El poder de la religión. Los clérigos chiitas están protegidos por hombres armados con AK-47.
Chiitas advierten a salvadoreños
Carlos Dada/Enviado
mundo@laprensa.com.sv

El jeque Alí, hijo de uno de los cuatro “papas” chiitas, dijo a este periódico que los soldados salvadoreños no son bienvenidos. Por ahora, los líderes religiosos de Nayaf han acordado no armarse, pero advierten que “tomarán medidas” si las tropas no se retiran.

Líderes religiosos
LA PRENSA GRÁFICA conversó con tres líderes espirituales chiitas. En Nayaf, sus palabras tienen especial importancia, porque ésta es la ciudad santa de este grupo religioso y porque ellos son, en la práctica, los guías de millares de personas. Han exigido el retiro inmediato de las tropas extranjeras.

Said Qaith Shibar



Es descendiente del profeta Mahoma, por lo que luce turbante negro.

Dice que los chiitas odian el autoritarismo y que las tropas deben irse inmediatamente.

“Si no se van pronto tomaremos medidas”, asegura.

Jeque Alí



Hijo del ayatola Bashir al Nayafy, uno de los cuatro “papas” chiitas.

Cree que Sadam y la coalición son dos caras de la misma moneda.

Asegura que los salvadoreños no son bienvenidos porque no fueron invitados por el pueblo iraquí.


Nayaf. La fe ha comenzado a hablar. Los religiosos de Nayaf, que representan el principal poder para los chiitas, van dejando atrás el silencio que mantuvieron desde la caída de Sadam Husein. Ahora hablan con dureza a una sola voz: las fuerzas de la coalición deben abandonar Iraq. Al hablar de la tropa salvadoreña y de otras nacionalidades destacadas en su ciudad santa usan un apelativo: invasores.

Las palabras de estos líderes hacen ver a Mukhtada al Sadr, hasta ahora la principal voz religiosa contra la coalición, como un diplomático moderado.

“El principal peligro para Iraq es el invasor”, dice, sin rodeos, el jeque Alí, un joven religioso hijo del Ayatola Bashir al Najafy, uno de los cuatro “papas” chiitas. Para esta entrevista sirve de portavoz de su padre, y asegura que los cuatro líderes religiosos están de acuerdo en todo lo que él dice.

“Sadam y los americanos son dos caras de la misma moneda: son autoritarios, dictatoriales y represores... ¿Cómo quiere que confiemos en ellos? Ellos trajeron a Sadam, y ahora son la principal causa del caos en Iraq. Tienen que irse tal como prometieron, y tienen que irse pronto o tomaremos medidas”, advierte.

Las tropas salvadoreñas, encargadas de la seguridad de Nayaf, son, para este religioso, parte del mismo problema. “Los salvadoreños están aquí por órdenes de Estados Unidos, no por invitación del pueblo iraquí. Le rogamos a Dios que se vayan pronto, tal como lo prometieron. Después de esto les podemos dar la bienvenida a Iraq como visitantes, pero ahora tienen que irse”, dice el jeque.


Un trato que no se cerró


Los chiitas, que representan el 60 por ciento de la población iraquí y fue uno de los sectores más reprimidos por el régimen de Husein, hablaron con Washington antes de la guerra y, según versiones religiosas, locales recomendaron no intervenir militarmente.

De acuerdo con la radio chiita, el propio ayatola Mohamed Hakim al Baqer, asesinado hace dos meses con un coche bomba en la mezquita del imán Alí, habría propuesto reforzar la oposición interna para no convertir a Iraq en un nuevo escenario de ocupación. Esta versión la confirmó a LA PRENSA GRÁFICA el jeque Muhammed al Turaify, uno de los más influyentes miembros del Badr, la organización de Hakim.

“Él les dijo que no entraran, que nos dieran dinero y nosotros manejábamos la situación. Él tenía un plan para controlar a los hombres clave de Sadam y provocar una rebelión interna. Sólo queríamos apoyo, porque solos no podíamos hacer nada. Decidieron, contra nuestros deseos, invadir Iraq”, dice.

