“Niño milagro” de Zacatecas

México/AFP
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El caso ha sido documentado por la diócesis local que está dispuesta a dar testimonio de lo sucedido.

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Si eso (mi curación) no sirve para beatificar a Juan Pablo II, pues al menos para que la gente no pierda la fe en su santidad.”
Herón Badillo, joven que dice fue curado por Juan Pablo II.

Fue otro después de que el Papa lo tocó, lo besó en su cabecita que ya no tenía pelo, y le dijo algo en su idioma. Después empezó a comer y se recuperó sin ninguna medicina.”
Felipe de Jesús Badillo, padre de Herón.

Herón Badillo Mireles tiene 19 años, pero en realidad asegura que volvió a nacer hace 15, cuando “gracias al papa” Juan Pablo II se curó de una leucemia por la que ya había sido desahuciado por decenas de médicos en México.

“Desde el momento en que estuvimos con él en 1990 yo creo que fue un milagro, Su Santidad me tocó la cara y me besó en la frente y en la cabeza; yo tenía cuatro años y estaba muy enfermo, pero después de eso me curé”, dijo Herón Badillo.

La familia Badillo Mireles se encontró con Juan Pablo II en el aeropuerto de la ciudad mexicana de Zacatecas en mayo de 1990.

El joven, que comparte su tiempo entre el rancho de su padre y sus estudios de bachillerato, está convencido de que su recuperación se logró gracias al pontífice.

Luego del encuentro con Juan Pablo II, “se empezó a notar el cambio”. “Empecé a tener apetito, cosa que era muy raro, pues casi no probaba alimentos, fue así como se notó que me iba mejorando de la enfermedad”, agrega Badillo.

Desde entonces Herón está sano “por completo y sin ningún rebote” de la leucemia, padecimiento que, de acuerdo con sus padres y la iglesia de Zacatecas, desapareció sin necesidad de medicamentos.

La anécdota fue calificada por el ministro de Salud del Vaticano, el cardenal mexicano Javier Lozano Barragán, como un hecho “maravilloso” en entrevista con Televisa.

Cuando ya habían pasado casi tres lustros de aquella visita papal, siendo Herón un joven de 18 años, la familia viajó a Roma y se entrevistó de nuevo con Juan Pablo II, “quien recordó muy bien aquella escena que tuvimos en el aeropuerto de Zacatecas”, dice Felipe Badillo.

El caso de quien es llamado “el niño milagro de Zacatecas” ha sido documentado por la diócesis local, instancia que está dispuesta, junto con los Badillo Mireles, a dar testimonio de lo sucedido.


El Papa nos invitó a servir a los demás y a encontrarle un sentido a nuestra vida.”
Boris Ayala, 22 años.

Él buscaba la forma de ir hasta donde estábamos los jóvenes; él tenía el corazón de un joven y lo demostró.”
Jorge Rivera, 21 años.

Esta experiencia representó sacrificio, pero al final obtuvimos un gran regalo.”
Lizza María Hernández, 21 años.

En esos encuentros el Papa nos regalaba un pedacito de cielo.”
Mario Ángel Cáceres, 26 años.

.El mensaje del Papa para el encuentro mundial con los jóvenes en Toronto, Canadá, hace casi tres años, fue el de ser “sal y luz del mundo”.

Este mensaje es renovado hoy por los salvadoreños que estuvieron allá junto con el Papa.

Un grupo de los viajeros recuerda la reunión como una experiencia “increíble” que ha sido de peso en su vida y en su formación como católicos.

“Él creía en la felicidad que los jóvenes buscamos y nos invitaba a encontrarla en Dios”, sostiene Mariángela Orseniego, de 22 años.

Y es que la emoción experimentada por los miles de personas que acudían a ver a Su Santidad hasta el Vaticano, fue la misma que vivieron estos jóvenes cuando él fue a ellos a Toronto, Canadá, en los acostumbrados encuentros que se realizaban cada dos años entre la juventud y el pontífice.

“El Papa tenía la habilidad de bajarnos un pedacito de cielo”, aseguró Mario Cáceres, quien asistió en 2000 a las celebraciones del año jubilar, en Roma, Italia, y a la Jornada Mundial de la Juventud en 2001, última de Juan Pablo II.

Fueron miles las personas que de todo el planeta acudieron a ese encuentro; de El Salvador asistieron jóvenes de diferentes grupos y parroquias, 24 de los cuales iban del colegio Santa Cecilia, de la ciudad de Santa Tecla.

El gasto de aproximadamente 850 dólares por persona fue poco para el valor espiritual, religioso y personal que esta experiencia dejó en sus vidas.

“Nos vemos enAlemania”

Por tradición, en cada encuentro se anuncia el país que será sede del próximo.

Juan Pablo II anunció en Canadá que el próximo encuentro sería en Colonia, Alemania.

Periódicos que circularon para ese entonces en Toronto, y que el grupo que asistió del Santa Cecilia conserva, registraron la designación de la próxima sede: “Nos vemos en Alemania”.

Sin embargo, dependerá del nuevo sucesor de Pedro la realización del encuentro pactado en Europa por Juan Pablo II.

Aunque algunos ya están haciendo planes de asistir.

“Estamos buscando la forma de hacer actividades para reunir dinero e ir”, aseguró Lizza María Hernández.Ella junto con el grupo en el que fueron sus compañeros de viaje con destino a Toronto, tres años atrás, ya están buscando la forma de costear sus gastos para el siguiente viaje. El valor del pasaje y gastos de alimentación y estancia han sido calculados en 2 mil dólares, cifra que para estos interesados en asistir no es nada si se compara con la riqueza espiritual del evento.

“Será en memoria de Juan Pablo y una bienvenida para su sucesor ”, concluyeron.