BAJA SALVADOREÑA. Blanca Lidia de Pérez, originaria de Tonacatepeque, y Marcelo Pérez, de Guatemala, sostienen un retrato de su hijo Geoffrey, miembro de las fuerzas estadounidenses quien murió en Nayaf el domingo.
“No me resigno a que lo perdimos”
Rigo Cervantez/Corresponsal
politica@laprensa.com.sv

Para la progenitora de Geoffrey Pérez, muerto el domingo en Nayaf, la guerra en Iraq es “injusta e injustificada”.

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Embarque
7:35 am
Los 150 soldados comienzan a abordar el boeing 757.

Pista
8:06 am
El avión inicia su recorrido sobre el asfalto del aeropuerto.

Vuelo
8:12 am
La nave despega tras recibir autorización de la torre.

Los Ángeles, California. “Todavía siento como que él va a llegar”, son las palabras de una madre que lucha por contener las lágrimas y asimilar el dolor por la pérdida de su hijo.

Blanca Lidia de Pérez emigró a Estados Unidos desde su natal Tonacatepeque, en El Salvador, hace más de 30 años, y sufre en carne propia la guerra de Iraq.

Su hijo Geoffrey Pérez, de 24 años de edad, fue uno de los tres soldados que perecieron el pasado domingo durante el ataque con una bomba al convoy que transportaba a 14 efectivos estadounidenses en Nayaf, la conflictiva ciudad donde se encuentran destacados 374 soldados salvadoreños.

Su hijo estaba enlistado en el ejército estadounidense desde hace un año y Blanca Lidia dice sentir más pena porque no comparte la necesidad de la guerra en Iraq.

“Duele más, porque se trata de una guerra injustificada, y aún no me resigno a que lo hemos perdido”, comenta en su hogar de Los Ángeles, mientras aprisiona contra su pecho el retrato de Geoffrey.

El joven dejó en la orfandad a un niño, Johnatan Jesús Pérez, de un año de nacido.

El padre, Marcelo Pérez, guatemalteco, informa que los restos de su hijo ya se encuentran en territorio estadounidense, pendientes de los trámites para trasladarlos a Guatemala, donde descansarán junto a los de su hermano mayor, Rodolfo, fallecido hace siete años, víctima de un asalto cuando salía de la escuela.

“Recibirá los honores militares”, señala el padre de Geoffrey, a quien además le sobreviven tres hermanas.


Otros 150 soldados salen rumbo a Iraq

El Cuscatlán III ya tiene 300 soldados rumbo a Iraq, de los 380 que integran el contingente legionario.

El Salvador despachó ayer al segundo grupo del tercer contingente de soldados que van a Iraq a cumplir una misión de seis meses.

Poco después de las 8 de la mañana, un Boeing 757 fletado por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos despegó de la base aérea en Comalapa, con 150 efectivos del Comando de Fuerzas Especiales.

La tropa se unirá a un grupo, también de 150 soldados, que ayer a las 7 de la mañana (hora de El Salvador) ya se encontraba en Kuwait, tras 28 horas de viaje.

Se tiene previsto que mañana, entre las 6 de la tarde y las 7 de la noche, partan los últimos 80 soldados del batallón Cuscatlán III.

El grupo de ayer viajó hacia Kuwait con escalas en Nueva York y en Hungría.

La canción “Patria querida”, del cantaautor Álvaro Torres, sonaba por unos altoparlantes, cuando los soldados abordaban el avión.

Asimismo, un mariachi, contratado por el Ejército, hizo sonar su música cuando ya sólo quienes se quedaban en tierra podían escucharlo, porque la aeronave rodaba sobre la pista.

El jefe del Estado Mayor, Carlos Soto, reveló que una vez reunidos los 380 hombres en Kuwait, viajarán por tierra hacia Nayaf, donde relevarán al batallón Cuscatlán II.

Posteriormente se desplazarán hacia la ciudad de Hilla, unos 110 kilómetros hacia el norte, en el camino hacia Bagdad, donde montarán su campamento junto a las tropas de otras naciones, como Polonia, Rumania y Bulgaria.

En Nayaf se libra en las últimas dos semanas una intensa batalla por el control del centro de la ciudad, entre tropas estadounidenses y fuerzas de seguridad iraquíes, contra las milicias del clérigo Muqtada al Sadr.