Preparativos del funeral Una semana de luto mundo@laprensa.com.sv El cuerpo de Juan Pablo II será expuesto a partir de mañana y durante tres días en la basílica de San Pedro para que los fieles puedan ofrecer sus respetos. |
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Los funerales por el papa Juan Pablo II, fallecido anoche, serán oficiados la próxima semana, no antes del jueves, y sus restos mortales serán trasladados a la basílica de San Pedro el lunes por la tarde para recibir el homenaje de los fieles. Así lo manifestó el portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, quien informó que la primera congregación general de cardenales para preparar el cónclave comenzará el lunes, pocas horas antes de que el cadáver sea expuesto en el templo vaticano. Según la normativa vaticana, el cadáver del Papa será colocado en un catafalco delante del Altar de la Confesión, donde tendrá que permanecer tres días; por lo que antes del jueves no pueden ser oficiados los funerales. Desde las muertes de Pablo VI y Juan Pablo I, las exequias son oficiadas en la plaza de San Pedro, en presencia de reyes, presidentes y personalidades de todo el mundo. Los restos de Juan Pablo II fueron trasladados anoche a la Sala Clementina del Palacio Apostólico para recibir el homenaje de la curia. Antes fueron velados por los dos secretarios del Papa, el arzobispo Estanislao Dziwisz y el religioso Mieczyslaw Mokrzycki, así como por las monjas polacas que han cuidado del Papa y del apartamento papal, en el que seguirán durante unos días más, aunque haya sido sellado por el camarlengo, quien obtiene el poder de la Iglesia mientras no haya un nuevo Papa. A las 10:30 de la noche, hora de Roma, se ofició en la plaza de San Pedro una misa en sufragio por el Papa, presidida por el cardenal Sodano. Al mediodía de hoy se recitará en el mismo lugar el regina coeli.
Inició el ritual de las exequias papales Autoridades vaticanas cesaron sus funciones según lo establecido. Una vez fallecido Juan Pablo II se inició una serie de ritos basados en la tradición o normas aprobadas por los papas a lo largo de los siglos. Tras su muerte, el camarlengo del Vaticano, el español Eduardo Martínez Somalo, decretó el fin oficial del pontificado de Juan Pablo II y le quitó el Anillo del Pescador, símbolo del poder papal, y lo rompió con un pequeño martillo de plata.
Los funerales de los papas duran nueve días consecutivos, y sus cuerpos deben ser inhumados entre el cuarto y el sexto día tras su muerte, salvo razón especial, según las disposiciones definidas en la Constitución Apostólica de 1996, definida por Juan Pablo II. El documento establece con precisión todos los trámites que se deberán cumplir para las exequias y el mecanismo para elegir al sucesor. Salvo disposición especial, los papas son enterrados en la basílica de San Pedro.
La última morada del Papa viajero El Papa deberá ser inhumado en la basílica vaticana, cerca de la tumba de San Pedro, según las indicaciones que dejó el pontífice en su Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis de 1996. Pero los cardenales solo tomarán una decisión definitiva después de haber leído el testamento. Un Papa podría decidir ser enterrado en otro sitio. Salvo decisión contraria del cardenal decano, no se conservará para la historia ningún documento fotográfico o sonoro de los últimos momentos de un Papa. Cuando el Sumo Pontífice esté muriendo, o inmediatamente después de su muerte, nadie tiene derecho a tomarle fotografías ni a grabar sus palabras para hacerlas oír después, estipula la Constitución. Esas disposiciones ya habían sido adoptadas por Pablo VI después del escándalo que siguió tras la muerte de Pío XII, ya que su médico personal, Galeazzi Lisi, publicó en un libro las fotos del pontífice en su lecho de enfermo, con la máscara de oxígeno todavía sobre el rostro. Todos los procedimientos previstos en la Constitución Apostólica promulgada por Juan Pablo II el 22 de febrero de 1996 fueron puestos en marcha, aseguró ayer el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls.
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