Pero entraron. Y ahora, según Turaify, “son la principal causa de nuestros problemas, de las tensiones entre chiitas y en el resto de Iraq. Yo los culpo a ellos. Han colocado a las personas que ellos quieren en todos los cargos, y nosotros no confiamos en la Policía, por eso mantenemos nuestras propias milicias. Están provocando un caos en Iraq”.


No nos gusta que nos invadan


Said Qaith Shibar viste con turbante negro, un sello distintivo entre los chiitas que lo identifica como descendiente directo del profeta Mahoma, el fundador del Islam. Es el editor de la revista Al Nayaf al Ashraf, una nueva publicación de la “Hawza”, o consejo religioso chiita.

Qaith confirma las palabras de los otros clérigos: “Las fuerzas de ocupación deben irse ya. !Ya! Yo sé que decirlo no tiene sentido, porque no nos van a hacer caso, pero deben irse. Hasta los soldados de Estados Unidos quieren irse, y creo que hasta Bush, pero está atrapado aquí. La invasión de Iraq se ha convertido en un problema para todos. A los iraquíes no nos gusta que nos invadan. Los chiitas odiamos el autoritarismo”.

Ellos, los chiitas, dicen querer democracia, pero se niegan a permitir que otro país imponga en Iraq un sistema con sus propias reglas: “Nosotros debemos elegir y gobernar Iraq”.

El jeque Alí va más allá y lanza una advertencia seria: “Nuestros cuatro clérigos han acordado no utilizar las armas contra los invasores, pero ellos han dicho que se irán, y si no lo hacen pronto tomaremos medidas”.



El poder religioso en la ciudad sagrada

Las palabras de los cuatro ayatolas chiitas, los cuatro “papas”, son casi sagradas para los miles de habitantes de Nayaf.

La jerarquía chiita está sostenida en cuatro pilares, cuatro ayatolas que representan las máximas autoridades religiosas y alrededor de los cuales gira toda la vida de esta comunidad. Su palabra es casi sagrada, y venerada por los chiitas de todo el mundo.

Los cuatro viven en Nayaf, la ciudad santa del grupo chiíta —uno de los sectores religiosos en que se divide la población árabe de Iraq—, y todos forman parte de la “Hawza”, un consejo religioso que se reúne constantemente para adoptar una sola posición.

Ellos son: ayatola Bashir al Nayafy, ayatola Alí Sistani, ayatola Mohamed Said al Hakim y ayatola Ishaq al Feiad.

Debajo de ellos están los clérigos que predican en las mezquitas, los ayatolas “menores”, como el asesinado Mohamed Hakim o Mukhtada Al Sadr, y los jeques.

Entre los religiosos, los chiitas se distinguen en colores de turbante: negro para los descendientes directos del profeta Mahoma, y blanco para los demás.

Dicen no participar directamente en política, pero es sabido que sus acuerdos tienen mucha influencia en la población.


Breves de Irak

Washington
Confianza en España

Estados Unidos indicó ayer que seguía confiando en el compromiso de España en Iraq, a pesar de que retiró una parte del personal de la Embajada española en Bagdad.


España “ha sido siempre un miembro importante de la coalición”, dijo el portavoz del Departamento de Estado, Adam Ereli, al destacar que Madrid tenía “un gran número de personal en Iraq para ayudar a preservar la seguridad”.


Panamá
Condecoran a soldado

El gobierno panameño condecoró ayer con la orden Manuel Amador Guerrero, en el grado de Comendador, a la soldado panameña del Ejército de E.U.A. Shoshana Johnson, en reconocimiento a sus méritos y por no olvidar sus raíces panameñas. La condecoración le fue impuesta a Johnson por la presidenta Mireya Moscoso, durante los festejos de la separación de Panamá de Colombia.


Estados Unidos
Reducirán tropas

Estados Unidos planea reducir el número de soldados apostados en Iraq de los actuales 130 mil a alrededor de 100 mil hasta mayo de 2004, informó hoy la emisora de televisión estadounidense CBS.
Al mismo tiempo, la cantidad de militares iraquíes seguirá en aumento, según los planes del Pentágonode 100 mil actuales a unos 170 mil hombres.