Benedicto XVI
Joseph Ratzinger, el nuevo Papa


Vaticano/Agencias

El cardenal alemán Joseph Ratzinger, quien hasta ahora fungía como encargado de la doctrina eclesiástica, fue elegido este día como nuevo Papa y adoptará el nombre de Benedicto XVI.

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Humo de confusión

Temprano por la tarde en Roma, la chimenea de la Capilla Sixtina había arrojado su segunda bocanada de humo negro, similar a la que lanzó la tarde del lunes.

Tras la siguiente votación salió el humo blanco, la famosa "fumata bianca".

Sin embargo, al principio no era posible decir con certeza si el humo era, en efecto, blanco. En las dos fumatas anteriores, el humo, antes de tornarse negro, tenía un color grisáceo claro.

El silencio de las campanas vaticanas, en un inicio, no hizo sino añadir a la confusión

La radio del Vaticano había reportado inicialmente que el humo era negro, luego dijo que era difícil distinguir si era blanco o negro y destacó que en ese momento no sonaban campanas.

El tañir de las campanas despejó las dudas. Un nuevo papado había comenzado.

"María está de nuestra parte", dijo el nuevo papa Benedicto XVI en su primer mensaje al mundo.

 

El nuevo jerarca de la Iglesia católica, el alemán Joseph Ratzinger, fue elegido hoy en uno de los cónclaves más cortos de la historia, luego de sólo 26 horas.

Luego de su primer saludo, en el que recordó al fallecido Juan Pablo II, "el grande", el nuevo pontífice emitió la bendición “urbi et orbe” a los miles de personas que abarrotaban la plaza de San Pedro, y a los millones que lo seguían por televisión.

Claro favorito para suceder al fallecido Juan Pablo II, Ratzinger apareció en el balcón de la basílica de San Pedro aproximadamente 15 minutos después de que la columna de humo blanco y las campanas de la basílica anunciaron al mundo que la el trono de San Pedro tenía un nuevo ocupante, el número 264.

El cardenal protodiácono, el chileno Jorge Arturo Medina Estévez fue el encargado de hacer el anuncio a una multitud reunida en la Plaza de San Pedro.

 

"Queridísimos hermanos y hermanas", dijo Medina Estévez al iniciar un breve mensaje en italiano, español, francés, alemán e inglés, que concluyó con el tradicional "Habemus papam" (tenemos Papa).

Decenas de miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro del Vaticano recibieron con gritos y aplausos entusiastas la elección del nuevo Papa, anunciada con la tradicional "fumata" blanca.

Confusión inicial

En un principio se vivieron algunos momentos de incredulidad, ya que el hecho de que la chimenea de la Capilla Sixtina humeara antes de la hora prevista sólo se explicaba si la votación había tenido éxito, pero la "fumata" mostraba un indefinido color gris.

El humo blanco comenzó a salir de la chimenea de la Capilla Sixtina salir a eso de las 10 de la mañana, hora salvadoreña.

Los aplausos se sucedieron de forma entrecortada en medio de la incertidumbre hasta que la humareda adquirió un tono decididamente blanco, momento en el que estalló una oleada de júbilo en la Plaza.

Los gritos, abrazos y ondear de banderas se incrementaron y se transformaron en una estruendosa ovación cuando las campanas de la Basílica de San Pedro comenzaron a repicar para anunciar al mundo que hay un nuevo Papa.

Fieles abarrotan San Pedro

Miles de peregrinos empezaron a llegar al lugar en un flujo que cada vez más intenso, mientras a las campanas de San Pedro se sumaba el repique de las de todas las iglesias de la capital italiana para anunciar el éxito del Cónclave, en el que han participado 115 cardenales.

Los purpurados han elegido con tan sólo cuatro votaciones al sucesor de Juan Pablo II.

Antes de la esperada fumata blanca, los cardenales ya habían enviado una señal al mundo más temprano, cerca de las dos de la mañana, hora salvadoreña, de que tras una nueva ronda de votaciones no había todavía un pontífice. La chimenea soltó una bocanada de humo negro.

Un día antes de comenzar el cónclave, en la homilía de la misa anterior de la reclusión en la Capilla Sixtina para elegir Papa, Ratzinger había hecho un llamamiento enérgico a luchar contra la dictadura del relativismo.

Desde la catedral de San Pedro, pasando por los grandes templos de la cristiandad, como la catedral francesa de Notre Dame, y de Colonia en Alemania, hasta las de parroquias más humildes de África, católicos de todo celebraron la elección del nuevo pontífice.