Cardenal Darío Castrillón Hoyos
El jefe de los sacerdotes
mundo@laprensa.com.sv A Castrillón, uno de los papables de Latinoamérica, se le endilga un conservadurismo un tanto radical que es observado con preocupación por los sectores más liberales de la Iglesia. Sus críticos aseguran que no se empapó de las posiciones de Juan Pablo II en torno al ecumenismo, ni a la apertura de la Iglesia al mundo. |
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El cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos es una de las figuras más representativas de la Iglesia católica latinoamericana y ha jugado en la política interna de su país y en el Vaticano un papel destacado que lo convierte en uno de los posibles sucesores de Juan Pablo II en el solio de San Pedro.
Castrillón, nacido en Medellín en 1929 y ordenado sacerdote en 1952, se doctoró en Derecho Canónico en la Universidad Gregoriana de Roma y estudió además Sociología Religiosa, Economía Política y Ética de la Economía, con escalas también en la Facultad de Sociología en la Universidad de Lovaina, en Bélgica. El colombiano es el latinoamericano que más ha ascendido en la estructura de la Iglesia católica durante el pontificado de Juan Pablo II. Fue nombrado prefecto de la Congregación para el Clero en 1996, cardenal en 1998 y ocupó la secretaría y la presidencia del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano). También fue obispo de Bucaramanga y, además de español, el ágil retórico habla italiano, portugués, inglés, alemán, francés y árabe. El jefe de los sacerdotes Desde el puesto que ocupa en el Vaticano, como titular de la Congregación para el Clero, es el responsable de los más de 400,000 sacerdotes católicos que hay en el mundo. “¡El sacerdote no se ‘hace’, sino que se ‘es’ sacerdote!” exclamó el purpurado en el lanzamiento del libro “El presbítero, pastor y guía de la comunidad parroquial”. En su opinión, “el párroco es el sacerdote que, normalmente, todos encuentran en su vida. Es el que vive inmerso entre la gente, en los barrios, entre los problemas cotidianos y con todo tipo de personas”. Sin embargo, la postura por la que se le conoce en el Colegio Cardenalicio es diferente a ese estar en los problemas cotidianos de la gente. A Castrillón se le endilga un conservadurismo un tanto radical que es observado con preocupación en los sectores más liberales de la Iglesia. Sus críticos aseguran que no se empapó de las posiciones de Juan Pablo II en torno al ecumenismo, ni a la apertura de la Iglesia al mundo. Es también una figura política que se ha pronunciado siempre sobre los procesos de paz que han venido desarrollándose en Colombia. Con respecto a las negociaciones con los paramilitares dijo alguna vez: “La credibilidad del proceso nada tiene que ver con un señor que vive en Suiza, en Alemania o España; ellos no son los que le dan la credibilidad, que sí se la dan las partes cuando obran de acuerdo con la verdad y cumplen realmente los acuerdos a que se llega”. La posición de Castrillón con referencia a la paz en Colombia está reflejada en su compromiso con el campesinado, en contra del narcotráfico y del comunismo, “con una nueva aproximación a la naturaleza y a la misión del sacerdocio”. Al respecto, existe una anécdota con el narcotraficante colombiano Pablo Escobar. Una vez, Escobar le preguntó a quién representaba él, a lo que Castrillón contestó: “Representó a quien lo juzgará a usted algún día”. Escobar accedió entonces a negociar con el Gobierno. A Castrillón también le correspondió un papel importante en la crisis por los abusos sexuales cometidos por sacerdotes en Estados Unidos. La situación fue tan difícil que llegó a decir, dada la insistencia de los periodistas, que el problema era un fenómeno único de las sociedades anglófonas. Sin embargo, no salió bien esa vez y los medios de comunicación estadounidenses criticaron que no tuviera la deferencia de decir algo a favor de las víctimas de los abusos. De Castrillón queda la imagen de una persona conservadora, poco dada a la evolución espiritual y con mucha injerencia en la política interna colombiana. Las declaraciones suyas siempre apoyadas por Juan Pablo II provocaron tanto a sectores liberales como conservadores en Colombia y su influencia está marcada más ahora por ser candidato a asumir la dirección de la Iglesia universal. El purpurado Castrillón Hoyos ha despuntado en los últimos días entre los dos cardenales favoritos a suceder a Juan Pablo II, el alemán Joseph Ratzinger y el italiano Dionigi Tettamanzi. |