Ratzinger hizo cumplir los pronósticos

Ciudad del Vaticano/EFE
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Favorito por su cercanía a Juan Pablo II y su incuestionable preparación, el prestigio del cardenal alemán logró botar el viejo dicho: “Quien entra de Papa, sale como cardenal”.

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VETERANO. Cardenal desde junio de 1997, Ratzinger ha asistido a los últimos tres cónclaves de la Iglesia católica.

16/04/1927

1929

1941

10/09/1944

20/09/1944

Abril de 1945

29/06/1951

1959

1977

Noviembre de 1981

SU VIDA EN BREVE
Nace en Marktl am Inn, en la región germana de Baviera, y es bautizado el mismo día de su nacimiento.

Su familia se traslada a la aldea de Tittmoning y, tres años después, a Traunstein, después de que su padre tiene problemas con los partidarios locales del Partido Nazi.

Es enrolado contra su voluntad en las Juventudes Hitlerianas, de donde es dado de baja poco después por su intención de hacerse seminarista.

Licenciado del servicio militar en la Alemania nazi, regresa a casa para encontrarse con una notificación de haber sido movilizado para trabajos forzados.

Tiene que abandonar su hogar para cavar zanjas antitanques.

Deserta del Ejército y regresa a su casa. Es capturado por los estadounidenses al final de la guerra.

Después de cuatro años de estudios en el seminario, a los 24 años es ordenado sacerdote junto con su hermano Georg.

Comienza a enseñar teología en Bonn, el primero de varios nombramientos en universidades.

En marzo es designado arzobispo de Múnich, y en junio recibe el capelo cardenalicio del papa Pablo VI.

Asume dirección de la Congregación para la Doctrina y la Fe.

Benedicto XVI, el papa número 265 de la Iglesia católica, era hasta ayer Joseph Ratzinger. Nace en Marktl am Inn, Alemania, el 16 de abril de 1927, hijo de un comisario de gendarmería que provenía de una humilde familia de agricultores.

De esos orígenes ha pasado a ser obispo de Roma, Vicario de Jesucristo, Sucesor del Príncipe de los Apóstoles, Sumo Pontífice de la Iglesia Universal, Patriarca de Occidente, Primado de Italia, Arzobispo Metropolitano de la Provincia de Roma, Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano y Siervo de los Siervos de Dios.

También es el séptimo jefe de Estado de Ciudad del Vaticano, y, por supuesto, el líder espiritual de más de unos 1 mil 100 millones de católicos en todo el mundo.

Hace seis décadas, todo era diferente. En los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial, el joven Ratzinger fue llamado a filas y tuvo que defender a la Alemania nazi.

Ordenado sacerdote el 29 de junio de 1951, continuó sus estudios y más tarde comenzó a ejercer la docencia. Fue profesor de Teología y de Historia del Dogma en diferentes universidades alemanas.

Entre 1962 a 1965, intervino como consultor en el Concilio Vaticano II. Miembro de la Comisión Teológica Internacional, el 24 de marzo de 1977 fue designado arzobispo de Múnich. El 27 de junio de 1977 fue ordenado cardenal.

Pero es en 1981 cuando da su gran salto: Juan Pablo II lo nombra prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, órgano que se encarga de vigilar la doctrina católica.

Al frente de la citada congregación, Ratzinger ha sido responsable de las medidas disciplinarias adoptadas por el Vaticano contra los teólogos de la liberación en Iberoamérica y de otros miembros de sectores aperturistas de la Iglesia.

Desde este puesto, en 2003, el Papa le encargó la elaboración de un compendio del catecismo de la Iglesia católica, 10 años después de la publicación del mismo.

En 1991, Juan Pablo II lo renovó en el puesto de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, a pesar de que la práctica de la Iglesia es no reconfirmar en esta congregación para un tercer mandato.

En septiembre de 1991, se recuperó satisfactoriamente de una hemorragia cerebral.

Estrecho colaborador de Karol Wojtyla, ha representado al Sumo Pontífice en numerosas ocasiones.

En 1993, coincidiendo con el fin del cuarto mandato, Juan Pablo II decidió que permaneciera en este puesto por tiempo indefinido.

Desde el 30 de noviembre de 2002 era, además, decano del Colegio Cardenalicio. Sustituyó en el cargo a Bernadir Gantín. Como tal, le correspondió convocar a los cardenales para el cónclave tras la muerte del pontífice.

Joseph Ratzinger ha escrito numerosos libros, muchos de los cuales han sido traducidos. De sus obras destacan: “Iglesia, ecumenismo y política”, “Ser cristiano en la era neopagana”, “La sal de la tierra” y “Mi vida. Recuerdos (1927-1977)”, obra autobiográfica.

Desde ayer, es el primer Papa nombrado en el tercer milenio.


Festejos en el pueblo natal

Ratzinger es oriundo de una población de menos de 3 mil habitantes, donde se celebró la noticia.

La población de Marktl am Inn, en la conservadora y católica región alemana de Baviera, donde nació Joseph Ratzinger hace 78 años, celebró la elección, y se siente ya convertida en una nueva Wadowice, el pueblo polaco donde vino al mundo Karol Wojtyla.

Centenares de personas salieron a la plaza mayor del pueblo en cuanto saltó la noticia del Vaticano, mientras que el alcalde honorario, Hubert Gschwendtner, declaró esperar que la elección de Ratzinger “revalorizará” el pueblo.

Marktl am Inn es una localidad de apenas 2 mil 800 habitantes en la Alta Baviera, donde desde hacía días se esperaba el gran momento de la elección. Por eso, muchos de sus ciudadanos salieron a las calles para festejar, preparados con sus banderas blancas y amarillas del Vaticano y con fotografías de Ratzinger.

“Esta mañana todavía pensaba que no lo sería”, admitió el alcalde a la televisión regional bávara.

“Marktl va a ser mucho más conocido. Somos una pequeña localidad residencial”, agregó el edil con la mirada puesta en Wadowice, Polonia, población ahora conocida en todo el mundo.

En los días de agonía de Karol Wojtyla, Wadowice y la casa natal, hoy un museo, se convirtieron en lugar de peregrinación de fieles.


“Trabajador en la viña
del Señor”

A las 6:48 p.m. en los relojes romanos, Benedicto XVI, precedido de la Cruz, se asomó al balcón central para saludar a los fieles e impartir la bendición urbi et orbi.

Sus primeras palabras, en perfecto italiano pese a ser de origen teutón, fueron las siguientes: “Querido hermanos y hermanas, tras el gran papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador en la viña del Señor”.

“Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes (en referencia a él), y sobre todo confío en vuestras palabras”, añadió el nuevo Sumo Pontífice.

El desde ayer Papa de la Iglesia católica agregó: “En la alegría del Señor, resucitad, confiando en su ayuda permanente, vamos adelante. El Señor nos ayudará y María, su Madre Santísima, estará de nuestra parte. Gracias”.

Con su elección se puso fin a una etapa de sede vacante de la Iglesia romana, comenzada el pasado 2 de abril, cuando falleció Juan Pablo II.

Cabe recordar que las primeras palabras de Juan Pablo II fueron las siguientes: “No tengan miedo”.