ANTE EL FUTURO. Benedicto XVI mira al horizonte desde el que fue su apartamento como cardenal. Su papado recién comienza.
Analistas esperan cambios en Ratzinger

Roma/DPA
mundo@laprensa.com.sv

El papa Ratzinger inició ayer con el ofrecimiento de la mano a otras religiones, a pesar de los continuos señalamientos hacia la intolerancia religiosa del pontífice.

Imprimir esta nota Enviar esta nota Opinar sobre este tema


Los papas son monarcas absolutos, elegidos de por vida. Los mitos pueden romperse y sorprende. El alemán ya rompió una primera “regla” en la silla de Pedro. “Quien entra como Papa en el cónclave, sale como cardenal”, se dice en el Vaticano desde hace siglos. Pero no fue el caso de Joseph Ratzinger: entró como gran favorito y salió del cónclave como Benedicto XVI.

¿Será este un presagio para el pontificado de un hombre al que tantos ven como archiconservador, anquilosado y obstinado?

El estricto guardián de la fe, que para disgusto de millones de protestantes hasta ahora había destacado las diferencias en lugar de las coincidencias religiones, extendió la mano en su primer sermón.

El primer deber del sucesor de Pedro es “trabajar con todas las fuerzas por el restablecimiento de la unidad plena y visible de todos los que siguen a Cristo”.

Y para que quede claro que esta “declaración de gobierno” ante los cardenales de todo el mundo no es una confesión de labios, el papa añadió: “Para ello no es suficiente mostrar buena voluntad. También son necesarios hechos concretos”.

Quien habla así ya debe tener algunos planes en la cabeza. ¿Será que el nuevo papa quiere ser el “hombre ecuménico”? ¿Sigue siendo el viejo Ratzinger el que habla? sentencia un teólogo.

El espíritu efímero de esta época, también dentro de la Iglesia, la “arbitrariedad posmoderna” en el pensamiento contemporáneo, la mística y la efusión en las nuevas sectas le dan miedo. A todo ello quiere contraponerle la “fe verdadera”, el credo de la Iglesia, probado y endurecido en 2,000 años.

Su programa podría titularse en pocas palabras “fe pura”. Eso puede parecer a muchas personas en países “lejanos a la fe” “conservadurismo puro”, pero ese es también exactamente el programa con el que Juan Pablo II entusiasmó a millones y millones de fieles en todo el mundo. De nuevo se mantiene la continuidad.

Los papas suelen dar sorpresas: nadie hubiera esperado que Juan Pablo II efectuara la cruzada triunfal por el mundo que llevó a cabo.

Incluso Benedicto ha indicado a “Time” una vez que podría estar dispuesto “a dejar el papado después de unos años”.