Un policía con un perro adiestrado patrulla cerca del Vaticano en Roma. Las calles y callejuelas que llevan al Vaticano empezaron hoy a vaciarse, después de que las autoridades decidiesen poner punto final a las colas de gente que querían ver la capilla ardiente del Papa Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro. Aunque se han desplegado unos 10 mil policías para el funeral de mañana viernes, controlar el impredecible acto de un lunático es imposible, según advierten las autoridades.