Natividad, soldado de su madre y hermanos
Amadeo Cabrera
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Natividad tuvo una niñez y adolescencia marcada por la pobreza, lo que le llevó a buscar una fuente de trabajo en el Ejército.

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  Recuerdo que trabajamos juntos en la milpa y que el dinero que ganábamos nos servía para comer.”

Mario Méndez, hermano de Natividad.

 

  Él se portaba muy bien con nosotros, él ayudaba a la casa trayendo el dinero para que nosotros comiéramos.”

Martín Méndez, hermano de Natividad.

 

Recuerdos del militar

El soldado Natividad Méndez Ramos, de 19 años, envío a su madre varios recuerdos: una serie de fotografías y monedas de diversas denominaciones de Iraq, Escocia y Honduras.

Méndez Ramos “comisionó” a otro soldado del primer contingente de legionarios para que trajera desde Nayaf la “encomienda” que más tarde fue entregada a la madre del militar fallecido.
Las fotografías de la misión en Iraq y los billetes están mezclados en las páginas del álbum que la madre y los hermanos del soldado guardarán ahora como un recuerdo de la misión que le costó la vida a su pariente.

Méndez Ramos también dejó más recuerdos de su vida militar a su madre y hermanos: decenas de fotografías de los ejercicios militares a que fue sometido durante el tiempo que estuvo de alta en el Ejército.

Natividad Méndez Ramos era también el soldado para su madre y sus hermanos: el dinero que ganaba como militar en servicio lo destinaba para enfrentar las necesidades de su progenitora y las de sus otros cinco hermanos.

Tuvo una vida marcada que no le permitió tener una niñez y adolescencia como cualquier otro niño. Su juventud tampoco la gozó, pues la muerte le llegó cuando apenas tenía 19 años de edad.

Natividad, nacido el 30 de diciembre de 1984, no fue afortunado en su niñez: quedó huérfano cuando tenía cinco años de edad. Su padre, don Moisés Méndez Beltrán, falleció a consecuencia de una enfermedad terminal.

La pobreza también llevó a Natividad a que su adolescencia tuviera como entretenimiento la cuma y los trabajos agrícolas, especialmente la siembra de maíz.

Tercero de seis hermanos, Natividad llegó hasta los 14 años, junto a su hermano mayor, Mario Méndez, trabajando la tierra para llevar el sustento a su madre, doña Erminia Ramos de Méndez, y sus demás hermanos.

Natividad tampoco tuvo una educación completa. Estudió hasta sexto grado en la escuela de su cantón natal: San Andrés, jurisdicción de Guaymango, en el departamento de Ahuachapán.

Su diploma, obtenido en 1999 en el centro escolar de la zona —a unos 200 metros de su casa—, adorna la modesta vivienda del militar.

La necesidad porque su progenitora y sus hermanos tuvieran una mejor vida le llevó a buscar nuevos horizontes: fue entonces que decidió ingresar al Ejército el 1.° de agosto de 2000.

Natividad logró cumplir su misión: el 28 de septiembre, de ese mismo año, este adolescente prestó juramento en la Fuerza Armada. Ingresó al Ejército en la rama de Infantería.

A más de tres años de servicio activo este joven soldado comenzó a sobresalir en su nueva vida: obtuvo las especialidades de paracaidista y de francotirador dentro de la Fuerza Armada.

La vida militar también trajo una mejor forma de vida a la madre y a los hermanos. El dinero que percibía por su trabajo en el Ejército le sirvió para construir una modesta casa, y dejar el rancho donde habían vivido por muchos años.

Una de las últimas obras que este joven soldado hizo en su casa fue llevar la energía eléctrica. La luz llegó en diciembre pasado.

También dejó a medias la construcción de una vivienda más. Irónicamente en la única carta que escribió a su madre le recordaba mediante un croquis las medidas que el inmueble debería tener.

Natividad Méndez Ramos tampoco gozó de su juventud. A escasos 19 años encontró la muerte fuera de su tierra natal. El soldado murió en Nayaf en la víspera de la Semana Santa y a más de 13 mil kilómetros de distancia de su madre y de sus cinco hermanos, que hoy lloran su partida. Un padre y hermano se ha ido y con ello las esperanzas de un futuro mejor para quien lo trajo al mundo... Descanse en paz.