Fotos de La Prensa/carlos dada, enviado
NUEVOS JEFES. Los oficiales salvadoreños dijeron que su primera misión era introducir a los iraquíes a la disciplina militar.
La amenaza de las balas perdidas
Al menos nueve proyectiles han caído en Camp Baker en las últimas dos semanas. Uno muy cerca de la bota de un soldado.

Casco obligado

La tropa está obligada a usar su casco a todas horas dentro del cuartel.

Sustos

ARRIBA: El soldado Julio Hernández muestra el proyectil que le cayó hace dos noches en la bota izquierda. OTRAS FOTOS: Más balas perdidas.


Camp Baker, Iraq. El subsargento Pérez Mena estuvo a 20 centímetros de convertirse en la primera baja por fuego del batallón Cuscatlán.

El militar se dio cuenta algunas horas después del incidente, cuando se despertó de su catre militar, en una de las tiendas de campaña de Baker, para descubrir un agujero justo arriba de su cabeza y una bala de AK-47 incrustada en una caja, muy cerca de donde duerme.

A dos metros de ahí, otra bala penetró media hora después el techo de la misma tienda, y terminó, afortunadamente, chocando contra una de las tablas de madera que hacen las veces de suelo.

En las últimas dos semanas, al menos nueve balas perdidas han caído en las instalaciones del campamento habitado por los salvadoreños. Algunas han estado muy cerca de causar daños serios a las tropas.

El soldado Julio Henríquez caminaba el lunes por la noche rumbo al centro de operaciones, cuando sintió un leve golpe en la bota izquierda. Miró al suelo y encontró la bala, todavía dando vueltas, entre sus dos pies.

“La agarré y todavía estaba caliente”, dice hoy. “No sé cómo cayó, pero sólo pegó en la bota y no entró. Es increíble, pero es el momento de mayor peligro que he pasado aquí desde que llegué.” Tuvo suerte. Dos pasos a la izquierda y la bala le hubiera penetrado en la cara.

A partir de ayer se recomienda a todos los soldados usar casco en el campamento apenas caiga el sol.

Las balas perdidas se han convertido en la mayor amenaza del batallón Cuscatlán en estos días.

“Aquí disparan por todo y a cualquier hora, y ya cayeron varias balas adentro del campamento”, dice el mayor Miguel Ángel Castillo. “Es un peligro muy real, queremos evitar tener algún problema por una bala perdida.”

Las balas no solían caer en el campamento con la frecuencia con que han caído en los últimos días. “Puede ser que a propósito disparen en esta dirección”, dice el mayor Castillo. Puede ser.

El mayor Joselito Cardona, oficial de información, no lo cree así. “Sería mejor pensar que si hemos encontrado estas balas es porque han caído más y que, por tanto, en la ciudad caen muchas más”, dijo.


 

ACAC