DESPEDIDA. Las vestimentas Rojas usadas por los cardenales resaltan en el traslado del cuerpo del Papa.
Cardenales discuten futuro

Jesús Henríquez, Agencias
mundo@laprensa.com.sv

Los cardenales participan en dos tipos de reuniones llamadas congregaciones cardenalicias que se mantienen hasta que se convoca el cónclave.

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Menos restricciones

 

Juan Pablo II explica en su carta apostólica que ha hecho modificaciones al proceso de elección de su sucesor, no para despreciar la tradición, sino para ajustarla a los nuevos tiempos.

Los papas Pío X, Pío XI, Pío XII, Juan XXIII y Pablo VI presentaron su propio documento con reglas para la elección de su sucesor.

Gracias a los cambios hechos por Juan Pablo II, en el cónclave habrá habitaciones más modernas y los cardenales podrán moverse por la Ciudad del Vaticano e incluso pasear por sus jardines.

En el pasado, los cardenales se encerraban como prisioneros sin agua corriente y con solo un baño por cada cinco, hasta que se elegía al nuevo pontífice.

La carta apostólica determina además que un cardenal elector puede por voluntad propia abstenerse de participar en la votación y salir del cónclave, pero no puede ser readmitido en él.

En caso de que un cardenal elector deba ausentarse, por motivos de fuerza mayor, si está en condiciones de volver antes de que se haya elegido un nuevo papa debe ser readmitido.

Los cardenales que se encuentran en el Vaticano y aquellos que se van incorporando participan diariamente en reuniones llamadas congregaciones cardenalicias.

En estos encuentros, los purpurados se encargan de los asuntos corrientes de la Iglesia y de preparar los funerales del papa difunto y el cónclave para elegir a su sucesor.

De acuerdo con la carta apostólica dejada por Juan Pablo II y que rige el proceso de transición, existen dos tipos de congregación.

Una general, en la que deben participar todos los cardenales no impedidos legalmente, aunque los que han superado los 80 años —sin derecho a voto— pueden abstenerse de participar.

El otro tipo de congregaciones son las particulares.

Las congregaciones particulares están constituidas por el cardenal camarlengo, que en este caso es el español Eduardo Martínez Somalo, y por tres cardenales, uno por cada orden, seleccionados por sorteo —que cada tres días deben renovarse— de entre los 116 electores que se encuentren en Roma.

Este tipo de gobierno colegiado de la Iglesia dura hasta que se convoque el cónclave.

Entre las funciones de estas reuniones cardenalicias figuran la lectura del testamento o documentos que haya dejado el papa fallecido, cuidar de que sean anulados el Anillo del Pescador del papa y el sello de plomo con los cuales son enviadas las cartas apostólicas, asignar por sorteo las habitaciones a los cardenales electores o fijar el día y la hora del comienzo del cónclave.

Asimismo, las congregaciones generales permiten hacer un examen sobre el estado de la Iglesia, principal función del Colegio Cardenalicio tras la muerte del papa, y constituyen un espacio para discutir sobre el legado del pontificado.



Secreto póstumo de Karol Wojtyla: el cardenal in péctore

El papa Juan Pablo II murió sin revelar la identidad del último cardenal in péctore que designó en 2003, pero existe una posibilidad de que lo haya consignado por escrito en el testamento, anunció ayer el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls.

Tradicionalmente, si el papa no revela en vida el nombre del cardenal in péctore o secreto, ese nombramiento deja de ser válido, pero puede pedir a su sucesor que cumpla con su designación, aunque este no está obligado legalmente a cumplir dicho deseo.

La fórmula del cardenal in péctore permite a los papas honrar a prelados cuyo nombramiento podría plantear riesgos para ellos o para las relaciones del Vaticano, o por simple conveniencia.

Juan Pablo II nombró 21 cardenales en el último consistorio en octubre de 2003 y anunció que guardaba “en su corazón” la identidad de uno de ellos.

Se mencionaron tres nombres: el arzobispo de Moscú, monseñor Tadeusz Kondrusiewicz, muy criticado por el patriarcado ortodoxo local; el arzobispo de Hong Kong, monseñor Zen Ze Kiun, cuyo nombramiento correría el riesgo de provocar un conflicto diplomático con las autoridades chinas; y el arzobispo polaco Stanislaw Dziwisz, su secretario personal.

El papa es el único que conoce la identidad de un cardenal in péctore y que lo puede revelar.

Pablo VI murió en 1978 llevándose el nombre de dos cardenales. Nadie sabe si dejó una carta rogando que se los elevara a la dignidad cardenalicia. Para que el cardenal secreto pueda participar en el cónclave, el papa fallecido tendría que haber anunciado su nombre y que fuera menor de 80 años.