Funeral romperá con la tradición mundo@laprensa.com.sv Un experto afirma que el Pastor Universal, a pesar de conservar las tradiciones medievales en la Iglesia católica, hizo renovaciones a los rituales. |
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Las exequias por el Papa Juan Pablo II “representan un puente entre la tradición y la modernidad”, dijo ayer el historiador y experto alemán en el Vaticano Johannes Laudage. Siguiendo la tradición medieval, el Papa ha sido expuesto en la capilla ardiente con su atuendo pontifical, pero también lleva una cruz y un rosario —por expreso deseo suyo— “lo que significa un cambio en el rito tradicional”, agregó el catedrático de Historia de la Edad Media y experto en Historia del Papado de la Universidad de Duesseldorf. El rosario simboliza la adoración personal del Papa a la Virgen María, mientras que la cruz el apoyo que tuvo el jefe de la Iglesia católica durante su peregrinaje por el mundo, destacó el académico. “Este es un cambio importante que un laico no nota a primera vista, porque la exposición del cuerpo del Sumo Pontífice sigue conservando en general las tradiciones medievales como una manifestación de la alta magistratura del Vicario de Cristo en la Tierra”, dijo. “Este cambio se suma además a la renovación que introdujo el Papa en 1996 en el sistema de elección de su sucesor en el Cónclave, al eliminar la votación por ‘iluminación’ o por ‘conciliación’ y mantener el de las papeletas”, puntualizó el catedrático. “En realidad esto representa una inconsecuencia, ya que el papel atribuido por los creyentes al Espíritu Santo cobra ‘forma legal’ con las papeletas de votación en la elección del papa”, subrayó finalmente Laudage. El Vaticano modificará además una tradición varias veces centenaria y anunció que pensaba echar las campanas a vuelo, además de emitir humo blanco para anunciar la elección del nuevo pontífice.
Roma colocará varias pantallas gigantes a fieles Solo 300 mil fieles podrán ver el funeral en la plaza de San Pedro. Las autoridades de Roma instalarán pantallas gigantes de televisión en siete lugares de la capital italiana para que los fieles puedan seguir en directo la transmisión del solemne funeral por el papa Juan Pablo II, el viernes a las 10 de la mañana, hora local. Entre los lugares donde se instalarán las pantallas gigantes se encuentran los estadios Olímpico y Flaminio, con capacidad para 80 mil y 30 mil espectadores, respectivamente. Asimismo, el funeral por el difunto pontífice podrá verse en las pantallas gigantes ubicadas en el Circo Máximo, la plaza del Pueblo, la plaza de San Juan de Letrán, la plaza de San Pablo Extramuros y en la zona de Tor Vergata, a las afueras de Roma. Las autoridades ya han subrayado que, en ningún caso, la masa ingente de peregrinos, fieles o simples curiosos que se están acercando a Roma, y que podría superar los 2 millones de personas, podrá asistir al funeral en la plaza de San Pedro y su entorno. Solo unos 300 mil fieles podrán seguir el funeral en el área comprendida entre un pequeño segmento de la plaza de San Pedro, la vía de la Conciliación (la calle que une el Vaticano con Roma) y la plaza del Resurgimiento. La mayor parte de la plaza de San Pedro queda reservada a las casi 200 delegaciones internacionales que asistirán a las exequias fúnebres, así como a los servicios de seguridad, protección civil y comitivas.
El Vaticano muestra cara de la muerte El Vaticano decidió mostrar el cuerpo del papa Juan Pablo II sin que fuera embalsamado y solo se usaron medidas de conservación superficiales. El vocero de la Santa Sede no explicó cuáles fueron estas medidas, pero el cuerpo ya muestra los signos de la muerte. Lo miras y ves el cadáver (...) así que ves la cara de la muerte con mayor claridad, dijo el cardenal Francis George al diario Chicago Sun Times. Entre los siglos XVI a los primeros años del XX, los pontífices eran embalsamados, pero la práctica la suspendió Pío X. En el caso de Pablo VI (1978), los amortajadores solo prepararon el cadáver para un ataúd cerrado. Dos días después de ser exhibido, la piel del Papa comenzó a decolorarse, su mandíbula se hundió y sus uñas se oscurecieron. El cadáver de Pío XII fue tan mal conservado en 1958 que los que hacían guardia en el Vaticano tenían que se cambiados cada 15 minutos porque no podían soportar el olor. Pero el doctor Gennaro Goglia logró un milagro de la medicina al conservar al Papa Juan XXIII con un líquido especial, en 1963. El mundo vio los restos de Juan XXIII bien conservados hace tres años cuando fue trasladado a una tumba cerca del altar de San Pedro.
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