CALUROSA BIENVENIDA. Familiares brindan la bienvenida a uno de los soldados del batallón Cuscatlán horas después de haber aterrizado en la base aérea de Comalapa, procedentes de Kuwait. Reencuentro con El Salvador
Amadeo Cabrera
politica@laprensa.com.sv

Gritos, silbidos y consignas lanzaban a su paso los militares eufóricos que saborearon el regreso de Iraq.

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Oído al pasar
Los soldados no dejaron de asombrarse con cada cosa que veían mientras viajaban desde el aeropuerto, como si toda una vida la hubieran pasado afuera.

"Viendo hacia allá (el horizonte) nosotros tenemos un hermoso país, aunque sea pequeño. Aunque sea un palo de madrecacao quería ver yo allá.”

"Nosotros nos fuimos en verano y esto (la campiña) estaba todo seco porque aún no llovía. Hoy, mirá cómo la encontramos de verde.”

" Mirá esa nube, como que quiere llover; pero yo prefiero que nos caiga el agua a que sigamos con el clima caliente y la arena del desierto allá en Iraq.”

"¡El Alianza ha perdido tres partidos casi al hilo! ¡Hasta el 11 Lobos le ganó 2-0! Bueno, pero también el 11 Municipal le ganó al Firpo 3 goles a 1.”


Un viaje cansado
Los soldados salieron de Kuwait a bordo de un Boeing 767 y, en su ruta hacia El Salvador, pasaron por Alemania y los Estados Unidos.

7:31 a.m.
El avión comercial fletado por los Estados Unidos toca la pista de la base aérea en Comalapa.

7:42 a.m.
Los soldados comienzan a bajar del avión y son recibidos por compañeros de armas.

7:55 a.m.
El último de los 219 hombres desciende de la aeronave para luego pasar a chequeo médico.

11:36 a.m.
Los militares dejan la base aérea para dirigirse al Comando de Fuerzas Especiales.

1:03 p.m.
Los soldados llegan al Comando de Fuerzas Especiales, donde los esperan sus familias.


A las 11:36 de la mañana, en la Base Aérea de Comalapa, el convoy que transportará a los 219 soldados salvadoreños que ayer volvieron de su misión de siete meses de Iraq, salió, finalmente, hacia el Comando de Fuerzas Especiales, en Ilopango.

Habían llegado a las 7:31 de la mañana y ya estaban ansiosos por reencontrarse con sus parientes.

“Hay que ponerse las pilas. El Ejército quiere llegar rápido a la casa”, pedía uno de 40 soldados que viajaba en el primer vehículo del convoy.

Una vez el vehículo tocó el pavimento de la autopista hacia San Salvador, se desató una ola de vivas, silbidos y gritos de éxtasis.

Saludando a quien se les pusiera enfrente, ondeando banderas de Iraq, Estados Unidos y El Salvador, todo fue alegría en el camino.

“Va a llover más noche: miren cómo se está colocando esa nube sobre nosotros”, exclamó uno de ellos, mientras señalaba a los demás un cielo distinto al lleno de sol que vivieron en Nayaf.

Otros no disimularon su interés en ver a las trabajadoras de la zona franca próxima a Olocuilta, que queda al paso de la vía. “Ya van a salir las chamacas de las maquilas. ˇY las vamos a volver a ver!”, exclamó uno, jubiloso.

A pocos kilómetros de su destino, se encontraron con lo habitual: un congestionamiento en el bulevar del Ejército que los demoró 24 minutos. Quejas y más quejas. Pero ya sólo era cuestión de minutos para que terminaran, llorosos y sonrientes, sus 213 días de ausencia.


Visitarán a madre del soldado muerto

El batallón Cuscatlán II entregará a la madre de Natividad Méndez Ramos las prendas y los reconocimientos que obtuvo por su labor en Iraq.

 

Vacío en el avión

El comandante del batallón, Hugo Orellana Calidonio, aseguró que les dolió regresar sin Natividad Méndez
Ramos.

Los soldados recién llegados de Iraq realizarán una visita a Guaymango, Ahuachapán, para rendir tributo a su compañero muerto en combate contra las milicias chiitas del clérigo Muqtada al Sadr, el 4 de abril pasado, en las afueras del campamento base.

El propósito es reunirse con la madre y los hermanos del soldado Natividad Méndez Ramos.

La madre del soldado, Herminia Ramos de Méndez, expresó su deseo de que los compañeros de armas de su hijo le cuenten sobre las últimas horas de vida de su vástago y cómo fue exactamente su muerte.

El coronel Hugo Omar Orellana Calidonio, comandante del batallón Cuscatlán II, dijo que harán realidad el deseo de la madre de Natividad. “Tenemos previsto eso, ya lo vamos a coordinar”, aseguró.

El militar reveló que en esa visita se le entregarán a la progenitora las prendas de su hijo y los certificados que el militar recibió por el trabajo realizado en Iraq.

Orellana Calidonio dijo que se sintió en el vuelo el vacío del soldado muerto y de otros cinco que fueron repatriados heridos. “Lo ideal hubiera sido... salimos 380, 380 regresar; sin embargo sabemos que Natividad nos acompaña aquí en alma”, reflexionó.