Blog
La mirada del Otro Comentario a la película Sector 9
by Henry Flores on Mar.04, 2010, under Blog
El Infierno es la mirada del Otro
(Jean Paul Sartre)
Manuel Fernando Velasco*
velasco.manuelfernando@gmail.com
1
Mientras espero lo de “Tu mensaje ha sido enviado”, minimizo la ventanilla del gmail y voy a Favoritos para revisar la lista de nominaciones al Óscar. Allí, en la categoría a mejor película –en la que ahora los miembros de la Academia han decidido colocar por vez primera 10 nombres y no los 5 habituales– se encuentra Distric 9. Vi un adelanto de esa cinta en el cine, pero cuando la busqué en cartelera ya era demasiado tarde. Sólo duró un par de semanas. ¿Habrá sido por mala? Suele suceder que en nuestro país las películas que hacen pensar demasiado duran menos que el inicio de un comercial cuando se tiene a la mano el control remoto del televisor. ¿Me animo a comentarla? ¿De qué tratará para merecer esa nominación?… Además, también aparece en la lista de mejor guión adaptado… Conseguirla a estas alturas es lo de menos… Lo pienso un rato y decido que mañana la buscaré frente a algún supermercado. Regreso a la ventanilla del correo electrónico y compruebo que el comentario de Up In The Air está, precisamente, en el aire del ciberespacio. Ya es historia. A ver si consigo hacer lo mismo con Sector 9.
2
Película en mano, llego a la sala y convenzo a mi hermana para que deje de ver lo que está viendo y la pongamos. Accede, aunque se me queda viendo con cara de cuál es esa cuando le digo el nombre. Yo prefiero hacerme el que no es conmigo y me apresuro a presionar botones. Pasan las extras –un montón de cintas que tampoco llaman la atención– y, por fin, aparece el título. Veamos…
3
La película tiene el tono de un documental y cuenta lo que ha sucedido en un pasado reciente. Se trata de la triste historia de Wikus van de Merwe, empleado de la Multi-National United (MNU). La cuestión va así. En 1990, una enorme nave extraterrestre se detiene sobre una ciudad. Pero es este el primer detalle que sorprende de la película. Esa ciudad no es Los Ángeles, Nueva York, Washington o cualquier otra de esas grandes urbes de los gringos. Estamos en Johannesburgo, la ciudad más grande y poblada de Sudáfrica. Allí, una nave nodriza parece abarcarlo todo en el cielo. Las autoridades deciden indagar. La abren y adentro hay miles de seres de otro planeta que parecen langostas. Están muy desnutridos y algunos han muerto ya. Por razones humanitarias, deciden trasladarlos a un sector de la ciudad. De eso han pasado ya 20 años. Aunque aislados, el descontrol es evidente. Además, pese a que no se les da plena libertad para ello, se han reproducido bastante y suman ahora casi 2 millones. Cada vez es más difícil contenerlos y hacer que no traspasen la malla metálica del lugar. Es preciso trasladarlos hacia otro sector, el 9. La operación se llevará a cabo el 11 de agosto del 2010 y van de Merwe es el responsable de la movilización. Dos días antes, el 9 de agosto, los militares y miembros de la MNU tienen la obligación de notificar el desalojo y de hacer firmar a los “langostinos”, a la fuerza si es posible, una forma legal en la que aceptan la disposición. En medio de todo, hay un detalle interesante: el armamento alienígena, que los extraterrestres cambian por comida para gatos y que les es decomisado, sólo es operable con su propio ADN. En el fondo, es este el interés real del MNU, una compañía privada que fabrica armamento y que quiere dominar el ADN de los extraterrestres para crear armas de destrucción masiva. Entonces, el 9 de agosto inicia la operación previa al reasentamiento. A Wikus lo acompaña una cámara y él va mostrando cómo viven los extraterrestres, qué tan espantosas son sus costumbres, la violencia y promiscuidad en la que viven, lo feo de sus rostros (acentuado por horribles tentáculos que salen de sus bocas), lo aterrador de sus manías, la manera en que evitan su reproducción (se encuentran un cuarto lleno de langostinos bebés a los que queman entre risas), entre otros aspectos. De pronto, Wikus encuentra un tubo y, sin querer, se cubre de fluido alienígena. Es el inicio de su drama personal: empieza a mutar. Poco a poco se va transformando en uno de Ellos, en ese Otro asqueroso y repugnante, en ese Otro que no es bienvenido y al que hay que aislar en un sector, en ese Otro al que se le mira con una mezcla de sorpresa y repulsión en el rostro y con una mueca de desprecio dibujada en la boca, en ese Otro incómodo, parásito, no-civilizado. Pero ahora él es ese Otro.
