ENTREVISTA CON ANTONIO SACA, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA

“El papa Benedicto XVI debe construir puentes y no muros”

José Luis Sanz
mundo@laprensa.com.sv

Se reconoce católico practicante y dice que su acercamiento a Iglesias evangélicas es una muestra de inclusión. El presidente Antonio Saca, además, simpatiza con la firmeza del nuevo Papa.


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  Sería iluso no reconocer que hay posturas internacionales del Vaticano que no solo las respetan y adoptan nuevos gobiernos, sino también otras iglesias.”  

Enfermedad

El presidente Saca asegura que molestias gástricas le impidieron viajar al Vaticano para el funeral del difunto papa Juan Pablo II.


En Roma

Antonio Saca y Ricardo Maduro son los únicos presidentes centroamericanos presentes en la entronización del papa Benedicto XVI.

No ha dormido en las últimas 24 horas y confiesa que aún no se ha recuperado totalmente de un problema de salud que —ahora lo admite después de dos semanas de evasivas— le impidió acudir al funeral de Juan Pablo II. En aquella ocasión fue el único centroamericano ausente; esta vez está, junto con Ricardo Maduro, de Honduras, en Roma para la entronización del nuevo Papa, Benedicto XVI.

En una entrevista concedida en la terraza de su hotel, en pleno centro turístico y comercial de Roma, el presidente de la República, Antonio Saca, se muestra optimista ante el pontificado que comienza hoy, aplaude su carácter conservador y admite que la Santa Sede incide en la política salvadoreña, “sobre todo en temas morales”.

¿Con qué perspectiva recibe El Salvador el nombramiento de Benedicto XVI?

Antes de nada, a mí particularmente no me sorprendió el nombramiento del cardenal Joseph Ratzinger. Hemos estado oyendo los tres últimos años, a raíz del agravamiento del estado de salud de Su Santidad, constantes referencias acerca de los integrantes del Colegio Cardenalicio, sobre todo de los que ejercen el poder en el Vaticano, y encontrábamos, ya teniendo una incidencia tremenda en las grandes decisiones, al nuevo Papa.

Él estaba cerca de Juan Pablo II, y garantiza la continuidad. Creo que fue una apuesta para dar solidez a la Santa Sede y se demostró, por el corto tiempo que exigió su elección, que la Iglesia católica está unida. Puede haber asuntos delicados de tratar en el horizonte de la Iglesia, pero este nuevo papado, para mí, significa esperanza. Creo que Benedicto XVI puede cambiar muchas cosas.

Hay quien está preocupado porque considera que Joseph Ratzinger ha sido por años un cardenal muy conservador.

Los que tienen viñetas de conservadores son quienes tienen más posibilidades de hacer los cambios necesarios en algunas instituciones. Este Papa tiene una definición clara en muchos temas y creo que tiene grandes deseos de entrarle a muchos problemas. Por eso estoy esperando la homilía de inicio del papado. Para mí es importante saber qué piensa Benedicto XVI, saber hacia dónde camina, hacia dónde orientará a la Iglesia, cómo ve los problemas del mundo... De momento, ya se reunió con la prensa, y eso es una señal muy positiva de apertura.

También se lo tacha de continuista, de emular, incluso, a Juan Pablo II.

Creo que Benedicto XVI no está imitando a nadie. Juan Pablo II forma parte de una historia extraordinaria, será un Papa irrepetible, y ahora toca seguir adelante. No olvides que Benedicto XVI llega a un momento histórico diferente. Sin regímenes comunistas, por ejemplo, a excepción de Cuba.

En las últimas semanas se había generado expectación sobre la posibilidad de elección de un papa latinoamericano. ¿Cómo valoró la posibilidad?

Prefería un papa latinoamericano, claro. Sin embargo, la elección de un papa no solo tiene que ver con el avance de la religión católica en América Latina, sino también con factores políticos y sociales, y los cardenales apostaron a la continuidad, al intelectual al frente de la Iglesia, y a un hombre que doctrinariamente defiende la fe férreamente.

