Salen a luz detalles de cónclave mundo@laprensa.com.sv Las campanas de la basílica de San Pedro tardaron en sonar ya que, con la emoción, los cardenales se habían olvidado de avisar al responsable. |
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Los cardenales inundaron de humo la Capilla Sixtina y Joseph Ratzinger perdió la primera vuelta de votaciones. Dos detalles del misterioso cónclave que se han escapado de los muros vaticanos pese al juramento de secreto impuesto. En tono jocoso y de forma oficiosa, fuentes vaticanas contaron que en el momento en que los cardenales eligieron al Papa el martes y quisieron enviar al mundo la señal de la fumata blanca, hubo un fallo de combustión y la capilla se llenó de humo. Mientras tanto, en el exterior, miles de fieles veían apenas un tímido humillo de color grisáceo que sembró una ligera confusión. Mientras la plaza de San Pedro dudaba entre estallar de alegría o marcharse a sus casas, los cardenales consiguieron finalmente dirigir el humo blanco hacia el cielo de Roma y ventilar la Capilla Sixtina. Un brindis por el papa Después de la elección, hubo un brindis con champaña, pero el nuevo Papa bebió solo un sorbito, ya que es abstemio, según el cardenal mexicano Javier Lozano Barragán, quien manifestó que fue fácil elegir al cardenal alemán. Sin embargo, según las informaciones filtradas por otros cardenales, Ratzinger no consiguió el mayor número de sufragios en la primera ronda, el lunes por la tarde, cuando el cardenal italiano Carlo Maria Martini, le pasó por delante. Unos cuarenta votos y parece que Martini tenía alguna ventaja, según el vaticanista del diario La Repubblica. La prensa apunta que en la cuarta votación del martes por la tarde el cardenal habría obtenido entre 95 y 107 votos de los 115 cardenales electores. Para ser elegido hubieran bastado 77. Joseph Ratzinger fue elegido por 95 votos sobre 115 y no encontró ninguna resistencia, según el vaticanista Marco Tosatti, del diario La Stampa. Cuando Joseph Ratzinger fue electo, la sala entera le aplaudió, pero el elegido permaneció con la cabeza baja, sin moverse, lo cual hizo pensar que tal vez no iba a aceptar. Todo el mundo aplaudía y él mantenía la cabeza gacha. Estaba rezando, recordó el cardenal inglés Murphy O'Connor. Extraoficialmente se supo también que, para evitar confusiones, el Vaticano modificó la sistema de las campanas que marcan los cuartos, las medias horas y las horas. Cuando llegó la fumata blanca y miles de fieles esperaban el repique previsto, las campanas de la basílica de San Pedro tardaron en sonar ya que con la emoción, el Colegio Cardenalicio había olvidado de avisar al responsable. |