4
La película sigue su curso, pero, me parece, lo esencial se ha dicho ya. Sólo resta por rescatar un hecho significativo. No todos los langostinos son unos oportunistas violentos y tontos. Un alienígena está a punto de conseguir combustible para hacer volar la nave y regresar a su planeta. La MNU lo llama Christopher Johnson. Además, es el único que cuestiona la legalidad del desalojo. Johnson se muestra solidario con Wikus. Busca ayudarlo y revertir el proceso de transformación. Pero Wikus lo traiciona y decide huir él solo en la nave para buscar quien lo ayude. Fracasa estrepitosamente. A pesar de ello, Johnson, el espantoso langostino de otro planeta, no le guarda rencor y antes de marcharse –pues finalmente consigue que la nave se mueva– le pide que confíe en él y le promete que volverá para ayudarlo. En la última escena, Wikus, por completo transformado en alienígena, hurga entre basura y desechos, al tiempo que trata de aferrarse al recuerdo de su terrícola esposa.
5
¿Quién es el “insecto” o “bicho”, como los llaman, y quién el civilizado? Es relativamente evidente la inversión de papeles que se da en la película. Pero más interesante aún es cómo no solo muta el ADN de Wikus sino que también se transforma su mirada. El Otro deja de ser el langostino feo que carece de derechos, el estorbo, la escoria, el ninguneado, porque ÉL mismo se convierte en Otro. Pero atención: ¿Quién configura al Otro como menos, como identidad al margen? ¿Desde qué mirada el Otro es nadie? Es nuestra propia mirada la que configura el ser del Otro. Para mí, es muy difícil no recordar acá al filósofo lituano Emmanuel Levinas, quien padeció el Holocausto, ese punto de inflexión en la Historia de la humanidad que a cada momento se nos recuerda en la película Sector 9 cuando nos muestran el hogar al que quieren enviar a los alienígenas. Levinas sostiene que la historia de la filosofía en relación con el Otro es “egológica”, es decir, reduce al otro al Mismo (el mismo ser que se para frente a él), con la misma identidad que ese Yo quiere darle. Frente a esto, Levinas propone levantar la vista y descubrir el rostro del Otro, abordándolo desde la proximidad del Otro y no a partir del conocimiento de sí mismo. Aunque obligado, Wikus levanta la mirada. Allí empieza su verdadera metamorfosis. No sin sorpresa, descubre su propia huella en el Otro. Su propia huella.
6
¿Es mera coincidencia que en la película los langostinos pinten grafitos en las paredes de sus viviendas, muy parecidos a los que ocupan las pandillas de nuestro país? ¿Es simple azar que las palabras ‘gueto’ y ‘apartheid’ asomen a nuestra mente a medida avanza la cinta? ¿Es, además, pura casualidad que se piense en desalojos forzosos, xenofobia, empresas de armamentos o privatización al intentar una reflexión posterior? No, no lo es. Así como tampoco es casualidad que en el filme nosotros estemos representados por los humanos intolerantes que desean sacarle provecho, marginar o exterminar a los alienígenas. Son Ellos, los Otros, los violentos, los apátridas, los que incomodan, los que estorban, los inadaptados, los que no tienen cabida en la sociedad. Se nos olvida que, juntos, conformamos el Nosotros.
7
La acción de la película transcurre, como se ha dicho, en Johannesburgo, Sudáfrica. Allí se vivió durante muchos años el apartheid, es decir, una serie de actos de racismo. La segregación racial se “legalizó” en 1948 y pervivió con fuerza hasta 1980. Había sectores asignados exclusivamente para la población negra. En la mayoría de los casos, fueron llevados hasta allí a la fuerza. Precisamente en Johannesburgo, 60 mil habitantes negros fueron reubicados en Soweto y posteriormente desplazados a Meadowlands. ¿Suena parecido? Un sector de la población tiene plenos derechos mientras que otro sector se le deja en la marginalidad. Más aún: es, tristemente, la historia de nuestro planeta, que continúa repitiéndose aquí y allá, ahora.
