Excomunión a quien informe
Culto al secreto de selección de sucesor
Redacción de Mundo
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Juan Pablo II advirtió a los 117 cardenales electores del próximo Vicario de Cristo en la Tierra contra cualquier tentación de romper el compromiso de concluir pactos o promesas en el cónclave que iniciará en dos semanas.

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La sombra del Papa

 

El obispo polaco Stanislaw Dziwisz acompañó a Juan Pablo II en las últimas cuatro décadas sin apenas despegarse de él. Le ha valido ser uno de los personajes más influyentes de la Santa Sede.

Dziwisz era el secretario del Papa, función que ha realizado desde que Karol Wojtyla era arzobispo de Cracovia en los años sesenta.

Wojtyla lo ordenó como sacerdote en 1963 y luego empezó a convertirse en su sombra. Su carrera eclesiástica se ha desarrollado al lado del pontífice.

El secretario mantuvo tradicionalmente una estrecha relación personal con Juan Pablo II, pues ambos hablan polaco.

Aquellos cardenales que vendan su voto o concluyan un pacto para la elección de un nuevo Papa están amenazados con la excomunión, según la Constitución Apostólica promulgada por Juan Pablo II en 1996.

“Si en la elección del pontífice fuere perpetrado, que Dios nos preserve, el crimen de simonía (voluntad de vender o comprar a un precio temporal cosas espirituales), decido y declaro que todos estos que sean culpables se enfrentarán a la excomunión”, advirtió Juan Pablo II.

Juan Pablo II participó en los dos cónclaves organizados en 1978, el año de los tres papas, para designar al sucesor de Pablo VI, y unos meses más tarde, después de la súbita muerte de Juan Pablo I, en el que resultó elegido.

La papeleta de voto será rectangular, concebida para ser doblada en dos. En la mitad superior llevará las palabras “eligo in Summum Pontificem” y la inferior contendrá un espacio libre en el que “cada cardenal elector inscribirá claramente, con una escritura en la medida de lo posible irreconocible, el nombre del que ha elegido”, rezan las regulaciones del antiguo Papa.

Antes de comenzar el voto, cada uno de los cardenales electores deberá “jurar que mantendrá el secreto absoluto sobre todo lo que respecta directamente o indirectamente a la votación y al escrutinio para la elección del soberanopontífice”.

Los cardenales “prometen abstenerse de servirse de cualquier instrumento de grabación sonoro o visual”, y está previsto que haya controles “con la ayuda de personas de toda confianza y medios técnicos para que en los locales, la Capilla Sixtina y lugares adyacentes no se instalen medios audiovisuales de reproducción y de transmisión al exterior de manera subrepticia”. Extrema vigilancia rodeará el lugar de votación.



Preparativos en gobierno transitorio

Camarlengo asume

Cardenales de todo el mundo se disponen a celebrar en los próximos días las congregaciones generales y particulares para la próxima sucesión del sumo sacerdote.

El cardenal español Eduardo Martínez Somalo asumió el gobierno provisional de la Iglesia católica, ya que su condición de camarlengo es equivalente a la de un regente.

El camarlengo asume el protagonismo de la Iglesia cuando fallece el Papa y se encarga de gestionar la transición hacia el sucesor.

Llegada cardenales

A partir del lunes se celebrarán las congregaciones de los cardenales, en las que se preparará la elección del próximo pontífice.

El portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, dijo que la primera congregación general de cardenales se celebrará mañana en la Sala Bolonia del Palacio Apostólico.

Según establece la Constitución Apostólica “Universi Dominici Gregis”, durante la sede vacante habrá dos clases de Congregaciones de los Cardenales: una general, de todo el colegio hasta comienzo de elección, y otra particular.

En las congregaciones generales deberán participar todos los cardenales no impedidos una vez informados de la muerte del Papa.

Los cardenales que no tienen el derecho de elegir al pontífice, los de más de 80 años, pueden no participar. La congregación particular está constituida por el cardenal camarlengo de la Santa Iglesia Romana y por tres cardenales, extraídos por sorteo entre los cardenales electores llegados a Roma.

La función de estos tres cardenales, llamados asistentes, cesa al cumplirse el tercer día, y en su lugar, siempre mediante sorteo, les suceden otros con el mismo plazo de tiempo incluso después de iniciada la elección del futuro Papa.

En las congregaciones particulares se tratarán solamente las cuestiones de menor importancia que se vayan presentando diariamente o en cada momento.

Las congregaciones generales las presidirá el decano del colegio, el cardenal Joseph Ratzinger, o el vicedecano.