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El Ejército reiteró ayer que los tres soldados del batallón Cuscatlán que sufrieron lesiones en un accidente de tránsito en Nayaf se recuperan satisfactoriamente y reveló que éstos no serán repatriados, porque no han sido dados de baja. Se están recuperando. Han recibido buena atención médica, pero no nos han dicho nada de repatriación, dijo ayer el coronel Julio César Arévalo, jefe del Comando de Fuerzas Especiales, unidad a la que pertenece el batallón Cuscatlán. No obstante, el Ministerio de Defensa español dijo ayer que Orellana y Moreira serían evacuados hacia Alemania, previo a su repatriación. Arévalo explicó que el sargento Rommel Neftaly Moreira y el soldado Juan Antonio Orellana se encuentran recibiendo asistencia médica en un hospital de campaña en Bagdad. Moreira tiene golpes en el pómulo y cuello, mientras que Orellana presenta fracturas en su pie izquierdo. Se les tomó una tomagrafía y no hay más novedad, dijo Arévalo. El soldado José Alberto López ya fue dado de alta y se incorporó a la unidad salvadoreña con sede en Camp Baker. El Ejército asegura que Orellana y Moreira se encuentran recibiendo atención médica, mejorando su estado de salud y se está también a la espera de sus incorporación a la unidad castrense. -------------------------------------------------------------------------------- Gracias a Dios el susto ya pasó A las 3:50 de la tarde del pasado domingo, Reyna Esperanza Orellana vivió un fuerte susto. La llamada que recibió desde Iraq era para informarle que su hermano el soldado Juan Antonio Orellana había sufrido un accidente vehicular, junto con otros dos militares. Cuando me dijeron que él había tenido un accidente y que no era delicado, yo no lo creí, yo pensaba que era algo más grave y pedí al coronel Sabino Monterrosa que me dijera la verdad, recordó la mujer. El coronel Monterrosa es el encargado del batallón Cuscatlán en Iraq. Para fortuna de Reyna, ayer logró hablar con su hermano: Ya me siento más tranquila, gracias a Dios que el susto ya pasó, expresó. La visita del coronel Julio César Arévalo, comandante del Comando de Fuerzas Especiales, originó que María de López pensara que algo grave le había sucedido a su cónyuge, el soldado José Alberto López Marinero, quien también resultó lesionado. Cuando él vino a mi casa sólo pensé que no vendría hasta aquí a darme una buena noticia. Sólo pensé que los habían atacado en Iraq, relató María el pasado domingo. Tras oír lo sucedido, María está más tranquila.
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