Un matrimonio doblemente
bendito mundo@laprensa.com.sv El secretario de la Nunciatura Apostólica les dio como regalo el día de su boda una bendición del Papa que él mismo había tramitado. Pero Jorge Santacruz preparó una sorpresa mayor. |
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Jorge Santacruz y Silvia Castañeda se casaron hace dos años, en enero de 2003. El día de su boda, el secretario de la Nunciatura Apostólica, quien los casó, les entregó, como regalo para su matrimonio, la bendición apostólica del Papa, que él mismo había tramitado díasantes. No contento con eso, Jorge había comenzado la gestión de una sorpresa mayor para su esposa. Una sorpresa que revelaría durante su luna de miel en Roma. “Mi mejor amigo, que era el hijo del embajador de El Salvador ante la Santa Sede, en ese entonces, había empezado a hacer los trámites para conseguirnos unos pases para entrar a la audiencia de los miércoles y especialmente la bendición de los nuevos esposos”, recuerda hoy con una sonrisa. El secreto, sin embargo, tuvo que ser revelado un poco antes de la audiencia. “Para estar como nuevos esposos delante del Santo Padre, se debe comprobar que se es casado por la Iglesia y además ir vestidos como esposos. Entonces en el momento ya no fue tan sorpresa porque le tuve que decir”, admite Jorge. Sin embargo, no por eso, la emoción del nuevo matrimonio dejó de ser grande. La sorpresa quedó intacta. “Nunca me imaginé que iba a poder acercarme tanto. Creí que iba a ser una bendición a cierta distancia”, admite Silvia. Ya delante del pontífice, Jorge recuerda que no pudo hablar debido a la emoción. Su esposa apenas le pudo decir un par de palabras, señalándole su país de procedencia y el nombre del movimiento apostólico al que pertenecían. “Uno siente alegría, paz. Siente una alegría profunda. Se siente la presencia de Dios”, finaliza Silvia. |