8
Sudáfrica será, en 97 días, sede del Mundial de Futbol 2010. Los europeos y norteamericanos tienen miedo de ir a ese país. Es muy violento, dicen. La campaña mediática alrededor del mundo contribuye a esa mirada. Se unen las voces para asegurar que África no está preparada para un Mundial. Encima, en enero la selección de Togo fue atacada en Angola, país que organizaba la Copa Africana de este año; la agresión, que duró unos 20 minutos, dejó 9 heridos y el conductor del autobús murió. África, repiten, no está preparada, lo que equivale a decir que la FIFA se equivocó al premiar inmerecidamente a ese “continente de negritos” con el principal evento futbolístico planetario. Hay temor de viajar a Sudáfrica. “Con esos negros nunca se sabe”. Ay, la mirada del Otro. Es curioso, pero en Sector 9, película filmada en el 2009, los hechos más violentos empiezan a desatarse en Johannesburgo a finales de julio del 2010, lo que lleva a la decisión del desalojo forzoso en agosto. La final del Mundial de Futbol será el 11 julio del 2010, en la misma ciudad. Como para ponerse a pensar en ello.
9
La película acaba de terminar. Mi hermana calla y mira la pantalla con cierta decepción. “¿Te gustó?”, me pregunta. La verdad es que no sé bien qué responderle. No sé si “gustarme” es una percepción apropiada. No sé qué vio mi hermana o qué habrán visto las personas que fueron al cine o han comprado Sector 9, pero a mí el filme me ha hecho reflexionar. Ojalá a usted, posible lector de estas líneas, también, independientemente la haya visto o no.
10
Epílogo. Nos estamos encerrando por sectores. Proliferan los portones que interrumpen y cierran el paso de vehículos y transeúntes por calles y pasajes de varias ciudades. Hay que aislarnos, tomar distancia de los “bichos”, de la “chusma”, de la plaga de langostas que quiere mancharnos, echarnos a perder. Si no los miramos, mejor…
* Docente del Departamento de Letras, Comunicación y Periodismo de la UCA
James Cameron, ¿Lo hará de nuevo?
by Nazareth Marroquín on Feb.17, 2010, under Blog
Hola, en este primer post no podía dejar de comentar esta curiosidad, y es que en 2008 la batalla la ganó Obama, y obligo a cambiar la fecha del anuncio de las nominaciones de la academia, la cual solía hacerse el primer martes de febrero, y esta fue cambiada para jueves. Hoy los oscar vuelven a cambiar, ya que desde 2004 el evento venia realizándose a finales de febrero, pero en el 2010 serán 2 semanas de diferencia respecto al año pasado, ya que los juegos olímpicos de invierno le ganaron el terreno. Lo que a mi parecer le pone más emoción para conocer al gran ganador.
James Cameron, ¿Lo hará de nuevo?
Los globos de Oro que son la antesala de los Oscar, y si aplicamos un poco de lógica, al parecer Avatar será la gran ganadora. Creo que James Cameron supo vender su película, ya que el mismo Cameron provoco una autosugestión en su público, porque el decía que lo que íbamos a presenciar seria algo revolucionario, único, inmejorable; la mejora en tecnología, los gráficos, la interacción de personajes reales con personajes digitales, incidiendo en el 3D y la creación de un medio ambiente artificial y todo esto unido a que James Cameron siempre ha querido llevar más allá al espectador basándose en técnica, pero sin descuidar lo mas importante, la historia y la empatía de los personajes con el espectador.
En 1997 el mismo Cameron nos hizo vibrar con Titanic, quien nos mostró el amor de otro ángulo amarrado a una técnica maravillosa para su tiempo, y gracias a su magnifico montaje Cameron pudo hacer en ese entonces, lo que hoy consideramos una de las películas épicas mas galardonadas de todos los tiempos.
