¿Qué pasa cuando un Papa muere?
Ciudad del Vaticano/ Reuters
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Abril 2. (3:35 p.m.) Cuando un Papa muere, la Iglesia Católica inicia los elaborados rituales que marcan el final de un papado y el comienzo del siguiente.

Esta es una guía de lo que sucede: El camarlengo, o gobernador temporal cuando muere el Papa, en la actualidad el cardenal Eduardo Martínez Somalo, confirma oficialmente su muerte, precinta sus apartamentos privados y prepara el funeral y el cónclave para elegir a su sucesor.

El camarlengo y tres ayudantes elegidos entre los cardenales deciden cuándo será trasladado el cadáver a la Basílica de San Pedro para mostrarlo a los fieles. También se aseguran que el “Anillo de Pescador” del Pontífice y su sello principal sean destruidos para que nadie pueda utilizarlos. No se lleva a cabo ninguna autopsia.

Los ritos funerarios durante nueve días, y la fecha del funeral y el entierro la deciden los cardenales entre el cuarto y sexto día después de su muerte. Los papas son enterrados, tradicionalmente en un ataúd de madera de ciprés, en la cripta que se halla bajo la Basílica de San Pedro.

El Colegio de Cardenales supervisa el día a día durante el interregno. Sus poderes son limitados y la mayor parte de la administración central de la Iglesia se paraliza.

El cónclave para elegir al nuevo Pontífice empieza en la Capilla Sixtina del Vaticano entre 15 y 20 días después del fallecimiento. Los cardenales, que están confinados en el Vaticano durante el cónclave, deciden el día exacto. Por primera vez, no vivirán en la Capilla o en las habitaciones próximas al Museo Vaticano, sino en una nueva residencia ubicada en los terrenos del Vaticano.

Hay 117 cardenales de menos de 80 años que podrán votar para elegir al sucesor. Para ello se necesita una mayoría de al menos dos tercera partes más uno. Cuando el cónclave ha elegido al Pontífice, se le pregunta si acepta y qué nombre desea tomar. Después, se le coloca la vestimenta papal, los sastres tienen preparadas varias tallas, y se sienta en el trono de la Capilla Sixtina para recibir a los otros cardenales que guardan fila para rendir homenaje y prometer obediencia.

El mundo sabrá que se ha elegido un nuevo Papa cuando se quemen las papeletas de votación con sustancias químicas especiales para crear el humo blanco que saldrá por la chimenea de la Capilla. También utilizan otras sustancias para crear humo negro, que indica que la votación aún no ha concluido.

Inmediatamente después, el deán del Colegio de Cardenales sale al balcón central de la Basílica de San Pedro para anunciar a la multitud congregada en la plaza el “Habemus Papam” ("Tenemos Papa"). Entonces sale el nuevo Pontífice revestido de su túnica papal y bendice a los presentes.