“América Latina cobra fuerza espiritual y política”

José Luis Sanz
mundo@laprensa.com.sv

Concluido el cónclave, cobra fuerza la idea de que el peso latinoamericano en Roma será mayor desde ahora, explica el secretario general del Instituto Ítalo-Latinoamericano, Paolo Faiola.

Imprimir esta nota Enviar esta nota Opinar sobre este tema



Antes del cónclave se habló mucho de la presencia de cardenales latinoamericanos, de la posibilidad de que un argentino u hondureño fuera papa... Pero creo que se impuso la idea de que era un poco temprano para eso.”

El silencio de los cardenales impide saber a ciencia cierta hasta qué punto se traspasó en el cónclave la delgada línea entre la religión y la geopolítica, pero las palabras del cardenal belga Godfried Danneels, que aseguró el miércoles que la elección de Benedicto XVI probó que “aparentemente aún no era el momento para un papa latinoamericano” dan credibilidad a las filtraciones que apuntan a que el brasileño Claudio Hummes fue un firme aspirante en las primeras votaciones.

El embajador Paolo Faiola, secretario general del Instituto Ítalo-Latinoamericano, que reúne a las representaciones diplomáticas de toda América Latina e Italia con fines económicos, sociales y culturales, no se pronuncia sobre esa posibilidad, pero interpreta como positivo que se manejara la hipótesis de un pontífice de la región.

¿Imaginó un papa suramericano o centroamericano?

Antes del cónclave se habló mucho de la presencia de cardenales latinoamericanos, de la posibilidad de que un argentino u hondureño fuera papa... Pero creo que se impuso la idea de que era un poco temprano para eso.

Pero sí, América Latina ha sido tema de discusión y por lo que se desprende de las primeras palabras del nuevo Papa, le preocupa la región.

¿Qué trascendencia da al hecho de que por primera vez se haya hablado en el precónclave de la posibilidad de un papa latinoamericano?

Habla de un cambio cualitativo. Y confirma, por otro lado, que para el Vaticano ya ha pasado lo que consideró la etapa más virulenta de la teología de la liberación. El Vaticano considera que sus aspectos positivos se han asimilado y los negativos, si los tenía, ya quedaron atrás. Y sin duda hay también un componente político que se desprende del hecho espiritual.

Una interpretación más allá del aspecto religioso.

Que se considere la posibilidad de un papa latinoamericano habla de que en cierto modo se empieza a concebir a América Latina como una región que puede tener un nuevo papel en el orden mundial.

¿Vista como región, en conjunto?

La región, como sumatoria de todos los países, cobra cierta fuerza tanto espiritual como política. Una fuerza comparable en cierto sentido a la de Europa, aunque esta ya está integrada.

Tradicionalmente la política internacional ha tenido solo tres actores protagonistas: Norteamérica, Europa y el este asiático...

Pero en el aspecto económico América del Sur está creciendo muchísimo.

¿Qué visión se tiene desde Europa, desde Roma, de América Latina?

Digamos que la imagen y la realidad de América Latina mejoran. Es cierto que a veces se sabe poco, tal vez por falta de formación, tal vez por desinformación... Pero la imagen de continente subdesarrollado, cuya única realidad es el hambre, está cambiando.

En círculos vaticanos, antes del cónclave, se hablaba de la opción latinoamericana como vía de consenso.

Porque al fin y al cabo es un espacio de retos o de desafíos, como lo quieras llamar. Y frente a la cultura pragmática latinoamericana la herencia española y portuguesa en América Latina, con lo positivo y lo negativo que implica, la convierte en lugar de cruce de pensamientos, de efervescencia.

Muchos italianos decían preferir un papa latinoamericano a uno italiano.

Un papa italiano tiene tendencia natural a interesarse en los asuntos nacionales. Un papa polaco, alemán, latinoamericano, deja a la sociedad italiana un poco más en paz, ja, ja.