CORTE SIMBÓLICO. El corte simbólico de la cinta que inauguró la alameda Juan Pablo II fue realizada por el “papamóvil”, pues el Santo Padre no podía bajarse del vehículo por razones de seguridad.
Alcaldía capitalina rindió homenaje al Papa

Mayrene Zamora
mundo@laprensa.com.sv

Por un acuerdo municipal en 1983, fue nombrada alameda Juan Pablo II la 3.ª y 7.ª calle poniente.

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Una muestra de cariño
La Alcaldía capitalina presentó cuatro propuestas para homenajear a Su Santidad.

El concejo municipal presidido por José Alejandro Duarte, 1983-1985, en repetidas ocasiones discutió a puertas cerradas cuál sería el regalo idóneo por la visita del Papa.

Luego de intensas jornadas de reuniones, fueron cuatro los acuerdo: primero, construir una plaza y nombrarla Juan Pablo II en el redondel Auxiliadora, ubicado en la avenida Olímpica.

En segundo lugar, se contempló la idea de construir un parque y un monumento de Karol Wojtyla en la colonia San Luis, ubicada en las cercanías del hospital Militar en la zona norte de la capital.

También, se pensó en otro parque en un terreno baldío ubicado frente al hotel Radisson. Pero fue el nombramiento de la 3.ª calle poniente la que hoy por hoy está plasmada en la historia.

Hace 22 años, la 3.ª y 7.ª calle poniente en la ciudad capital salvadoreña fue nombrada alameda Juan Pablo II. Este fue un tributo en ocasión a la primera visita a tierras salvadoreñas en marzo de 1983.

El acuerdo, unánime, estuvo bajo la responsabilidad del ex alcalde José Alejandro Duarte, en febrero de ese año, un mes antes de la espera y tan ansiada llegada del papa viajero.

El momento fue propicio.

La calle tenía pocos meses de haber sido entregada por el Ministerio de Obras Públicas (MOP).

“Recibí la obra. Y por la coincidencia de fechas se me ocurrió entre las propuestas el nombramiento de esta calle en honor al Papa”, dice Duarte.

La propuesta fue aceptada. “Allí fue donde empezó lo mejor: teníamos que ornamentarla. Se sembraron 5 mil arbolitos y se hizo un pequeño acto de inauguración previo a la llegada de Juan Pablo II”, recuerda el ex alcalde.

Además, les tocó lavar las calles capitalinas por donde se desplazaría el “papamóvil”: “Fue una limpieza general”, agregó.

A paso lento

Por fin, el día esperado llegó. Todo estaba fríamente calculado. La inauguración de la alameda Juan Pablo II quedó gravada en la historia de los salvadoreña, luego de que el “papamóvil” cortara la cinta simbólica. “Por el dispositivo de seguridad, el Papa no podía bajarse del ‘papamóvil’ y cortar la cinta, por eso se me ocurrió que el carro se desplazara despacio y así dejar inaugurada la obra”, destacó.

“Le queríamos dar otros reconocimientos, pero su humildad y sencillez fue siempre tan grande que no lo aceptó. Por eso, le pedí al ahora desaparecido monseñor Rivera y Damas que le entregara un minúsculo pergamino donde se le detallaba el acuerdo municipal de nombrar la calle como alameda Juan Pablo II”, concluyó Duarte.



Un escenario finalizado durante la madrugada

Madera, tabla de yeso, bambú, clavos, pegamento, martillos y serruchos son parte de todo lo que se utilizó para la construcción del templete papal hace 22 años.

Los trabajos duraron cinco meses y se desarrollaron de acuerdo con el diseño presentado por la Nunciatura y el Arzobispado capitalino.

Fueron 45 personas las que directamente trabajaron en el templete, inspirados por el carisma de humildad que siempre caracterizó a Juan Pablo II.

Todo tenía que estar listo en tiempo récord. El ex alcalde capitalino José Alejandro Duarte recuerda que el templete quedó listo a las 3 de la mañana del 6 de marzo de 1983.

A la ardua labor se unió la mano de obra del personal de ingeniería de la comuna, pues 20 personas se encargaron de terracear parte del predio baldío.

El diseño también contemplaba la instalación de sillas, el altar mayor, entre otros detalles.

“Fue un compromiso de gran expectativa nacional. Tuve el atrevimiento de trasladar la mesa donde el Papa dio la misa a la alcaldía y le mandamos a poner una plaquita”, destacó Alejandro Duarte.