Varios mandatarios se solidarizaron ayer con Estados Unidos y de nuevo enviaron condolencias.
Agencias
El papa Benedicto XVI insistió ayer en que jamás se debe ejercer la violencia en nombre de Dios, en un mensaje dirigido a Estados Unidos al conmemorar el décimo aniversario de los ataques terroristas de 2001.
En una carta al arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, titular de la conferencia de obispos estadounidenses, Benedicto dijo que oraba por los miles de víctimas inocentes del “ataque brutal” y confió en que sus familias hallen algún consuelo. Dijo que la tragedia del 11 de septiembre de 2001 se agravó por la afirmación de los atacantes de que actuaban en nombre de Dios: “Una vez más, debe afirmarse inequívocamente que bajo ninguna circunstancia se pueden justificar jamás los actos de terrorismo”.
El pontífice reclamó un mayor acatamiento a la justicia y una “cultura global de solidaridad” para erradicar los reclamos que suscitan dichos actos de violencia. Tanto Benedicto como su antecesor, Juan Pablo II, enfatizaron ese tema en los meses y años posteriores a los ataques.
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, puso a su país a disposición de Estados Unidos para la construcción de un nuevo “orden internacional”, también a través de una misiva enviada este sábado a Obama. En Tumbaco (norte de Quito), el presidente de Ecuador, Rafael Correa, rindió homenaje el sábado a los 15 ecuatorianos que murieron en los atentados y dijo que el 11 de septiembre es “una de las fechas más tristes para la humanidad”.
Por su parte, el jefe del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, afirmó que en el momento de los atentados no pudo parar de llorar, en declaraciones a una emisión especial difundida el sábado en la noche por el canal Rai Uno.