“¡Bendito, bendito!”

Redacción de Mundo
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Miles de fieles en la plaza de San Pedro gritaron bendiciones al nuevo pontífice cuando se confesó un humilde trabajador y pidió las oraciones de la Iglesia para iluminar su reinado frente a 1 mil 100 millones de católicos en todo el mundo.

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La poderosa campana en la basílica de San Pedro empezó a sonar y en Roma ya nadie se mantenía quieto. Personas venidas de todas direcciones empezaron a correr hacia la plaza de San Pedro, desprendiendo alegría y ondeando banderas de varios países.

En Alemania, Georg Ratzinger, hermano mayor del nuevo papa Benedicto XVI, se mostró perplejo por la elección.

“Siguió la transmisión por televisión, y al conocerse la noticia, se hundió en el sillón, y desde entonces no ha pronunciado una sola palabra”, dijo Agnes Heindl, la ama de casa del prelado en su vivienda en Rastisbona, al sur de Múnich.

Mientras en el Vaticano, el ya Benedicto XVI se calificó como un “simple y humilde trabajador en la viña del Señor” y pidió las oraciones de los presentes. “¡Benedetto! ¡Benedetto!” (bendito, bendito), gritó la masa, que superaba las 100 mil personas. Los presentes silbaban y aplaudían. Y transmitían al mismo tiempo al nuevo Papa la impresión de que lo aceptaban como sucesor de Juan Pablo II. El nuevo pontífice saludaba y las personas en Roma parecían quererlo ya después de pocos minutos como líder de la Iglesia.

Desafiando la lluvia

El hecho de que nubes oscuras invadieran el cielo sobre la plaza de San Pedro, lloviera y soplara un frío viento no parecía molestar a nadie. Las personas vinieron para celebrar al nuevo papa y sabían que era un momento importante.

“Salía de la oficina cuando alguien me dijo que salía humo blanco de la chimenea de la Capilla Sixtina”, afirmó una joven que se apresuró con su motocicleta hacia la plaza de San Pedro. “No esperaba que se eligiera tan rápido a un papa”, dijo otro.

Cuando Benedicto XVI abandonó el balcón, entre el mar de fieles se escuchó como un estribillo el grito: “¡Viva il nuovo Papa!”.