MUERE UNO. Soldados españoles durante el recibimiento del mando en la ciudad de Diwaniya. Uno de ellos murió ayer en un hecho accidental.
Un golpe al corazón militar de la coalición
Carlos Dada/Enviado especial en Iraq


Iraq 27 de octubre. El día que llegué a Bagdad cené en el hotel Al Rashid, frente al centro de prensa. Esa misma mañana había sido atentado por tres granadas, de las cuales sólo una logró dañar una de las paredes.De aquel ataque, y de mi llegada a Bagdad, hace ya mas de un mes. Desde entonces, los ataques contra las tropas estadounidenses se han multiplicado en la capital iraquí, hasta la demostración de resistencia de ayer.



El hotel Al Rashid es un icono de las tropas estadounidenses. Es uno de los hoteles más lujosos de Bagdad y ha sido completamente ocupado por la coalición. Para entrar hay que pasar por varios retenes y barreras de seguridad, porque está en la llamada Zona Verde, que es el gigantesco perímetro de seguridad dentro del cual se encuentra la mayor parte de las instalaciones controladas por la coalición.



En la entrada del estacionamiento, los soldados hacen un minucioso registro de todo el que entra, y consultan con sus superiores antes de permitir el acceso. La persona debe estar previamente autorizada para poder ingresar, como en todos los controles anteriores.



Adentro, la seguridad es impresionante. Al Rashid es, además de un bello edificio, un lugar lleno de armas. Atacarlo es un atrevimiento, por decir lo menos. Y sobre todo cuando en él se esta alojando el subsecretario de Defensa de E.U.A., Paul Wolfowitz.



Termino de escribir esta nota a la 1 de la mañana del lunes en Iraq —4 de la tarde del domingo en El Salvador—. Todavía no hay información clara sobre las otras dos explosiones que estremecieron la Zona Verde. Y hoy comienza el Ramadán, el mes sagrado musulmán. Las previsiones no son muy esperanzadoras. Y los iraquíes que tengo ahora a mi alrededor, en un café de Nayaf, creen que vienen días negros. Ojalá se equivoquen. Oj-Alá.


 

ACAC