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Papa toma posesión de aposentos privados

José Luis Sanz
mundo@laprensa.com.sv

El nuevo Papa comenzó su pontificado desligándose de la figura que todos conocen del cardenal que era hasta ayer por la mañana y delimitando sus líneas de acción a futuro.

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Más líderes al Vaticano
La coronación de Benedicto XVI contará también con la presencia de líderes mundiales.

El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, se encuentra entre los mandatarios de América, así como el argentino Néstor Kirchner.

El canciller alemán Gerhard Schroeder viajará a Roma para estar presente el domingo próximo en la entronización del nuevo Papa.

El presidente hondureño, Ricardo Maduro, también ha confirmado su asistencia.

El resto de países centroamericanos enviarán delegaciones de segundo nivel, según se supo ayer.

El nuevo Papa comenzó su pontificado desligándose de la figura que todos conocen del cardenal que era hasta ayer por la mañana y delimitando sus líneas de acción a futuro.

Apoyado en el mismo báculo y crucifijo que Juan Pablo II utilizó en los últimos años, Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, ofreció ayer su primera misa como pontífice y lanzó su primer mensaje al mundo, en un tono mucho más conciliador que el de sus últimas homilías y con constantes referencias a su “venerado predecesor”, al que llegó a nombrar hasta 10 veces en su discurso y del que dijo que “deja tras de sí una Iglesia más valiente, más libre y más joven”.

“Me parece estar escuchando sus palabras, dirigidas en este momento particularmente a mí: ‘No tengáis miedo’”, afirmó un emocionado Ratzinguer tras una ceremonia privada oficiada en latín ante el resto de los cardenales, en la misma Capilla Sixtina en la que el martes por la tarde estos le eligieron como Papa.

Benedicto XVI, cuyo nombramiento ha sido acogido con cierto recelo por buena parte de la prensa italiana, que en las últimas semanas alimentó su imagen de hombre ultraconservador y de disciplina férrea, sorprendió con palabras decididas de invitación al diálogo, pidió apoyo a los cardenales y al clero “con su plegaria y sus consejos”, y se comprometió explícitamente a “hacer cuanto esté en su poder para promover la fundamental causa del ecumenismo”.

Igualmente, aseguró “a aquellos que siguen otras religiones o que simplemente buscan una respuesta a la pregunta fundamental de la existencia y aún no la han encontrado” que la Iglesia católica quiere tener con ellos un diálogo “abierto y sincero, en busca del verdadero bien del hombre y de la sociedad”.

Ante las cámaras

El pontífice, que el domingo por la mañana celebrará en San Pedro su misa de coronación, y que por 24 años ha estado al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, no obvió sin embargo enfatizar que se siente llamado por Dios a ser “piedra sobre la cual todos puedan apoyarse con seguridad”. Tampoco obvió recordar, en la línea ya sostenida por Wojtyla, que para el diálogo teológico, que calificó de “necesario”, es imprescindible la “purificación de la memoria” para acoger la “plena verdad de Cristo”.

En todo caso, si el nuevo Papa quiso que su primer día en la silla de San Pedro sirviera para tratar de suavizar la imagen que habitualmente se ha proyectado de él, fue sin duda su visita a la que hasta ahora había sido su casa, un edificio de viviendas a pocos metros al norte de la plaza de San Pedro, la que propició los primeros borrones de la que puede ser la imagen habitual de su pontificado.

Luciendo las tradicionales vestiduras blancas, Benedicto XVI saludó por unas horas a sus vecinos de años, mientras algunas de sus pertenencias personales eran cargadas en un camión que las trasladó al Vaticano. A la salida, saludó a algunos de los niños y adultos que se habían congregado. Fueron las primeras fotografías del nuevo Papa a pie de calle, los primeros gestos distendidos del sucesor de Karol Wojtyla.


Pronostican un papado breve al nuevo pontífice

El papa Benedicto XVI pronosticó que tendrá un reinado breve, en comentarios a los cardenales después de su elección; y su hermano, Georg Ratzinger, dijo el miércoles que temía las consecuencias del estrés para el pontífice de 78 años.

Joseph Ratzinger ha sufrido, entre otros males, un derrame cerebral en 1991, lo cual da lugar a interrogantes acerca de la duración de su pontificado y si el mundo verá nuevamente a un papa sucumbir a la edad y los achaques en un escenario público. Benedicto es el papa más anciano elegido en los últimos 275 años.

Prelados alemanes han expresado preocupación por su salud. Un cura joven de Colonia, que pidió no ser identificado, dijo en Roma que Benedicto tiene problemas para dormir y una constitución delicada. El hermano del papa expresó algo similar en una entrevista.

El Vaticano se negó a hacer declaraciones el miércoles sobre la salud de Benedicto, señalando que era un asunto privado. El Vaticano solo confirmó que Juan Pablo II sufría el mal de Parkinson después de su muerte, a los 84 años.

Años, no décadas

Pero varios cardenales reconocieron que el reinado de Benedicto se medirá en años, no décadas, y que probablemente no será un papa trotamundos como lo fue Juan Pablo al tomar el timón de la Iglesia a los 58 años.

Si bien aparentemente no sufre problemas crónicos, el alemán fue internado por lo menos dos veces a principios de los noventa. En septiembre de 1991, un derrame hemorrágico afectó temporalmente su visión, según el periodista John Allen en su libro “Cardinal Ratzinger”, publicado en 2000. No hay indicios de que el derrame haya dejado secuelas.

En agosto de 1992, durante unas vacaciones en los alpes italianos, Ratzinger se golpeó la cabeza contra un radiador, sufrió un desmayo y una fuerte hemorragia, informó en ese momento la agencia ANSA. Un año después, dijo a la revista “Time”: “Gracias a Dios, casi no quedan rastros”.


Misa de entronización del nuevo papa

Los príncipes de la Iglesia dijeron estar felices con la elección de Benedicto XVI.

Los carpinteros han regresado a San Pedro. Aunque no se ha comunicado oficialmente si la ceremonia de coronación del nuevo Papa se celebrará en la plaza vaticana o dentro de la basílica por la insistente amenaza de lluvia que los últimos días se cierne sobre Roma, ayer por la mañana ya se hacían trabajos para acondicionar un altar al airelibre.

Por la tarde, mientras numerosos grupos de turistas animaban la plaza y unas decenas de fieles rezaban en silencio o coreaban a ratos el nombre del nuevo Papa, un grupo de operarios comenzaron a instalar tablones para formar las plataformas que alojarán, como sucedió en el funeral de Juan Pablo II, a los cardenales y obispos de un lado y a los jefes de Estado y resto de representantes religiosos de otro.

Plaza en calma

La anterior tarea de los ocupados técnicos del Vaticano había sido, durante la mañana, tras la misa que siguieron unos pocos centenares de fieles a través de pantallas gigantes de televisión, retirar del techo de la Sixtina la chimenea que por dos días tuvo en vilo al mundo. Los teleobjetivos de los fotógrafos de las agencias internacionales, en consecuencia, han tenido que buscar un nuevo punto de hipnótica concentración: la ventana de las habitaciones papales.

El nuevo pontífice, sin embargo, aún no se está alojando allí. Los que fueron los aposentos de KarolWojtyla están sufriendo remodelaciones, según informaron fuentes vaticanas. Joaquín Navarro Valls, portavoz de la Santa Sede, anunció también que Benedicto XVI tiene previsto reunirse con todos los cardenales presentes en Roma mañana viernes y que sostendrá una reunión con periodistas el sábado.