Las leyendas forman parte de los papas al igual que su báculo, su mitra y su sotana blanca. En el caso de Juan Pablo II no es diferente. Cuatro días después de su muerte se multiplican las dudas acerca de cuáles fueron sus últimas palabras.

“La verdadera historia de las últimas horas debe ser escrita todavía”, opinó el vaticanista Marco Politi, uno de los más prestigiosos. ¿Fue su última palabra “amén”? Así asegura haberlo oído el sacerdote polaco Jarek Cielecki.

Era el 2 de abril, el sábado por la noche. La oscuridad envolvía la plaza de San Pedro, mientras que la luz permanecía encendida en los aposentos pontificios. El mundo sabía que la hora de la muerte de Juan Pablo II se aproximaba y, en la plaza, los fieles rezaban el rosario.

El pontífice se encontraba rodeado de sus allegados.

“Cuando finalizó la oración de los fieles, el Papa pronunció con su última fuerza vital la palabra ‘amen’. Poco después murió”, relata Cielecki.

Médico personal duda

La historia conmovió a los católicos. ¿Pero pudo ser así? Renato Buzzonetti, el médico de cabecera de Juan Pablo II, tiene dudas al respecto. “El Santo Padre no podía decir ninguna palabra más”, declaró al diario “La Repubblica”. “Solo podía guardar silencio.”

Algo similar podría ocurrir con otras palabras del pontífice, por ejemplo las del 1.º de abril, viernes, cuando en la plaza de San Pedro se concentraban muchos jóvenes. Según el Vaticano, aquel día el Papa se giró hacia la ventana y, supuestamente, dijo a los jóvenes: “Os he buscado. Ahora habéis venido a verme. Y os doy las gracias”.