Empresaria logró hablar
con el Papa mundo@laprensa.com.sv Gloria de Silhy estuvo cerca del papa Juan Pablo II en aproximadamente cinco ocasiones. Durante la segunda visita a tierras salvadoreñas, en 1996, De Silhy ayudó a remodelar la Nunciatura Apostólica, donde durmió el pontífice. |
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Gloria de Silhy se conformó en 1983, durante la primera visita papal, con ver desde lejos al pontífice. “Llegué con unas señoras de la parroquia Cristo Redentor a saludar al Santo Padre, pero en su recorrido en la calle. De allí, lo seguí todo por televisión”, confiesa. Sin embargo, si en la primera visita se conformó con la lejanía, entre 1992 y 1999 De Silhy tuvo la oportunidad de estar cerca del Papa en al menos cinco oportunidades.
En 1996, cuando Juan Pablo II visitó por segunda ocasión el país, su amistad con el nuncio apostólico de aquel entonces, monseñor Manuel Monteiro de Castro, la llevó a ser, incluso, miembro de una comisión que prácticamente remodeló la Nunciatura Apostólica para la bienvenida. De Silhy recuerda aún las acciones que a lo largo de cuatro meses realizaron en el inmueble: “Se cambiaron las ventanas y se pusieron vitrales; se arregló todo el techo; en la habitación se cambió mobiliario, las cortinas y las alfombras; se pusieron cuadros; se hizo un camino de entrada; se puso una fuente y se hizo una gruta con la imagen de la Virgen”.
El largo trabajo de preparación se vio recompensado, ya que De Silhy fue de las pocas personas que recibieron la comunión de manos del Papa. Por si fuera poco, la empresaria tuvo la oportunidad de estar con casi toda su familia en la reunión de los organizadores que en la tarde de ese 6 de febrero de 1996 hubo en la Nunciatura. Allí intercambió algunas palabras con Juan Pablo II. “Al vernos a toda la familia allí, nos pidió que multiplicáramos esa devoción al santo rosario y que lo rezáramos en familia. Yo me acuerdo de que le dije: ‘Santo Padre, todos los días oro por su salud’. Él me dijo: ‘Gracias, sígalo haciendo, por favor’”, recuerda. Para De Silhy, los encuentros con el Papa marcaron su vida, al punto de afirmar que han sido unos de “los momentos más especiales” de ella. “Yo no quería dejar de mirarlo, era como un imán. Era como encontrarse con Jesús en vida”, concluye. |