Vaticano apuesta por línea conservadora

Roma/AFP
mundo@laprensa.com.sv

El proceso de selección de los futuros líderes de la Iglesia recae en particular sobre los nuncios apostólicos, es decir, los representantes del Vaticano en cada país, ellos mismos miembros de un cuerpo diplomático muy conservador. Tras el Concilio Vaticano II, la Iglesia lideró una ofensiva para conseguir un episcopado doctrinalmente leal y obediente.

Imprimir esta nota Enviar esta nota Opinar sobre este tema




El elector invisible

 

Como lo hizo Jesucristo en vida, los 115 cardenales que entraron ayer en cónclave se encomendaron al Espíritu Santo para que les guíe en la elección del papa.

Los dones de la sabiduría, el entendimiento, el consejo, la fortaleza, la ciencia, la piedad y el temor de Dios que vienen dados por el Espíritu Santo fueron bienvenidos para este grupo con la responsabilidad de elegir a un ser con cualidades casi divinas.

La Constitución Apostólica, promulgada por Karol Wojtyla en 1996, invoca a la Tercera Persona, presentada en forma de paloma, en tres ocasiones para que otorgue la “luz necesaria” al grupo de cardenales en esta elección trascendental.

Los cardenales de la Iglesia católica que empezaron a elegir ayer al nuevo pontífice presentan una visión doctrinal uniformemente conservadora.

Con excepción de dos, todos los purpurados que participan en este cónclave fueron designados por Juan Pablo II, aunque su conservadurismo también es reflejo del método para la selección de los obispos que utiliza el Vaticano, cuidándose de eliminar a los candidatos “liberales” en las primeras etapas, según los expertos.

El proceso de selección de los futuros líderes de la Iglesia recae en particular sobre los nuncios apostólicos, es decir, los representantes del Vaticano en cada país, ellos mismos miembros de un cuerpo diplomático muy conservador.

A la hora de buscar un nuevo obispo, los nuncios envían cuestionarios ultrasecretos a las personas que conocen a los candidatos.

En la mayor confidencialidad, so pena de incurrir en “pecado mortal”, se les pide que evalúen a los candidatos, incluso sobre aspectos muy íntimos.

Por ejemplo, se les pregunta si el candidato tiene “síntomas de una enfermedad hereditaria”, o si acepta completamente las posiciones del Vaticano sobre el sacerdocio de la mujer, la ética sexual o el celibato de los sacerdotes. O sobre si los candidatos llevan o no sotana, lo que indica si el examinado es conservador o no.

La ofensiva

Liberales como Paul Collins —abandonó el sacerdocio en Australia en 2001 después de lidiar con el departamento doctrinal del Vaticano sobre su libro “El poder papal”— aseguran que después del Concilio Vaticano II, en la década de 1960, que hizo hincapié en el papel de los laicos, el Vaticano lideró una contraofensiva para conseguir un episcopado doctrinalmente leal y obediente.

El primer país en sufrir la ofensiva fue Holanda, que se convirtió en un laboratorio de experimentos y disensión durante y después del Concilio Vaticano II. Juan Pablo II restauró el orden en 1983 con el nombramiento de obispos ultraconservadores en tres diócesis a pesar de las amplias protestas.

El resultado, según Isaac Wust, un ex sacerdote holandés, fue la deserción masiva de los fieles y la sequía de vocaciones sacerdotales.

Austria, Suiza, Estados Unidos y otros países donde el episcopado había adoptado una visión liberal sobre las cuestiones doctrinales siguieron el ejemplo holandés.



Juan Pablo II, cardenal 116 en el cónclave

Fallecido hace más de dos semanas, Juan Pablo II se sigue dejando sentir en los pasillos del Vaticano, en las misas en la basílica de San Pedro o en la Capilla Sixtina, y será al mismo tiempo gran ausente e inspiradora presencia en el cónclave que comenzó ayer.

De cierta manera, el difunto papa participará en este cónclave ya que de los 115 cardenales con voto, 113 fueron nombrados por él. Solo el alemán Joseph Ratzinger y el estadounidense William W. Baum fueron elegidos por Pablo VI.

Con ello, una cierta continuidad en la línea de la Iglesia está garantizada, porque ninguno de los purpurados habría sido promovido si su buen hacer no hubiera merecido la aprobación de Juan Pablo II.

Además, el difunto papa estará presente en esta gran reunión por haber dispuesto concienzudamente la rutina que seguirán en los días venideros los cardenales que elegirán al 265º papa de la historia.

La cómoda residencia Santa Marta en lugar de las austeras celdas vaticanas, los horarios, las votaciones, la forma de las urnas y la chimenea con humo blanco, garantizado cuando llegue el momento gracias al Espíritu Santo, pero también a los avances de la química: en todo se aprecia la mano del difunto pontífice.

Para marcar definitivamente esta presencia, ayer un gran busto en bronce de Juan Pablo II dio la bienvenida a los cardenales en un luminoso salón de la Capilla Sixtina, donde se encerraron para elegir al pontífice de 1 mil 100 millones de católicos.


Cobertura las 24 horas en la red

El sitio web de LA PRENSA GRÁFICA, www.laprensagrafica.com, está brindando un servicio de información permanente a todos los lectores interesados en la elección del sucesor de Juan Pablo II.

De forma ininterrumpida, durante las 24 horas del día, el sitio web transmite noticias de los detalles del ambiente que se viven en el Vaticano y de los pormenores del proceso de la votación.

Incluso, durante las votaciones hay un enlace directo con televisión oficial del Vaticano para observar en vivo el resultado de las decisiones de los cardenales.

Sumado a la cobertura ininterrumpida, se ha creado un sitio especial sobre el cónclave, donde los lectores podrán hallar noticias extras, galerías fotográficas y participar en los foros de opinión.

En Zona Multimedia podrán escuchar los reportes de audio de nuestros enviados especiales en el Vaticano y en Honduras.