Con 55 votos a favor, la Cámara alta de Brasil decidió iniciar un juicio político en contra de la entonces presidenta brasileña Dilma Rousseff por corrupción, por lo que, en su momento, el vicepresidente brasileño, Michel Temer, asumió la presidencia interina. El 12 de mayo, Rousseff fue apartada provisionalmente de su cargo por un plazo máximo de seis meses. El 31 de agosto fue destituida por el senado.
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Las acusaciones contra Rousseff, formuladas por juristas y cuatro partidos de la oposición, se fundamentaron en supuestas irregularidades cometidas por el Gobierno entre 2014 y 2015 en sus balances, de los que habría ocultado millonarias deudas acumuladas con la banca pública.