Avatar es épica, soberbia y ante todo emotiva. Una obra de entretenimiento sobresaliente que invita a ver el mundo con otros ojos.
Nominaciones de avatar:
Mejor película
Mejor dirección
Mejor dirección artística
Mejor cinematografía
Mejor edición/montaje
Mejor música original
Mejor edición de efectos de sonido
Mejores efectos visuales
Por ser una película de ciencia ficción casi nunca están incluidas las categorías de y actor y actriz de reparto y la de mejor actor y actriz.
Pero bueno tendremos que esperar el resultado el próximo 7 de marzo hasta entonces sabremos si James Cameron pudo convencer a los jueces o pudo mas la presión de su publico quienes exigen los premios.
Nominaciones de Titanic:
Mejor película (G)
Mejor Director (G)
Mejor Actriz (N)
Mejor Actriz de reparto (N)
Mejor Montaje (G)
Mejor Fotografía (G)
Mejor Dirección de Arte (G)
Mejor Banda Sonora (G)
Mejor canción original (G)
Mejor Diseño de Vestuario (G)
Mejor Maquillaje (N)
Mejor Sonido (G)
Mejor Edición de Sonido (G)
Mejores Efectos Visuales (G)
La (in)soportable levedad, comentario a la película Up In The Air
by Blanca Abarca on Feb.16, 2010, under Blog
Sobremesa después de almuerzo en casa de mi tía. Domingo. Temas van y vienen entre miradas, risas, distintos puntos de vista y alguna que otra complicidad que solo puede leerse entre líneas. “¿Han ido al cine últimamente?”, pregunto. Mi primo responde: “El viernes fui a ver esa de George Clooney, pero no me gustó. Bien aburrida esa cosa. Solo es la vida del tipo ese, que hace esto y lo otro, y nada más. Es como si yo hiciera una película sobre lo que hago, que voy a Guatemala a trabajar, que paso en reuniones, que voy a la construcción, que me regreso a San Salvador, cosas así. No te la recomiendo”. Su hermana, mi prima menor, lo mira y sonríe con gesto burlón, como provocándolo. “A mí sí me gustó. No sé cómo explicarte, pero me parece que es más que eso que dice éste. No te la cuento para que la vayás a ver y después la comentemos… Lo que pasa es que a mi hermanito le disgusta eso de pensar mientras mira una película”. Mi primo ha picado el anzuelo y comienzan a molestarse entre ellos. Se lanzan bromas como dardos. Los demás nos divertimos.
2
Miércoles de 2 por 1. Entre el rechazo de mi primo y la invitación de mi prima decido no arriesgar demasiado y pagar únicamente alrededor de 2 dólares por ver la cinta. Confieso que a punto estuve de comprarla en la calle, pero me pareció que encajaba en la categoría de “esta sí vale la pena verla en el cine”. Mucha gente. Largas filas. Sala casi llena. Casi veinte minutos de extras. Empieza el filme. En inglés se llama Up In The Air, pero la cartelera la anuncia como Amor sin escalas. La traducción me parece pésima, algo que corroboraré al final. Voz en “off”, planos rápidos, buen ritmo, parlamentos claros y sencillos. La vida del personaje principal, un tipo que se la pasa volando en avión, me atrae. Siempre me ha gustado viajar. Pero la labor que realiza no la envidio en absoluto. Su trabajo consiste en despedir empleados de diversas instituciones. La idea es evitarle ese “mal trago” al gerente o jefe de turno. La crisis económica hace que el mal de muchos sea ganancia para la empresa en la que se desenvuelve. Poco a poco la historia me atrapa. Quiero ver más. Recuerdo el comentario de mi prima y no puedo evitar sonreír. Espero que mi primo no lea esto.
3
Al final de la semana recibo una llamada. Me invitan a escribir algo sobre alguna película siempre y cuando esté nominada al Óscar. Pero no soy un crítico de cine. Aclaro y me aclaran que se trata de un comentario. Acepto entonces. Me limitaré a contar qué vi yo en Up In The Air, eso es todo. Mi primo vio una cosa y mi prima otra. Usted también tendrá su interpretación y, a su manera, se apropiará de la historia. Tal vez lo que yo vi le dé alguna idea. Tal vez.
