|
Unos 3 millones de fieles
en la plaza de San Pedro ¡Santo subito! mundo@laprensa.com.sv La plaza de San Pedro y el Vaticano entero se quedaron cortos para los millones de fieles que querían despedirse del Sumo Pontífice. |
|
|||||||
|
Unos tres millones de personas llegaron hasta Roma para ser testigos del funeral de Juan Pablo II. Se trata de una masa humana casi inimaginable, pero todo marcha en orden y con tranquilidad, aseguró un agente de seguridad. Miles de personas pasaron la noche a la intemperie en las cercanías del Vaticano para asegurarse un lugar en la misa fúnebre. La mayoría no encontró lugar en la plaza de San Pedro ni en la anexa Via della Conciliazione, donde caben unas 500 mil personas. Desde varias horas antes de que iniciara la misa de cuerpo presente, la plaza de San Pedro y las calles que conducen a ella eran un mar de banderas rojas y blancas que agitaban los peregrinos y compatriotas de Juan Pablo, muchos de ellos ataviados con trajes regionales mientras gritaban ¡Polonia! ¡Polonia! ¡Polonia!. Los miles de creyentes se repartieron por diversas plazas y parques de la ciudad dotadas de pantallas para la ocasión, una acción poco común para Roma, aunque ya había sido llevada a cabo, por ejemplo, durante el Año Santo 2000. No importa. Así podemos por lo menos ver algo y no tenemos que apretarnos los unos a los otros, afirma Larissa Linz, quien llegó a Roma desde Alemania. El mismo lugar resonó con los aplausos de los peregrinos cuando un simple ataúd de madera de nogal, ensamblado con colas de milano y adornado con una cruz, fue traído desde la basílica a la plaza por varios palafreneros. El papa santo Las exequias de Juan Pablo II, ante cientos de dignatarios de todo el mundo, fueron interrumpidas en varias ocasiones por la multitud que aplaudía y coreaba el lema más repetido durante su largo pontificado: Giovanni Paolo, Giovanni Paolo (Juan Pablo, Juan Pablo). La muchedumbre pidió con el mismo entusiasmo a gritos la canonización del Papa: Santo, santo, santo, clamaban una y otra vez. El mismo pedido a gritos fue hecho en otros lugares de Roma, donde fueron instaladas 28 pantallas gigantes para seguir el funeral más multitudinario y mediático que se recuerda en la historia. Los cientos de miles de personas que llenaban la plaza de San Pedro aplaudieron cuando el cardenal Joseph Ratzinger dijo que el Papa ya estaba en el cielo, y tenía asegurada la vida eterna junto a Dios. Mientras las grandes campanas de la basílica de San Pedro tañían en señal de duelo en un día ventoso, la Policía trataba de contener a la multitud mientras esta trataba de avanzar y muchos fieles se desmayaban de la emoción. Fue un santo, dijo Gabriele Bisceglie, un vendedor de 29 años de Turín. Vine a darle las gracias y pedirle pequeños favores que me ayuden en Ovación en su natal Polonia Cientos de miles de peregrinos invadieron hoy por la mañana la explanada de Blonia, en Cracovia (sur), donde se instalaron pantallas gigantes para seguir la retransmisión en directo del funeral del papa Juan Pablo II desde la plaza San Pedro, en el Vaticano. Según la Policía, unas 800 mil personas se reunieron en un amplio campo para observar el funeral del Papa, tras haber pasado la noche alrededor de fogatas y de haber celebrado una multitudinaria misa la noche anterior. Los fieles se dieron cita en la misma explanada donde el Papa ofició ante 3 millones de fieles una de sus misas más célebres durante su último viaje a su país natal, en agosto de 2002. Estamos aquí para entonar una vez más un canto de gratitud por el pontificado de Juan Pablo II, declaró Jozef Guzek, obispo auxiliar de Cracovia. Además de las pantallas gigantes, había un retrato inmenso del Santo Padre y un altar gigantesco con los colores del Vaticano (amarillo y blanco) para poder ver el funeral de Juan Pablo II en directo. Desde primeras horas de la mañana, un flujo ininterrumpido de peregrinos provistos de mantas, botellas con agua y sillas avanzaron por las calles principales de la ciudad que desembocan en esta inmensa explanada de 48 hectáreas. La mayoría de los asistentes eran jóvenes, pero también había numerosos niños. |