Reyes y jefes de Estado llegaron hasta el Vaticano

Líderes saludaron a Benedicto XVI como jefe de Estado

Ciudad del Vaticano/Agencias
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40 delegaciones oficiales llegaron hasta el Vaticano para saludar al nuevo pontífice, líder espiritual de 1 mil 100 millones de católicos.


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Presidente suplantado
Un misterioso personaje se hizo pasar por el presidente colombiano Álvaro Uribe durante el saludo oficial de las delegaciones al nuevo papa Benedicto XVI, informó el propio mandatario a la prensa el domingo en Roma.

“Llegó mi turno y dije al encargado de protocolo: ‘Soy el presidente de Colombia’. Y él me dijo: ‘Es imposible, el presidente de Colombia ya ha pasado ante el Papa’”, contó Uribe sorprendido y divertido a la vez, tras la ceremonia de entronización.

Allegados al presidente relataron a la agencia noticiosa AFP que tal vez se trate de un periodista, probablemente colombiano, que consiguió colarse entre las delegaciones para tener unas declaraciones exclusivas del pontífice.

Finalmente, el verdadero Uribe pudo saludar al Papa, cuya homilía lo había emocionado especialmente.

Lo más inédito fue que, según las mismas fuentes, otra persona después de Uribe volvió a intentar hacerse pasar por el presidente colombiano.

“Tres presidentes colombianos saludaron al Papa hoy (ayer)”, comentó en tono jocoso el mandatario.

El Vaticano no informó oficialmente sobre el incidente.

Tras la muerte de Juan Pablo II, Benedicto XVI ha tomado el testigo como jefe del Estado más pequeño del mundo, pero, sobre todo, como líder de los más de mil millones de católicos del planeta, con una influencia reconocida por los máximos dirigentes mundiales.

Ello se reflejó en la presencia de cerca de 40 jefes de Estado y de Gobierno, además de representantes de casas reales, muchos de los cuales habían presenciado cómo Ratzinger presidía el funeral del papa Wojtyla hace dos semanas.

Reyes y reinas, príncipes, jefes de Estado, presidentes y ministros del mundo entero saludaron a Benedicto XVI después de la misa que marcó el inicio de su pontificado, ayer en el Vaticano.

El Papa, de 78 años, recibió una a una a todas las delegaciones que participaron en su misa de entronización en la plaza de San Pedro.

El primero en saludarle fue el presidente alemán Horst Koehler y su esposa, seguidos del canciller Gerhard Schroeder y el gobernador del estado de Baviera, al sur de Alemania, tierra natal del pontífice, Edmund Stoiber.

Cada dignatario se inclinó ante el nuevo Papa y la mayoría se arrodilló. Las mujeres besaron su anillo y los hombres le estrecharon cordialmente la mano.

A la delegación alemana, siguieron las autoridades italianas, comenzando por el presidente Carlo Azeglio Ciampi.

Acto seguido, fue el turno de las casas reales, comenzando por el rey Juan Carlos y la reina Sofía de España, que conversaron algunos instantes con el Papa, mientras este les tenía las manos con gesto sonriente, el príncipe Alberto de Mónaco; el príncipe consorte de Inglaterra, Felipe; los reyes de Suecia, Gustavo y Silvia.

Con todos ellos, Benedicto XVI intercambió varias palabras, con una actitud muy cordial, tomándoles las manos o posando su brazo sobre los hombros.

Por la parte latinoamericana, fueron recibidos por el Papa los presidentes colombiano Álvaro Uribe, el argentino Néstor Kirchner, el paraguayo Nicanor Duarte, y el salvadoreño Elías Antonio Saca.

Unas 140 delegaciones oficiales han participado en la ceremonia de inicio de pontificado.

Reyes privilegiados

Los reyes de España han tenido un lugar preferente de la plaza de San Pedro, llena a rebosar de fieles de todo el mundo, al inicio solemne del pontificado de Benedicto XVI, el hasta hace cinco días cardenal Joseph Ratzinger.

Juan Carlos y Sofía, que ya estuvieron en Roma el pasado día 8, en el funeral por Juan Pablo II, han regresado ahora para, junto a delegaciones de más de 140 países, dar la bienvenida a un papa que llega a la silla de San Pedro en el comienzo del tercer milenio.

El rey vestía uniforme de gala de capitán general, con el Toisón de Oro, máxima condecoración de la Casa Real española, sobre el pecho.

La reina un traje largo de color blanco, como la mantilla que cubría su cabeza y que llevaba con peineta. Una vieja tradición permite a las reinas católicas presentarse vestidas de blanco ante el Papa, como hicieron ayer Sofía de España y la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo.

Los ministros de las delegaciones oficiales iban de frac.

En su primera aparición oficial como príncipe reinante de Mónaco, Alberto asistió a la entronización luciendo una banda negra sobre la pechera de su traje, simbolizando el luto por la reciente muerte de su padre, Rainiero.