Arzobispo Lacalle destaca
ejemplo de Juan Pablo II mundo@laprensa.com.sv Jerarcas católicos destacaron la entrega pastoral de Karol Wojtyla, su servicio, y su capacidad de cristianizar sociedad. |
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Dichoso el hombre que trabaja por la paz porque será llamado hijo de Dios”, reza parte del evangelio escogido por la curia salvadoreña para despedir a Juan Pablo II. Los sacerdotes de las diócesis de Cuscatlán, San Salvador y La Libertad, así como decenas de seminaristas y laicos participaron ayer de la celebración presidida por el arzobispo de San Salvador, Fernando Sáenz Lacalle, el nuncio apostólico, Giacinto Berlocco, y otros jerarcas católicos en San José de La Montaña, como homenaje póstumo a Karol Wojtyla. Vocación sacerdotal “Me impresionó que, de todos los títulos que tenía, el Papa decía que el que más le conmovía era el de sacerdote, con el que más se sentía comprometido”, expresó el arzobispo Sáenz Lacalle, quien enfocó la mayor parte de su homilía en el ejemplo que el Papa mostró con entrega y servicio en vida sacerdotal. Giacinto Berlocco recordó que “en muchísimas oportunidades, muchos tomaron la decisión de hacerse sacerdote, después de las palabras del Papa”. “Esto es un compromiso para todos nosotros”, agregó el nuncio apostólico, quien confesó que al igual que Sáenz Lacalle recibió la ordenación sacerdotal directamente del fallecido papa Juan Pablo II. “El ejemplo de un buen sacerdote atrae muchísimo a los jóvenes; que él sea un estímulo para nuestra vida sacerdotal”, finalizó el enviado del Papa para El Salvador. Ambos jerarcas destacaron el ejemplo de los párrocos en sus iglesias:
a los jóvenes puede hacer cambiar “si vivimos con intensidad el
misterio de la eucaristía”. “Sugiero que pidamos a Juan Pablo
II que sepamos apreciar la eucaristía al grado de comprensión que nos
ayude a vivir la eucaristía con emoción y dignidad”, agregó el arzobispo
de San Salvador. Totus tous era su lema Morado, incienso y oraciones marcaron el homenaje que sacerdotes salvadoreños hicieron a Juan Pablo II. Morado esperanzador, según calificó el padre Jesús Orlando Erazo a la vestimenta que los curas utilizaron en la celebración eucarística. Los párrocos de San Salvador, Cuscatlán y La Libertad desfilaron a lo largo de la iglesia San José de la Montaña, mientras se escuchaba Bendito el que viene en nombre del Señor, cantado por seminaristas, mientras cada sacerdote pasaba frente al altar y lo besaba. Con incienso, el arzobispo Fernando Sáenz Lacalle bendijo la mesa en dirección al Jesucristo resucitado de la Iglesia. Totus tous, era su lema. Para que también nosotros sigamos su ejemplo, inició el arzobispo Sáenz que presidió la misa concelebrada con monseñores de parroquias del área paracentral. No nos dejemos llevar por partidismos; debemos iluminar los corazones de todos, enfatizó el capellán nacional en su prédica. En el momento de la consagración eucarística, obispos y sacerdotes alzaron sus manos hacia la hostia que mantenía elevada el arzobispo, elevando una oración por Juan Pablo II. Recuerda a Karol Wojtyla, tu hijo, a quien llamaste de esta tierra para gozar de la vida eterna, anunció monseñor Jesús Delgado en el acto de consagración.
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