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(31) Mago Fanci pasa una semana bajo tierra


Aguante

SIETE días pasó bajo tierra.


  Prometeme que no lo vas a volver a hacer.”  
F rancis Fanci estuvo presente, y vivo —he ahí la hazaña—, en su funeral. El 29 de agosto de 1990, varios periodistas, curiosos y más de un “paracaidista” mal informado en busca de tamales gratis habían llegado al parque de pelota Saturnino Bengoa. El mago tenía planeado enterrarse vivo.

Se compró un ataúd. Abrieron el agujero de cuatro metros de profundidad y ante cámaras, penetró la tierra. Quedó conectado con el exterior sólo a través de un tubo PVC para respirar. Ahí, solo; acalorado, como si el clima de abril y marzo viviera bajo tierra; escoltado por hormigas, y sin alimento estaba dispuesto a permanecer siete días.

“No se elimina el miedo, se controla”, explica. Y una vez controlado, sólo bastaba esperar, esperar, esperar. “Lo único que hacía ahí era estar”, devela.

Y un buen día, 168 horas después, ya había estado. Ante la presencia de medios salió a la luz, cual vampiro, y fue llevado directamente al hospital para rehidratarse. “Esta vez se te pasó la mano”, le advirtió la esposa. Nunca más se le ha vuelto a pasar.