SOLEMNIDAD. El nuncio apostólico, Giacinto Berlocco, preside la misa oficial junto al clero salvadoreño y en presencia de representantes de los tres poderes del Estado. Abajo, religiosas de diferentes congregaciones se unen en oración por el alma de Juan Pablo II.
“¡Que lo hagan santo ya...!”

Alexander Torres
social@laprensa.com.sv

Salvadoreños de todos los confines y estratos sociales le rindieron honor al fallecido Papa ayer en Catedral. También los diplomáticos acreditados en el país acudieron a la misa.


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“Tips” de la eucaristía
El Coro Nacional animó los cánticos de una manera muy especial, lo que le puso un mayor toque de solemnidad a la misa.

Dentro de los diplomáticos que acudieron a la misa, estuvo el embajador de Estados Unidos, Douglas Barclay.

Por lo menos unas 500 personas siguieron la misa desde la cripta de la Catedral, donde se instaló una pantalla gigante.

Mientras una decena de sacerdotes impartía el Cuerpo de Cristo en la nave central, unos cuatro jóvenes sacerdotes descendieron a la cripta para llevar la hostia a los otros fieles que seguían el acontecimiento.

Decenas de personas se quejaron porque el cordón policial impidió el paso por las calles y avenidas que bordean la catedral y porque no se permitió acceso a la cripta, pese a que había espacio para alojar a por lo menos un centenar más.

Siempre agradeceré las muestras de cariño que este pueblo le dio al Papa.”
Giacinto Berlocco, nuncio.

Ha sido un gran hombre del Señor y su ausencia ha dejado un sabor agridulce entre la gente.”
Fernando Sáenz Lacalle,arzobispo.

1 mil

Los feligreses que entraron al templo católico ayer.

Los católicos de El Salvador le rindieron ayer un merecido homenaje al que fuera su guía espiritual, su visitante de lujo en los años 1983 y 1996: al papa Juan Pablo II.

Ayer en la Catedral Metropolitana, Su Santidad recibió los honores de parte de toda la jerarquía católica salvadoreña, los representantes de los tres órganos del Estado y los del cuerpo diplomático acreditados en el país.

El nuncio apostólico o embajador del Vaticano en el país, Giacinto Berlocco —quien partirá con ese cargo a Venezuela al final de este mes—, dirigió la solemne eucaristía y al final los agradecimientos a un pueblo identificado con el Papa.

Muchos feligreses se quedaron con las ganas de participar, ya que el cordón de seguridad que estableció la Policía se los impidió.

Otros centenares siguieron el homenaje póstumo a Juan Pablo II a través de circuito cerrado que se instaló en la cripta de la Catedral.

Pero la mayoría que llegó temprano se pudo acomodar en la nave principal de la histórica catedral, donde también estaban los representantes del Estado, encabezados por el presidente Antonio Saca, quien leyó parte del Apocalipsis.

El arzobispo de San Salvador, Fernando Sáenz Lacalle, tuvo a su bien el recordar algunos de los pasajes del Papa cuando visitó a El Salvador en plena guerra y luego de los Acuerdos de Paz.

Su muerte ha dejado un “fuerte sentimiento de orfandad”, dijo Sáenz Lacalle.

José Leonídas Rodríguez vino desde San Antonio del Monte, en Sonsonate, y dijo que fue un hombre que “trabajó por la paz y que hará falta entre la humanidad”.

Al final de la misa, un grupo rompió la solemnidad: “¡Que lo hagan santo ya...!”, gritaban.