Fernando Sáenz Lacalle: “Necesitamos
un papa igual”


Alexander Torres
social@laprensa.com.sv

La continuidad en la doctrina, misión y el legado del antecesor de un papa es algo que se puede marcar a partir del nombre que adopte tras el cónclave.

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Analizar el legado de Juan Pablo II obliga a pensar si su doctrina, carisma y empatía seguirán vigentes tras la elección de su sucesor. Es sumamente difícil solo pensarlo, luego de más de 26 años de papado, incluso para el arzobispo de San Salvador, monseñor Fernando Sáenz Lacalle, quien prefiere analizar las enseñanzas de Karol Wojtyla al mundo cristiano y no solamente al católico.

El arzobispo cree que el mundo necesita un pastor “igual a Juan Pablo II”. Monseñor dice que la elección será obra del Espíritu Santo, quien deberá iluminar a loscardenales.

Un alto legado

Sobre lo que Su Santidad aportó al mundo en el tema de la familia, el arzobispo cree que el mensaje del Papa fue claro, basado en la premisa de que “si se corrompe la familia, se corrompe la sociedad”.

Y por ello, dice Sáenz Lacalle, los sacerdotes están obligados, siguiendo el legado de Juan Pablo II, a poner énfasis en “el matrimonio, la familia y la sociedad, a tener en la primacía del cuidado pastoral”.

Otro aporte papal fueron las jornadas de la juventud que surgieron un Domingo de Ramos en Roma.

“Ahí nació un mensaje: los jóvenes siempre deben tener la atención debida”, interpreta el arzobispo de San Salvador.

“Lo maravilloso es cómo un anciano es capaz de entusiasmar a unos jóvenes, que emprenden viajes con grandes costos, a donde llegarán a veces a sufrir incomodidades solo para escuchar a un anciano, que además era exigente”, contrasta Sáenz Lacalle.

Para entender esa empatía, basta con apuntar que Su Santidad siempre fue realista con los jóvenes, les hablaba del amor, de las drogas, el sexo y la falta de constancia en la religión.

El Papa también fue duro contra quienes “van con la corriente”.

Otro de los aspectos que Sáenz reconoce como legado de Wojtyla es lo que mencionaba sobre “la dignidad de los trabajadores, todo lo que las empresas consiguen es gracias al trabajo de humanos; por lo tanto, la prioridad deben ser siempre las personas y no las cosas”.

La encíclica “Centesimus annus” la lanzó el 1.° de mayo de 1993, el Día Internacional del Trabajo, en la que sustentó que el capitalismo no puede considerarse como el sistema “ideal” porque haya fracasado el comunismo.



“Familiaris consortio”

El Papa dio a través de este documento “una doctrina muy profunda sobre lo que es el núcleo de la sociedad: la familia. Si una familia está sana, la sociedad está sana”, dice Sáenz Lacalle.

En él toca todos los aspectos relativos a la familia. Desde aspectos sencillos, como la conveniencia de bendecir la mesa y los alimentos, hasta plasmar el papel de los abuelos. Otro punto son los matrimonios irregulares, cuando hay dos católicos y uno de ellos es divorciado y casado de nuevo.

La juventud

Alrededor del mundo, el Papa fue considerado como “el eterno amigo de la juventud”. En Manila, Filipinas, se reunieron cerca de cinco millones de jóvenes de todos los países, y el centro era él. Eso tiene un significado pastoral: “La juventud es lo más importante que posee una sociedad. En El Salvador, un 50 por ciento de sus ciudadanos son jóvenes, y hay que darles importancia, dedicarles tiempo”, dice Sáenz. La frase más común del Papa era: “Sean constructores de una nueva civilización del amor y la justicia”.

La “persona humana”

Según el arzobispo, la clave planteada por Wojtyla es cuando cuestionaba: ¿qué somos nosotros? Y respondía: “Somos personas, no somos animales de una manada, sino personas racionales, creadas por Dios, con un alma individual, y como tal se tienen derechos, dignidad, pero también se tiene responsabilidad”. Si los ciudadanos entendieran esto, si actuaran conscientemente sobre esta base, no se estarían destrozando ellos mismos como suele pasar, y a la postre provocando impactos negativos en la sociedad.

