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![]() El poder de la religión. Los clérigos chiitas están protegidos por hombres armados con AK-47. |
Chiitas advierten
a salvadoreños mundo@laprensa.com.sv El jeque Alí, hijo de uno de los cuatro “papas” chiitas, dijo a este periódico que los soldados salvadoreños no son bienvenidos. Por ahora, los líderes religiosos de Nayaf han acordado no armarse, pero advierten que “tomarán medidas” si las tropas no se retiran. |
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Nayaf.
La fe ha comenzado a hablar. Los religiosos de Nayaf, que representan el
principal poder para los chiitas, van dejando atrás el silencio que
mantuvieron desde la caída de Sadam Husein. Ahora hablan con dureza
a una sola voz: las fuerzas de la coalición deben abandonar Iraq.
Al hablar de la tropa salvadoreña y de otras nacionalidades destacadas
en su ciudad santa usan un apelativo: invasores. Las palabras de estos líderes hacen ver a Mukhtada al Sadr, hasta ahora la principal voz religiosa contra la coalición, como un diplomático moderado. “El principal peligro para Iraq es el invasor”, dice, sin rodeos, el jeque Alí, un joven religioso hijo del Ayatola Bashir al Najafy, uno de los cuatro “papas” chiitas. Para esta entrevista sirve de portavoz de su padre, y asegura que los cuatro líderes religiosos están de acuerdo en todo lo que él dice. “Sadam y los americanos son dos caras de la misma moneda: son autoritarios, dictatoriales y represores... ¿Cómo quiere que confiemos en ellos? Ellos trajeron a Sadam, y ahora son la principal causa del caos en Iraq. Tienen que irse tal como prometieron, y tienen que irse pronto o tomaremos medidas”, advierte. Las tropas salvadoreñas, encargadas de la seguridad de Nayaf, son, para este religioso, parte del mismo problema. “Los salvadoreños están aquí por órdenes de Estados Unidos, no por invitación del pueblo iraquí. Le rogamos a Dios que se vayan pronto, tal como lo prometieron. Después de esto les podemos dar la bienvenida a Iraq como visitantes, pero ahora tienen que irse”, dice el jeque. Un trato que no se cerró Los chiitas, que representan el 60 por ciento de la población iraquí y fue uno de los sectores más reprimidos por el régimen de Husein, hablaron con Washington antes de la guerra y, según versiones religiosas, locales recomendaron no intervenir militarmente. De acuerdo con la radio chiita, el propio ayatola Mohamed Hakim al Baqer, asesinado hace dos meses con un coche bomba en la mezquita del imán Alí, habría propuesto reforzar la oposición interna para no convertir a Iraq en un nuevo escenario de ocupación. Esta versión la confirmó a LA PRENSA GRÁFICA el jeque Muhammed al Turaify, uno de los más influyentes miembros del Badr, la organización de Hakim. “Él les dijo que no entraran, que nos dieran dinero y nosotros manejábamos la situación. Él tenía un plan para controlar a los hombres clave de Sadam y provocar una rebelión interna. Sólo queríamos apoyo, porque solos no podíamos hacer nada. Decidieron, contra nuestros deseos, invadir Iraq”, dice. Pero entraron. Y ahora, según Turaify, “son la principal causa de nuestros problemas, de las tensiones entre chiitas y en el resto de Iraq. Yo los culpo a ellos. Han colocado a las personas que ellos quieren en todos los cargos, y nosotros no confiamos en la Policía, por eso mantenemos nuestras propias milicias. Están provocando un caos en Iraq”. No nos gusta que nos invadan Said Qaith Shibar viste con turbante negro, un sello distintivo entre los chiitas que lo identifica como descendiente directo del profeta Mahoma, el fundador del Islam. Es el editor de la revista Al Nayaf al Ashraf, una nueva publicación de la “Hawza”, o consejo religioso chiita. Qaith confirma las palabras de los otros clérigos: “Las fuerzas de ocupación deben irse ya. !Ya! Yo sé que decirlo no tiene sentido, porque no nos van a hacer caso, pero deben irse. Hasta los soldados de Estados Unidos quieren irse, y creo que hasta Bush, pero está atrapado aquí. La invasión de Iraq se ha convertido en un problema para todos. A los iraquíes no nos gusta que nos invadan. Los chiitas odiamos el autoritarismo”. Ellos, los chiitas, dicen querer democracia, pero se niegan a permitir que otro país imponga en Iraq un sistema con sus propias reglas: “Nosotros debemos elegir y gobernar Iraq”. El jeque Alí va más allá y lanza una advertencia seria: “Nuestros cuatro clérigos han acordado no utilizar las armas contra los invasores, pero ellos han dicho que se irán, y si no lo hacen pronto tomaremos medidas”.
La jerarquía chiita está sostenida
en cuatro pilares, cuatro ayatolas que representan las máximas
autoridades religiosas y alrededor de los cuales gira toda la vida de
esta comunidad. Su palabra es casi sagrada, y venerada por los chiitas
de todo el mundo. Breves de Irak
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