“Yo intuí que era un santo”
Monseñor Luigi Pezzuto, nuncio apostólico, representante de la Santa Sede del Vaticano, habló sobre la beatificación del papa Juan Pablo II, qué implica para los cristianos.
Monseñor Luigi Pezzuto, nuncio apostólico y embajador de la Santa Sede del Vaticano en el país, habló sobre lo que significa verdaderamente el hecho de que Juan Pablo II sea beato y de qué depende que este llegue a ser un santo. Explicó que el ser beato implica que puede ser venerado por los católicos pero en edición “limitada”. Será hasta que sea canonizado cuando las iglesias católicas de todo el mundo estarán “obligadas” a honrarlo.
¿Qué significa que el Papa sea beato?
Que está gozando –como dice la gente común– del paraíso. La Iglesia dice estamos seguros que está cerca de Dios. Que sea beatificado quiere decir que a través de todo un estudio se llega a la conclusión que esa persona ha vivido de una manera heroica.
Pero los feligreses dan por hecho que es santo.
No. Es que hay una diferencia entre la beatificación y la canonización. Tiene que haber otro milagro comprobado. Aunque el pueblo tenga una idea pero debe ser reconocida, eso no lo dice el Papa, eso no lo digo yo, lo dice Jesús que formó la Iglesia y nosotros no podemos cambiar las reglas que dejó. Debemos ser serios en la Iglesia.
¿Cuánto tiempo hay que esperar para que sea santo?
No se puede saber. En los procesos de beatificación o canonización no hay un plazo. Para este tipo de proceso (canonización), cuando el Papa declara santo a una persona debe estar totalmente cierto, porque compromete su infabilidad. El Papa actual dice verdaderamente yo me comprometo con toda mi autoridad en declarar que esta persona está con Dios, y para hacer una afirmación así uno debe pensar por lo menos dos veces.
¿Pero por el momento implica venerarlo?
Sí, pero con la beatificación el culto es limitado. Con la canonización el hecho de hacer el culto es universal. Cuando es declarado beato se puede hacer la fiesta litúrgica públicamente, pero no en todo el mundo. Solo en Polonia. En el caso de Juan Pablo II también en la diócesis de Roma, porque él fue obispo de Roma.
Hay comentarios de que fue muy rápido el proceso de ser beato.
Sí, ha sido rápido. Porque un proceso de canonización no puede ser comenzado sino cinco años después de la muerte, pero ustedes se acuerdan muy bien de los funerales, la gente gritó, ¡santo! ese día. Todos lo reconocían como un santo, no sería necesario hacer un proceso, pero el proceso se ha hecho. No hay un privilegio para nadie.
Entonces acelerarlo tuvo que ver con el grato recuerdo que dejó.
Sí, la comunidad católica y también los jefes de Estado de todos los países que visitó. Por el carisma que tenía él, cuando se le acercaba a una persona se quedaba impresionada.
¿Pero eso significa solamente venerarlo?
Claro que sí. La adoración es solamente a Dios, si no caemos en la idolatría. Se puede venerar, se puede hacer la fiesta, ir a rezar, colocarle velas, a pedir por ejemplo que cure a una persona. Esta veneración la pueden hacer todos, pero aquí en El Salvador, solo en privado, no se puede hacer un culto público en una Iglesia, si no se le hace daño para la canonización. Un párroco no puede hacer una estatua aquí.
¿Los católicos están obligados a honrarlo en toda la Iglesia?
Sí, pero tampoco es un dogma. En el caso de la beatificación, si no crees, no importa. En la canonización, sí. Cuando el Papa dice infaliblemente que es un santo, sí estás obligado a creer, pero en la Iglesia no funciona así. Es la confianza, pero el hecho de que haya realizado milagros eso es la demostración más clara que Dios quiere a esta persona y quien quiere a esta persona quiere a Dios de una manera especial.
¿En la ceremonia de beatificación, cuál es el protocolo a seguir?
Es una ceremonia muy sencilla. No dura más de 10 minutos. La liturgia será una misa muy solemne presidida por el Papa, al comienzo de la misa, el Papa reza una forma donde dice que con su autoridad declara beato a Juan Pablo II y que permita el culto “limitado”. También anunciará el día de la fiesta de cada año que será establecida el 22 de octubre. Yo pienso –no han dado motivos– que es porque el 16 de octubre de 1978 fue elegido Papa y el domingo 22 de octubre fue la gran misa oficial de pontificado. Pero esa fiesta solamente se celebrará en Roma y en Polonia. Cuando sea santo, será extendida a todos los países del mundo.
¿Qué tanta comunicación tuvo con el Papa?
Mucho. Estuve con él reunido muchas veces. Desde 1997 hasta 2004 cada año durante mis vacaciones siempre me daba una audiencia privada. Siempre me recibía, hasta media hora.
¿Era certero todo lo bien que se habla de él?
Yo intuí que era un santo. Es que a una persona no se le ve por la palabra, también por los gestos y tú entiendes el carácter de una persona, las bondades de la manera como esta persona se manifiesta.
¿Algo que recuerde en especial de él hacia usted?
Sí. Mi congregación episcopal. Yo fui nombrado nuncio para El Salvador el 2 de abril de 2005. ¿Ese día qué aconteció? El día de la muerte. Él murió en la noche, pero horas antes autorizó a la secretaría de Estado que se diera mi nombramiento como nuncio en El Salvador. Así recibí este don. Tiene un gran significado para mí y este país haber sido consagrado en las últimas horas de su vida. Para mí fue como que me dijera. bienvenido a El Salvador. Te lo confío de una manera especial.