Sufragio
Rudimentarias boletas de votación utilizadas en las elecciones realizadas en Mishkab.
Mishkab
Pequeño pueblo agricultor enclavado a orillas del Eúfrates. Ayer se realizaron elecciones locales en este pueblo iraquí.

Mishkab, Iraq. Rudimentarias boletas de votación utilizadas en las elecciones realizadas en Mishkab.

Un ciudadano iraquí participa en el recuento público de votos. Los votantes exponían sus quejas mientras se hacía el conteo.

Ahsan se levantó ayer muy temprano para conocer la democracia.Se acercó a uno de los cinco centros de votación instalados en el poblado de Mishkab, 30 kilómetros al sur de Nayaf, para elegir a los 14 representantes del concejo local. Escribió tres nombres en la papeleta y esperó a las 2 de la tarde para ir al tribunal electoral local para conocer los resultados.

“Voté porque dos amigos míos estaban entre los candidatos”, dice. “Son gente buena, si no no serían mis amigos.”

Como él, unos mil iraquíes comenzaron ayer la ruta hacia la democracia, en un país que no conocía de opciones electorales desde que Sadam Husein tomó el poder y organizaba eventos electorales en los que la población sólo podía votar a favor o en contra del candidato del partido Baath.

Pero el camino, según parece, será largo. Mishkab tiene unos 70 mil habitantes. Muchos se quedaron sin votar porque los tumultos invalidaron las elecciones en dos de los distritos. “No pude votar porque la gente corrió hacia el centro de voto y se armó un tumulto. Yo también corrí para ver qué estaba pasando”, dice Ali Hashin, un distribuidor de canastas básicas que vive en el centro de Mishkab.

El juez, ante el desorden, decidió invalidar el proceso. “La gente aquí no comprende todavía lo que es la democracia, nos cuesta pensar en una elección con varios candidatos, no sabemos lo que es eso”, dice Hasin.

Un proceso nuevo

Mishkab es un pequeño pueblo situado a orillas del Éufrates, tan religioso como todos los poblados chiítas, y dedicado principalmente a la agricultura.

Cuentan con su propia mezquita, pero no hay grandes servicios. Padecen la falta de energía, no hay teléfonos y muchos de los pobladores obtienen el agua de pozos. “El proceso electoral en Mishkab es un experimento”, dice el mayor Joselito Cardona, oficial de información del batallón Cuscatlán.

A las 2 de la tarde en punto comenzó el recuento de votos, bajo la mirada paternalista de un representante estadounidense, “Míster Jim”. Uno a uno se iban leyendo los nombres de los candidatos que aparecían en las actas mientras varios miembros del consejo electoral apuntaban rayitas en un pizarrón.

Atrás, sentados en bancas como quien mira una obra de teatro, varios ciudadanos observaban el recuento, y aprovechaban para quejarse de las anomalías.

“La mayor parte de las mujeres se quedó sin votar, porque según nuestras costumbres ellas no pueden salir por la mañana con los hombres y pensaban votar por la tarde. Nos dijeron que cerrarían los colegios a las 6, pero a las 2 ya no se podía votar”, reclamaba Nejaj Mlhep, un hombre de unos 40 años vestido a la usanza tradicional.

A pesar de los contratiempos, el evento de ayer no registró un solo acto de violencia, ni graves acusaciones de fraude. La Policía local reportó una jornada normal. “Sólo gente gritando”, dijeron.

Las expectativas, entre quienes lograron votar, son grandes. “Espero que hagan buenas cosas”, dice Ahmed, un hombre de 34 años que tiene un pequeño taller de sastrería. Pero advierte: “Sabemos que hay cosas externas que no nos permitirán tener democracia. Porque Estados Unidos quiere que tengamos su propia democracia, y nosotros queremos la nuestra”.

Poco a poco, en todas las poblaciones de este país se irán celebrando elecciones locales. Aún no hay fechas para que ciudades como Nayaf elijan a sus gobernantes, pero la meta es hacerlo en menos de un año, tal como ha prometido el gobierno provisional de Iraq.


 

ACAC