Sin embargo, pienso que la calidad de los cardenales latinoamericanos es muy alta. El colombiano Castrillón Hoyos, el brasileño Hummes, Rodríguez Maradiaga. No tengo ninguna duda de que el nuevo Papa los va a tener en cuenta a ellos.

Se ha dicho que un papa latinoamericano hubiera reforzado el compromiso de la Iglesia con la justicia social, con la lucha contra las desigualdades y la pobreza. ¿Qué papel cree que debe jugar la Iglesia en esa batalla?

Creo que la Iglesia católica, de la mano de Benedicto XVI, debe construir puentes y no muros para el combate a la pobreza y para afrontar otros retos. Y eso significa mantener un diálogo permanente con el resto de religiones en el mundo. El diálogo permanente con otras religiones cristianas o no cristianas es un imperativo para el pontífice.

En todo caso, yo tengo la impresión, por sus primeros actos públicos y decisiones, de que Benedicto XVI continuará la línea de su antecesor y conservará una incidencia, no solo como líder espiritual, sino como hombre político que es, al dirigir un Estado que tiene incidencia directa en las políticas públicas de todo el mundo.

Habla de que el Vaticano incide directamente en las políticas públicas en el mundo. ¿Cómo incide en las políticas públicas de El Salvador?

Con sus posturas morales, por ejemplo, que muchos Estados compartimos. O con su insistencia en el diálogo. Creo que el Vaticano ha inspirado sus actuaciones en el diálogo constante de los pueblos. América Latina es una región altamente católica, y, por tanto, las decisiones que toma el líder de la Iglesia católica por supuesto inciden, sobre todo en aspectos morales.

Eso quiere decir que usted tiene en cuenta la postura del Vaticano antes de tomar ciertas decisiones.

Bueno, somos una nación soberana que toma sus propias posturas, pero en aspectos morales, como el aborto o la pena de muerte... esos son temas universales.

¿Cuál debe ser entonces el papel de la Iglesia en los Estados no confesionales, como El Salvador?

Cada país tiene sus políticas y modo de actuar, pero sería iluso no reconocer que hay posturas internacionales del Vaticano que no solo las respetan y adoptan nuevos gobiernos, sino también otras iglesias, cristianas y no cristianas.

¿Es usted católico?

Sí, lo soy.

Se ha comentado, sin embargo, la cercana relación que ha desarrollado últimamente con pastores evangélicos en El Salvador. De hecho, Edgar López Bertrand, el hermano Toby, dirigió una oración durante su ceremonia de toma de posesión.

Es que yo soy el presidente de todos los salvadoreños, y tengo que respetar algo tan importante como la libertad de culto. Cuando las Iglesias evangélicas me invitan a un acto, yo asisto. Son iglesias a las que respeto, aprecio y hay que darles el reconocimiento que se merecen. Un presidente tiene que estar en todas partes, con toda su gente, sean cristianos, evangélicos o musulmanes.

Pero no hubo una oración musulmana o judía en su toma de posesión.

En mi toma de posesión, la presencia de un pastor evangélico o del arzobispo creo que manda un mensaje de unidad, de un pueblo que es cristiano realmente. Y es un reconocimiento a una realidad existente, con la que nosotros debemos ser tolerantes.

¿No le preocupa acaso que se dude del carácter aconfesional de El Salvador?

No. Yo creo en la libertad, y soy un hombre muy práctico. Por ejemplo, estoy en Roma como jefe de Estado, asistiendo a la coronación de otro jefe de Estado, y que además es el líder de más de 1 mil 100 millones de católicos en el mundo. Creo que para el presidente de El Salvador es importante estar aquí.

¿Es cierto que una enfermedad tuvo algo que ver con que no asistiera al funeral de Juan Pablo II?

Fueron varias cosas... pero sí, ese fin de semana tuve algunos problemas gástricos y el médico me recomendó no viajar. Tomé un par de días para descansar antes de volver a mi agenda y envié una comisión con mi esposa y dos ministros importantes del gabinete.