RECUERDOS. Su hermana Patricia, dos sobrinos, su esposa y su madre ven algunas fotos de José en la sala familiar de su madre, en Rosemead, California, un día antes de la partida del militar rumbo a Iraq.
Ciudadanía “express” a soldado salvadoreño
Carlos Avilés
Departamento 15@laprensa.com.sv

Lo que le hubiera tomado cinco años de conseguir, Díaz lo logró en meses.

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  Lo más difícil es cuando uno oye el primer disparo y piensa en esconderse, pero luego se dice uno que no, que tiene que salir, pues hay gente que depende de uno.”

José Díaz Marroquín

 
Los Ángeles. El joven salvadoreño José Díaz Marroquín recibió su ciudadanía estadounidense en una ceremonia especial en Los Ángeles, promovida por la congresista demócrata Hilda Solís, mientras gozaba de sus 15 días de licencia del Ejército.

El soldado, hoy estadounidense, nacido en Apopa, recibió su certificado de naturalización junto a otros siete militares que están combaten en Iraq.

José no puede cumplir aún su sueño de visitar de nuevo su país. Primero tiene que cumplir su misión en Iraq, como artillero, en la conflictiva ciudad de Faluya. Pero esta vez ya no regresa a dicha ciudad como un residente salvadoreño en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, sino como un ciudadano más de este país.

Solís promovió una ceremonia especial “express” para que el soldado salvadoreño, junto a otros siete combatientes bajo licencia, pudiera completar su proceso de ciudadanía, algo que José inició hace apenas unos meses, amparado en la orden del presidente George W. Bush de la inmediata elegibilidad para residentes legales y poder convertirse en ciudadanos si están prestando servicio militar.

“Yo agarré la residencia en el 2001, antes era ilegal. Arreglé a través de mi esposa, que es filipina”, explica Díaz Marroquín, quien no tuvo que esperar los cinco años requeridos para optar por la ciudadanía. Su madre, Judith Marroquín, añade: “Es muy difícil para un inmigrante ilegal acá llegar hasta donde hemos llegado. No somos ricos pero tenemos una situación más estable que cuando llegamos”.


Bombardeos en Nayaf cerca de mezquita

El bombardeo estadounidense en Nayaf, la ciudad donde se encuentran acantonados los soldados salvadoreños del batallón Cuscatlán, tocó ayer las puertas del mausoleo del imán Alí, uno de los lugares más sagrados del islamismo.

Las fuerzas norteamericanas reanudaron a la medianoche el bombardeo aéreo y con artillería contra posiciones de las milicias del jefe radical chiita Muqtada al Sadr.

Mientras se oían explosiones en Nayaf, las fuerzas estadounidenses lanzaron un asalto contra varios objetivos hacia las 11:30 de la noche.

Potentes tiros de artillería provenientes de una base norteamericana al norte de la ciudad y dirigidos contra el cementerio en el que están atrincherados los milicianos coincidían con los ataques aéreos en el centro histórico de Nayaf.

Durante el día, la aviación estadounidense había bombardeado el cementerio más grande del mundo y se produjeron enfrentamientos alrededor del mausoleo de Alí, yerno de Mahoma.

Tras dos semanas de combates, la oficina de Al Sadr declaró el viernes que los milicianos abandonarían el mausoleo, pero las negociaciones seguían bloqueadas en torno al procedimiento de entrega.

Se desconoce el paradero del clérigo chiita que ha desafiado la presencia de Estados Unidos.