4
Para mí, uno de los temas principales que trata esta película es el que se refiere a una antigua disyuntiva: ¿qué es mejor, el peso o la levedad? La dualidad peso-levedad forma parte de los principios contradictorios en los que estaba dividido el mundo, según Parménides (siglo VI antes de Cristo). Para este filósofo griego, la levedad es positiva y el peso es negativo. ¿Es así?
5
“La insoportable levedad del ser”. Ese habría sido el título perfecto para este comentario. Pero Milan Kundera se adelantó ya varios años. “¿Pero es de verdad terrible el peso y maravillosa la levedad? La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Sin embargo, cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será. Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes. Entonces, ¿qué hemos de elegir? ¿El peso o la levedad?”.
6
Ryan Bingham se la pasa en la levedad del aire 329 de los 365 días del año. “Conocerme es volar conmigo. Aquí es donde vivo”, dice, mientras se mueve por el aeropuerto con una mayor soltura de la que muestra en su propio apartamento, provisto apenas con lo más elemental. Se la pasa despidiendo gente de un lado a otro de los Estados Unidos. Pero también dedica parte de su tiempo a impartir charlas motivacionales a empleados de diversas instituciones. La primera vez que lo vemos en ello mira entre divertido e irónico a su público. A su lado puede observarse un bolsón. Está abierto y se nota que está vacío. Con la seguridad de un discurso fundamentado en la experiencia personal, dice: “¿Qué tanto pesa su vida? Imagínense por un segundo que cargan una mochila. Siéntanla sobre sus hombros. Ahora quiero que la llenen con todas las cosas que poseen en su vida, hasta las más pequeñas: collares, relojes, artículos tecnológicos. Sientan el peso que eso añade. Sumen otras cosas: ropa, electrodomésticos, lámparas, TV, refrigerador. La mochila pesa cada vez más. Pero sigamos: su sofá, la cama, su auto, su casa, ya sea con estudio o solo un apartamento con dos habitaciones. Quiero que metan todo eso en la mochila. Ahora traten de caminar. ¿Es difícil, cierto? Eso es lo que hacemos diariamente con nosotros: nos cargamos de tanto peso hasta que no nos podemos mover. Y no se equivoquen: moverse es vivir. Ahora, voy a quemar ese maletín. ¿Qué sacarían? ¿Fotografías? Retratos de personas que no recuerdan. Al diablo con las fotos, que se quemen. De hecho, dejen que se queme todo e imagínense que se despiertan mañana con nada. Es algo traumático, ¿no creen?”.
7
Ryan ha optado por la levedad y al parecer la pasa muy bien. Conexiones para aquí y allá. En la levedad del aire, las nubes son extraordinarias compañeras. Su vida cabe en su maleta de viaje. Carece del lastre de la pesadez. Todo gira alrededor de una sola empresa, que le garantizará continuar esa vida leve: acumular millas de vuelo. “Las millas son la meta”. 10 millones, para ser precisos. Su familia le resta levedad y toma distancia de ella. Pero Julie, su hermana menor, se casará con Jamal y como no tienen dinero para viajar, han solicitado que al menos su foto aparezca en los diversos lugares que sus amistades sí pueden visitar. A Ryan aquello le suena medio patético y a regañadientes acepta el favor que le pide Kara, su otra hermana. En uno de sus viajes, Ryan conoce a Alex, una mujer que vive una vida parecida a la suya. No hay compromisos. Se vive el momento a plenitud. Se ven cuando pueden y no se traspasa la línea de un involucramiento que vaya más allá. Hay que mantenerse leves.
