INGRESO A LOS 16 AÑOS. El cabo Amílcar Juárez Chávez ingresó al Ejército cuando tenía 16 años de edad, y ha estado destacado en la Brigada Especial de Seguridad Militar (BESM) y en el Comando de Fuerzas Especiales (CFE), con sede en Ilopango.
Salvadoreño herido en ataque a Camp Baker
Amadeo Cabrera/César Castro
mundo@laprensa.com.sv

Un cabo lesionado por esquirlas en Nayaf. Defensa informó que varios morteros impactaron la madrugada de ayer en la sede del batallón Cuscatlán.

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Nombre: Amílcar Juárez Chávez.
Edad: 26 años.
Grado militar: cabo.
Especialidad: Paracaidista.
Tiempo de Servicio:
10 años en el ejército.


  Una granada cayó dentro del campamento y las esquirlas lesionaron levemente al cabo Amílcar Juárez Chávez, que ya se encuentra reincorporado en las filas del batallón Cuscatlán.”

duardo Mendoza Morales, comandante del Comando Fuerzas Especiales.

 

Un militar salvadoreño fue herido ayer en Nayaf, Iraq, cuando la sede del batallón Cuscatlán, Camp Baker, sufrió un ataque con morteros, en momentos en que la situación en la ciudad santa se tensiona más con la entrada de las tropas de Estados Unidos.

El militar herido, que según el Ministerio de la Defensa sólo sufrió heridas leves en una pierna, fue identificado como el cabo Amílcar Juárez Chávez, un paracaidista de 26 años de edad, con 10 años de experiencia en las filas de la Fuerza Armada.

Juárez Chávez es la baja número 14 que sufre la unidad salvadoreña en tres semanas, desde que el 4 de abril, en un ataque, murió un soldado y 12 resultaron heridos.

“El ataque se produjo a las 02:30 tiempo de Iraq de este lunes... el cabo sufrió heridas leves en una pierna”, indicó Defensa, en un comunicado.

El coronel Eduardo Mendoza Morales, jefe del Comando de Fuerzas Especiales, unidad que adiestró a los 374 miembros del batallón desplazados a Iraq en febrero pasado, dijo que el militar se encuentra fuera de peligro y que se reincorporó ayer mismo al servicio.

“Su padre y su esposa vinieron esta mañana al Comando y hablaron con el cabo”, comentó.

Sobre la autoría del ataque, Estados Unidos, que lidera la coalición de ocupación, dijo que las fuerzas del clérico radical chiita Muqtada al Sadr fueron las que dispararon contra la base, como ya lo hicieron en más de una ocasión antes.

El coronel estadounidense Paul White, comandante del II batallón del 32.° Regimiento Blindado, que avanzó ayer dentro de la ciudad santa del chiismo, dijo que fueron 21 proyectiles de mortero los que cayeron dentro del campamento.

El Salvador tiene en Nayaf, 80 kilómetros al sur de Bagdad, el segundo contingente del batallón Cuscatlán, pues de agosto a febrero pasados tuvo 361 hombres, como parte de la brigada Plus Ultra, que está en desmantelamiento, pues España, que la ha liderado, está abandonando la misión, como lo hacen Honduras y Dominicana, y como lo hizo Nicaragua antes.

La Plus Ultra ha estado trabajando en el sector centro-sur de Iraq, bajo mando de Polonia, que también considera la posibilidad de retirarse.


“Pensaba que había sucedido lo peor”

La puerta de la vivienda de María Ana Gladis Pérez, ubicada en el cantón Soledad, de Monte San Juan, Cuscatlán, fue tocada a las 10:15 de la noche del domingo. La mujer, que se aprestaba a conciliar su sueño en compañía de sus hijos, no quería abrir, por temor a un asalto.

“Vinieron a las 10:15 de la noche. Me tocaron la puerta y me dijeron: su esposo está herido. No abrí, tenía temor”, recuerda la mujer al narrar el momento en que cinco soldados le fueron a comunicar del ataque contra Camp Baker, la madrugada de ayer, hora de Nayaf, en el que su esposo, el cabo Amílcar Juárez Chávez, resultó herido por esquirlas.

Los militares insistían en llamar a la puerta. La mujer no les contestaba. Tras varios minutos, finalmente oyó una voz que la convenció: “Somos del batallón de paracaidistas”.

La identificación le trajo un temor a esta mujer, que con sus 21 años de edad, ya es madre de tres hijos: Fredy Alexander, de cuatro años; María Aracely, de cinco, y Jessica Saraí, de nueve meses.

“Yo pensé que había pasado lo peor”, recuerda María Ana Gladis, al narrar el momento en que abrió la puerta de su casa. Pero luego se tranquilizó. “Ellos me dijeron ‘cálmese, que no es grave’. Entonces yo ya me sentí mejor.”

La visita, sin embargo, ya no la dejó dormir. Pasó en vela, pensando el estado real de su esposo.

Por ello decidió viajar ayer mismo al Comando de Fuerzas Especiales, en Ilopango, adonde la acompañó su suegro, Sebastián Juárez.

Ya en el Comando de Fuerzas Especiales, lograron comunicarse con el cabo en el campamento de Nayaf. “Hablé con él como tres minutos. Me dijo que no me preocupara que estaba bien y que la herida era leve”, relata María.

A ella no lo queda ahora más que resignarse por no tenerlo cerca. El regreso está previsto para después del 30 de junio.

“¿Qué se va a hacer? Es una misión y él tiene que cumplir con su tiempo”, dice, mientras camina a la casa de sus padres adonde fue a dejar a sus hijos para poder emprender su viaje a Ilopango.