PRIMERAS VISITAS. Dos cardenales dan sus respetos frente a la tumba de Juan Pablo II. A partir de hoy los peregrinos podrán acceder a las grutas vaticanas para visitar la tumba del pontífice.
Tumba recibe primeras visitas

José Luis Sanz

La tumba de Juan Pablo II perdió la intimidad de la que había gozado desde el funeral del viernes. El Papa recibió a sus primeros peregrinos.

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Sobresueldo a empleados en duda
Los empleados del Vaticano deberían recibir en principio una gratificación tras la muerte del Papa, conforme a una antigua tradición. Sin embargo, esta tradición podría no cumplirse debido a la situación financiera del Vaticano

La decisión de conceder la prima corresponde al camarlengo, el cardenal español Eduardo Martínez Somalo, encargado de administrar los bienes del Vaticano desde la muerte de Juan Pablo II y hasta la elección de su sucesor.

El Estado del Vaticano emplea a 1 mil 534 personas.

Algunos se arrodillaban y se santiguaban. Una que otra corresponsal de un medio católico tuvo que secar sus lágrimas. La mayoría, con frialdad y curiosidad, tomó notas. La tumba de Juan Pablo II, que desde las 7 de la mañana de hoy está abierta a la vista y las oraciones de los fieles, perdió ayer por la tarde la intimidad de la que había gozado desde el funeral del viernes. Bajo tierra, como él deseó, el papa polaco recibió a sus primeros peregrinos.

La amplia gruta vaticana, que abarca toda la base de la basílica de San Pedro, es un silencioso lugar de recogimiento para quienes, como el papa Wojtyla, lo hicieron suyo en ocasiones para la oración.

La tumba de Juan Pablo II es luminosa. Una sólida lápida inclinada de mármol blanco, con la inscripción que se ha anunciado hasta la saciedad estos días: “Joannes Paulus P.P. II”, las fechas de su nacimiento y muerte y la insignia papal. A la cabeza, lirios. A sus pies, un único cirio encendido, sobre una palmatoria cuadrada de oro, con cruces labradas en sus cuatro caras. Estos días estará prohibido acceder a la gruta con velas, para evitar que la tumba quede cubierta por ellas en poco tiempo.

A su alrededor, hoy, las tumbas de Juan Pablo I, Benedicto XV, Pablo VI o Inocencio IX están llamadas a ser piedra inerte.

En la gruta, presidida por los mármoles cromados de la espaciosa capilla reservada a la tumba de San Pedro, solo habrá calor y rezos para un hombre al que muchos ya aclaman santo.

Anoche, al cierre de esta edición, ya había fieles en San Pedro esperando la apertura de la basílica, desde cuyo altar central se accede a la gruta. Mientras los cardenales, que ayer también visitaron la tumba para orar, preparan el cónclave.



Finanzas Vaticano en números rojos

El déficit se debe a la baja del dólar y a las indemnizaciones pagadas por abusos sexuales.

El papa surgido del próximo cónclave tendrá que lidiar con un déficit presupuestario en el Vaticano que se ha agravado en los últimos años.

Según expertos, el déficit vaticano se debe a la combinación de la baja del dólar con el elevado costo de las indemnizaciones pagadas por abusos sexuales y el aumento de las relaciones diplomáticas de la Santa Sede.

“El dólar ha afectado realmente las finanzas vaticanas”, dijo el reverendo Thomas Reese, experto en ese tipo de cuestiones. “No es solo el dinero que llega de los Estados Unidos. Todos los donantes ricos del Tercer Mundo envían dólares”, afirmó.

Como jefe ejecutivo de una empresa mundial, el papa Juan Pablo II exigía responsabilidad financiera y mayor transparencia en las operaciones de la Santa Sede. Pero en los últimos años de su pontificado el presupuesto vaticano volvió a ser deficitario.

En una desusada revelación financiera, un contador vaticano dijo en julio que el patrimonio del Vaticano se calcula en unos 700 millones de euros (907 mil 97 millones de dólares) y que propiedades como la basílica de San Pedro y la capilla Sixtina carecen de valor real y se registran con un valor simbólico de un euro.

Tras una veintena de años deficitarios, la situación financiera vaticana mejoró considerablemente en 1993, cuando una revisión del derecho canónico puso de manifiesto que las diócesis de todo el mundo deben asistir al Vaticano.