8
Ryan se muestra condescendiente con su compañera de trabajo, la pobre Nalie Keener, quien por seguir a su novio se ha mudado de San Francisco a Omaha. Nalie le ha apostado a esa relación e incluso ha rechazado un mejor empleo con tal de estar con él. A Ryan la idea le da risa y de alguna manera se compadece del peso absurdo que arrastra Nalie. En otra de sus charlas, dice: “Tengo una maleta nueva. Esta vez quiero que la llenen con gente. Empiecen con sus encuentros casuales, amigos de sus amigos, compañeros de la oficina; y luego pasen a la gente en quien confían sus secretos más profundos, sus primos, sus tías, hermanos, hermanas, sus padres y, finalmente, su esposo, su esposa, su novio, su novia. Métanlos a todos en ese maletín. No se preocupen, no les pediré que le prendan fuego. Sientan el peso de esa maleta. No se equivoquen, sus relaciones son los componentes más pesados de sus vidas. Sientan cómo cuelga de sus hombros. Todas esas negociaciones, y argumentos, y secretos. Y compromisos. Tienen que deshacerse de todo ese peso. Mientras más lento nos movemos, más rápido morimos”. Nalie rompe con su novio y eso parece darle aún más la razón a Ryan. “No te equivoques, todos morimos solos”, le dice. En determinado momento, ella se molesta: “Llevas un estilo de vida que hace imposible cualquier tipo de conexión humana”. Él sonríe, divertido.
9
Sin embargo algo parece cambiar en Ryan. Le hace el favor a su hermana y le pide a Alex que lo acompañe a la boda. Ella acepta. Él le muestra la casa en la que nació, la escuela en la que estudió, el barrió en el que vivió. Risas, besos, miradas llenas de complicidad. En determinado momento, le pregunta a su hermana si ya hay alguien que la entregue en el altar y se ofrece como acompañante. No es aceptado. El peso de la distancia que Ryan ha mantenido para proteger su levedad se hace sentir. El día del matrimonio surge un problema: el novio se quiere echar atrás. Kara busca a Ryan para que hable con él. “Piensa en tus recuerdos favoritos, en los mejores momentos de tu vida. ¿Estuviste solo?”, le pregunta. Jamal contesta que no. “La vida es mejor si estás acompañado. Necesitas un copiloto”, le dice Ryan. El novio reflexiona y le pide disculpas a la novia. Entonces la hermana mayor se le acerca a Ryan y le dice la que, a mi juicio, es la mejor frase de la película: “Bienvenido a casa”. Solo cuando decide involucrarse de esa forma, sacrificando parte de su levedad y actuando de manera contraria a la que afirma en sus charlas, Ryan vuelve a formar parte de la familia.
10
Nueva conferencia de Ryan: “El año pasado volé 350 mil millas. La luna está a 250 mil. Imagínense que llevan con ustedes una mochila. Quiero que sientan el peso sobre sus hombros. ¿Lo sienten? Llenen esa maleta con todo lo que tienen en sus vidas. Empiecen con las cosas más pequeñas, como cepillos y esas cosas…”. Súbitamente, Ryan calla. No parece cómodo. Duda. Mira a su audiencia. De pronto mueve la cabeza hacia un lado y otro, y sonríe. Se retira del salón. Va en busca de Alex (nunca sabremos el nombre completo ni el apellido de este personaje). Quiere darle la sorpresa y va a su casa. Pero ella está casada y tiene dos hijos. Decepción y estupefacción en Ryan. Al día siguiente, Alex lo llama: “Esa es mi familia, esa es mi verdadera vida. Creí que nuestra relación estaba perfectamente clara. Tú eres tan solo un escape, un paréntesis”. No hay final feliz. Qué buena película.
11
Ryan sigue volando. Continúa en la levedad, pero no se le ve tan sonriente como antes. Parece que lleva un peso sobre sus hombros. Nos dice que por la noche, al ver el cielo lleno de estrellas, nos fijemos en ese punto luminoso que se mueve. Ese es su avión. Allí va él. Solo.
12
La película da para más. Este es apenas un comentario de un aspecto que vi. Así que si tiene pendiente Up In The Air, anímese y acuda al cine, o réntela, o cómprela por allí (saludos a quienes se están rasgando las vestiduras a propósito de esta última idea). Mire que ha sido nominada a cinco Óscar: mejor película, mejor dirección (Jason Reitman), mejor actor (George Clooney), mejor actriz secundaria (Vera Farmiga) y mejor guión adaptado. Luego me cuenta y conversamos acerca del tema de los despidos y la crisis económica, de la manera en que las personas que se quedan sin trabajo salen adelante, de las relaciones con la familia y los amigos, de que lo hacemos no es lo que somos, pero igual nos define. Y quizá hasta nos animemos a responder la pregunta: ¿qué es mejor, el peso o la levedad?