“No tenemos agua (potable). Todo (el mes de) diciembre (de 2015) no tuvimos (suministro). El recibo ya llegó y con recarga. ¡Que coman mierda esos cerotes!”, dijo en un noticiero, con ese peculiar arrastrado de sílabas que distingue a los salvadoreños cuando quieren enfatizar una expresión.
Su frase caló hondo. Sus incendiarias declaraciones hicieron que su imagen saltara de muro en muro por Facebook, con su peculiar cabello entintado, cual algodón de dulce de feria. Media docena de huacales y una enorme pila de cemento, estructura típica ante los frecuentes desabastecimientos de agua potable en las zonas populares, completaron la escena de quien ahora ya es conocida como “La Abuela de Apopa”.