La segunda visita
al país fue un poco más tranquila mundo@laprensa.com.sv María Rodríguez de Boet recuerda con más satisfacción la segunda visita que el Papa hizo a El Salvador. |
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María Rodríguez de Boet podría considerarse una experta en organización de visitas papales. Tanto en 1983, como en 1996, fue miembro de la comisión central que organizó las llegadas del pontífice a tierras salvadoreñas. Aunque participó en múltiples detalles, su misión principal, sugerida por el padre Flavián Mucci, otro de los miembros del comité, fue la de proveer el sonido para la misa. La tarea, encargada en aquel principio de 1983, la tomó porsorpresa.
“No teníamos la cantidad de parlantes para cubrir semejante extensión de territorio”, revela De Boet. Su hijo Ricardo, tuvo entonces una idea: “Por regla general, nosotros le habíamos vendido los equipos de sonido a todos los conjuntos musicales. Entonces les pedimos a los conjuntos que si nos podían prestar sus parlantes y algunos amplificadores. Ellos fueron de una gran generosidad y prestaron sus equipos. Y el sonido fue perfectísimo. La gente, no importaba en qué lugar estaba, estaba escuchando perfectamente bien”, recuerda. La empresaria recuerda hoy con satisfacción aquellas jornadas de trabajo anteriores a la venida de Juan Pablo II. Aunque admite que disfrutó más la segunda visita, no solo por la cercanía con el Papa, sino porque la situación del país había cambiado para bien. “La primera visita fue de gran movimiento y trabajo. Y sobre todo por la época había que estar pendiente de que no le pasara nada. Había una gran responsabilidad. La segunda fue un poco más tranquila en ese sentido. Y lo disfrutamos más porque estuvimos más cerca de él”, finaliza. |