Gloria Vásquez llegó ese día muy temprano a su trabajo en una boutique cerca del edificio Empire State. Ahí escuchó en las noticias de que un avión había impactado una de las Torres Gemelas.
Óscar Díaz
Lo comentó con Manuel, el único compañero de trabajo que la acompañaba. “No bromee, señora”, fue la respuesta inicial. Al indagar más y comprobar que la noticia era cierta, el estado de shock se apoderó de ambos. Llamaron a los propietarios del negocio, quienes les dijeron que se fueran a sus casas.
Gloria comenzó a caminar para buscar cómo llegar hasta su vivienda en Queen’s, pero el sistema de trenes ya había sido suspendido. “Mientras caminaba (cerca de 20 calles) para llegar al puente Brooklyn pude ver a gente corriendo de arriba a bajo, llorando”, comenta. Mientras relata sus recuerdos, la compatriota no puede evitar quebrarse emocionalmente. “Cuando me acuerdo se me salen las lágrimas. Todavía siento la misma emoción de ese día”, dice.
Al ver el humo que salía del lugar donde estuvieron los colosales edificios, Gloria pensó: “Nueva York no será lo mismo sin ellas”.
Al cruzar el puente Brooklyn, un familiar la recogió al otro lado, pero ella seguía preocupada porque uno de sus nietos estaba en una universidad
neoyorquina y temía que algo le hubiera sucedido.
Al llegar a su casa, lo primero que hizo fue encender el televisor para informarse. “Al ver las noticias no pude evitar seguir llorando al ver la gente tirándose de los edificios”, recuerda.
Ella ya no vive en Nueva York. Fue hasta el año pasado que fue a la zona donde se ubicaban las Torres Gemelas. “Fue una sensación muy triste”, responde al preguntarle cuál fue la sensación que tuvo al ver el lugar.