¡Que lo
hagan santo ya...! social@laprensa.com.sv Salvadoreños de todos los confines y estratos sociales le rindieron honor al fallecido Papa ayer en Catedral. También los diplomáticos acreditados en el país acudieron a la misa. |
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Los católicos de El Salvador le rindieron ayer un merecido homenaje al que fuera su guía espiritual, su visitante de lujo en los años 1983 y 1996: al papa Juan Pablo II. Ayer en la Catedral Metropolitana, Su Santidad recibió los honores de parte de toda la jerarquía católica salvadoreña, los representantes de los tres órganos del Estado y los del cuerpo diplomático acreditados en el país. El nuncio apostólico o embajador del Vaticano en el país, Giacinto Berlocco —quien partirá con ese cargo a Venezuela al final de este mes—, dirigió la solemne eucaristía y al final los agradecimientos a un pueblo identificado con el Papa. Muchos feligreses se quedaron con las ganas de participar, ya que el cordón de seguridad que estableció la Policía se los impidió. Otros centenares siguieron el homenaje póstumo a Juan Pablo II a través de circuito cerrado que se instaló en la cripta de la Catedral. Pero la mayoría que llegó temprano se pudo acomodar en la nave principal de la histórica catedral, donde también estaban los representantes del Estado, encabezados por el presidente Antonio Saca, quien leyó parte del Apocalipsis. El arzobispo de San Salvador, Fernando Sáenz Lacalle, tuvo a su bien el recordar algunos de los pasajes del Papa cuando visitó a El Salvador en plena guerra y luego de los Acuerdos de Paz. Su muerte ha dejado un “fuerte sentimiento de orfandad”, dijo Sáenz Lacalle. José Leonídas Rodríguez vino desde San Antonio del Monte, en Sonsonate, y dijo que fue un hombre que “trabajó por la paz y que hará falta entre la humanidad”. Al final de la misa, un grupo rompió la solemnidad: “¡Que lo hagan santo ya...!”, gritaban. |