La última reunión de cardenales mundo@laprensa.com.sv El vocero vaticano Joaquín Navarro Valls dijo que en las 12 reuniones celebradas por los cardenales se examinó el estado de la Iglesia. |
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Los cardenales que se preparan para elegir al sucesor de Juan Pablo II celebraron ayer su última congregación, coincidiendo con el final del luto oficial. En las 12 reuniones celebradas desde la muerte del Papa polaco, el 2 de abril, los cardenales examinaron el estado de la Iglesia y del mundo. Las reuniones permitieron a los purpurados lograr “un amplísimo consenso sobre los temas generales que se discutieron”, en un ambiente de “gran familiaridad”, agregó el español Joaquín Navarro Valls, vocero del Vaticano. El portavoz dijo además que el camarlengo, el español Eduardo Martínez Somalo, había “procedido a la destrucción del Anillo del Pescador y del sello de plomo tal y como está previsto en la Constitución Apostólica”, pero no fue específico con la fecha de destrucción. El derecho canónico prevé la destrucción de estos objetos para que nadie pueda redactar cartas u otros documentos en nombre del papa. No está claro cómo se destruye el anillo, pero desde siempre ha sido responsabilidad del camarlengo, quien es también encargado de poner el nuevo anillo al papa recién elegido durante su nombramiento. El sábado por la tarde, los príncipes de la Iglesia asistieron a la última misa del novenario en memoria de Juan Pablo II, que fue presidida por el cardenal chileno Jorge Arturo Medina Estévez, prefecto emérito de la congregación para el culto divino. Este purpurado latinoamericano es también el protodiácono, es decir el encargado de anunciar al pueblo que los cardenales han elegido a un nuevo pontífice con la célebre frase: “Habemus Papam”. Al igual que muchos de sus antecesores oficiantes, el cardenal chileno subrayó las virtudes de Juan Pablo II y dijo que “justamente ya se le llama ‘el Grande’”.
Vaticano descarta filtraciones El Vaticano dijo ayer que el nombre del próximo Papa permanecerá en secreto hasta que se anuncie formalmente en latín “habemus papam” —tenemos un Papa— y manifestó su confianza en que funcionarán correctamente las precauciones tomadas para mantener en reserva las deliberaciones de los cardenales. El portavoz declaró en una rueda de prensa que técnicos especializados del Vaticano estaban a cargo de la seguridad del cónclave y descartó rumores de que se había contratado a expertos independientes para vigilar la Capilla Sixtina, el hotel del Vaticano y otras salas donde los cardenales se reunirán. Manifestó que ni siquiera él conocerá el nombre del Papa hasta que sea anunciado. “Los cardenales no tendrán contacto con nadie que no haya jurado permanecer en secreto”, explicó. Cuando le preguntaron si estaba preocupado por el hecho de que otras personas que tendrán contacto con los cardenales —como amas de llave, choferes de autobuses y operadores de ascensores— puedan filtrar al exterior las discusiones secretas, respondió: “De ninguna manera”. Todas esas personas juraron ante el camarlengo Martínez Somalo mantener el secreto el viernes y se comprometieron a no revelar nada de lo que puedan escuchar. |