Con la mirada fija en la chimenea mundo@laprensa.com.sv Es difícil predecir cuándo llegará el humo blanco, entre otras razones porque, según la tradición católica, no son los cardenales los que eligen al papa, sino el Espíritu Santo a través de ellos. |
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El mundo está pendiente a partir de hoy de una chimenea. ¿Será negro el humo o, por fin, blanco? Esta pregunta ocupará a muchos mientras dure el cónclave en la capilla Sixtina en el que se elegirá al sucesor de Juan Pablo II. La chimenea metálica se levanta desde el viernes sobre el tejado del oratorio papal decorado por Miguel Ángel, entre la basílica de San Pedro y el Palacio Apostólico Vaticano. De ella saldrá la fumata blanca, que marca el fin de la sede vacante y la elección del nuevo jefe de la Iglesia católica. Mientras no se designe al nuevo papa, dos veces al día, a las 12:00 m. (4 de la madrugada en El Salvador) y a las 7:00 p.m. (11 de la mañana en nuestro país), se alzará un humo negro. Es difícil predecir cuándo llegará el humo blanco, entre otras razones porque, según la tradición, no son los cardenales los que eligen al papa, sino el Espíritu Santo a través de ellos. Para oír mejor al Espíritu Santo y poder afrontar sin presiones la elección papal, los 115 cardenales electores decidieron no conceder entrevistas durante estos días previos al cónclave. Desde la muerte de Karol Wojtyla el pasado 2 de abril, la Santa Sede ha acreditado a unos 6 mil periodistas, una prueba de que la elección despierta mayor atención que ninguna otra en los últimos 20 siglos. El primer cónclave de la era de internet se ha reflejado también en
la red electrónica, en la que los simpatizantes de Ratzinger y de Arinze
han instalado páginas web. Los fans del alemán (ratzingerpapa.splinder.com)
hablan de “verdadera fe y rectitud”, mientras que los “Arinze
boys” (arinzeboys.splider.com) exigen un papa africano que combata
el sida y frene el avance del islam. Lejos del pan y el agua La decisión de encerrar a los cardenales se remonta a 1270, para la elección de Gregorio X. La decisión de encerrar a los cardenales electores en cónclave, a pan y agua, para elegir al papa, se remonta a 1270, pero las condiciones de vida de los purpurados han mejorado considerablemente a lo largo de los siglos. Seis papas reglamentaron el cónclave, lugar cerrado bajo llave, cuyo origen se debe a los habitantes de Viterbo, cerca de Roma, cansados de no tener papa por casi tres años después de la muerte de Clemente IV. Entonces encerraron a los 17 electores en el palacio pontificio y los pusieron a pan y agua. El elegido, Gregorio X (1271-1276), instauró el encierro (bulle Ubi periculum) e impuso el pan seco y el agua al cabo de cinco días de cónclave sin resultado. Juan Pablo II (1978-2005) legó a los cardenales una residencia con todas las comodidades la Casa Santa Marta, y por primera vez se permitirá traer alimentos del exterior. Algunos de los cardenales han llegado preparados por si la elección dura más de la cuenta.
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