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Los blindados y los uniformes con las banderas de Honduras y El Salvador se mezclan a partir de ayer en las calles de Nayaf con las túnicas negras bajo las que se esconden las iraquíes. Los dos contingentes centroamericanos, que suman algo más de 700 soldados, son los encargados de garantizar la seguridad en las calles de esta ciudad santa chiita. Hace dos días que los marines comenzaron a marcharse, declaró el responsable del contingente hondureño, el coronel Carlos E. Andino Cobos. En el cuartel Al Andalús, donde viven los contingentes español y salvadoreño, la lengua común es el castellano y en lugar de la bandera estadounidense, se han colocado las de los tres países más la iraquí entrelazadas a las puertas del cuartel. Hemos mejorado las instalaciones porque queremos vivir lo mejor posible, explican los soldados salvadoreños. Antes de que los marines salieran de la ciudad entregaron a salvadoreños los vehículos y equipos de transmisión que necesitaban. Según el coronel salvadoreño Santiago Monterroza, la brigada patrulla las calles desde principios de septiembre. Bajo el sol de mediodía, entre el polvo y las carretas tiradas por bueyes, 25 soldados salvadoreños realizaron ayer una patrulla a pie, la primera en solitario por un barrio paupérrimo que rodea el cuartel. Los marines nos mostraron la ciudad, los puntos principales que se deben controlar, asegura el subteniente Néstor Antonio Enríquez. En el vecindario, es palpable la herencia que el régimen anterior dejó. Al lado de las precarias casas de adobe, los niños juegan en el barro y saludan a los soldados. Al principio, los niños tenían miedo de darnos la mano o hablarnos, pero cuando se les sonríe y se les dice una palabra de cariño, son muy agradecidos y abiertos, afirma el sargento Rudy Castro. Los salvadoreños y hondureños son conscientes de la responsabilidad, pero se sienten plenamente capacitados para la misión: La población sabe que somos spanish como ellos dicen y creo que vamos a tener con ellos una relación mejor que los estadounidenses, afirman. No obstante, las patrullas de hondureños y salvadoreños están limitadas: el centro de la ciudad de Nayaf, donde se erige la mezquita del imán Alí, está prohibido para las tropas extranjeras y es controlado por la propia policía iraquí y civiles armados.
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