“Político extraordinario”

“Fue un político extraordinario, pero desde su puesto. Su mejor aportación fue haber dado importantísimas directrices sobre la doctrina social de la Iglesia.” En ella se recogen las 14 encíclicas papales. Una de las principales, según el arzobispo, es la que dedicó al “Hombre que trabaja” —Laborem exercens—, puesto que consideraba como centro, la dignidad. “Lo más importante en una empresa es que hay personas humanas y que están trabajando, y eso es el valor más importante, no lo es el capital o sus edificios.”

Doctrina social de la Iglesia

“La figura del Papa no puede estar imponiendo nada, con cañones y con leyes, sino que el Papa está iluminando las mentes con verdades clarísimas, que cada uno de los documentos —las encíclicas— sean asumidos por los responsables de las naciones”, dice Sáenz Lacalle respecto de la forma en que la doctrina de la Iglesia debe hacerse sentir entre la humanidad. Según la letra escrita por el Papa, “sus documentos traen paz, armonía, progreso, para todos los implicados en la política de cualquier bando”.

El ecumenismo

Por sus orígenes y su proceso de formación en Polonia, próximo a las iglesias orientales y a los mismos judíos —tenía compañeros judíos—, esa experiencia le hizo estar siempre muy abierto. A ello se suma el hecho de ser un eslavo, “convivía con eslavos donde predominan las iglesias orientales no católicas”, asegura el arzobispo. Los más claros ejemplos de que los católicos deben respetar, acercarse y convivir con las otras iglesias históricas lo dio el Papa junto con los jerarcas de otras iglesias. Eso es ecumenismo.

Latinoamérica en la agenda

Cuando el Papa fue invitado para presidir la Conferencia Episcopal Latinoamericana, no lo dudó, y con ello marcó su primer viaje intercontinental. “Se detuvo en Dominicana, donde está la Iglesia primada de América, luego vino a México, donde el calor y el entusiasmo lo hicieron sentirse mexicano, latinoamericano”, dice monseñor. Ese hecho no solo marcó un “bonito” viaje, sino que marcó todo su programa de viajes por el mundo. Los latinos, en cierta forma, lo obligaron a ser “un pastor que va tras sus ovejas”.

Sacramento de la eucaristía

Es considerado por los católicos romanos el sacramento más maravilloso, que no solo se trata de comunicar la gracia, lo divino, sino que “es el mismo Jesucristo, Dios hecho hombre, quien está oculto bajo las especies del pan y el vino”, asegura Sáenz Lacalle. Por lo mismo, el Papa dedicó su última encíclica “Ecclesia de eucharistia”, en una clara admonición contra los abusos que se han cometido en algunas iglesias de Europa, donde se está dejando de un lado el valor que este acto depara.


Entrevista con Fernando Sáenz Lacalle

“Ser sacerdote es algo de Dios”

Monseñor Fernando Sáenz Lacalle dice que ser sacerdote no es de todos los hombres, al tiempo que deja claro que las mujeres están lejos de poder dirigir la sagrada eucaristía.

Monseñor, se dice que uno de los temas pendientes de Juan Pablo II fue el no permitir el sacerdocio femenino, ¿qué opina de ello?

Es que Jesucristo lo ha establecido así, y entonces el Papa no lo va a cambiar, pero no por ello se puede ver en absoluto. La preocupación, dedicación, el amor, el cariño y la predilección del Santo Padre hacia las mujeres ha sido definido.

¿De qué manera se puede entender ?

Quien tomó todo su corazón fue la Virgen María. En su lema, por primera vez aparece una palabra en los escudos de los papas, y él hizo establecer una “M” bajo la cruz, y eso es sencillo de entenderlo: Jesús, Cristo y María. El “totus tus” lo dice: “soy todo tuyo”.

¿Entonces se está lejos de que pueda verse a mujeres sacerdotisas?

El Papa escribió un documento extraordinario donde habla de la dignidad de la mujer. Pero el no ser sacerdote no quiere decir que la mujer sea menos que el hombre, eso es algo totalmente añadido que Dios da a quien cree oportuno, y no todos los hombres van a ser sacerdotes.

La Puerta del Jubileo —se abre cada 50 años en Roma— el Papa la abrió la última vez junto a un sacerdote ortodoxo y uno anglicano, ¿cuál era el mensaje?

Hay uno y concreto: hay muchísimas cosas que debemos celebrar en común.

Por ejemplo...

Fue el Papa quien propuso cambiar el calendario para que la Pascua se pudiera celebrar entre todos los cristianos. Hay otras tradiciones, la Navidad, algunos la celebran el Día de Epifanía, entonces era como un ponerse de acuerdo, y él estaba dispuesto a cambiar el calendario católico.